EL TESTIGO
Yo creo que la película “Lo que el viento se llevó” es una, lo es todavía, de las más taquilleras pasadas por la gran pantalla y el cine de las Televisiones.
Lo digo porque el miércoles por la noche en uno de esos canales de TV recibí una señal que me hizo reflexionar sobre el momento político que estamos viviendo con cierta incertidumbre. Vi la luz. Era premonitorio pese a la antigüedad del relato
Cuando encendí la Televisión ,el plano que apareció era el momento en que Scarlett O´Hara recoge un puñado de tierra del suelo y alzando la mano, el cuerpo y los ojos, toda ella hacia el cielo exclama “Aunque tenga que matar, engañar o robar, a Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre”.
Me vino lo de la lucha por estar en las listas electorales y por el reparto previo de cargos.
La frase encierra todo un programa político, toda una declaración implícita, o no tanto, de intenciones; en todo caso y para evitar susceptibilidades borro lo de matar y dejo lo de robar o engañar, a la vista de lo que el panorama actual nos está enseñando por la vía judicial.
Y por la vía de las filtraciones y de las grabaciones con contenidos tan expresivos que el rubor podría hacerse presente, incluso en personas de liberalidad extrema en el uso del lenguaje.
Y no se trata precisamente de personas que estén en la indigencia o duerman en los vestíbulos de los bancos en invierno. Da lo mismo que sean profesores de Ciencia Política, Economistas, títulos nobiliarios señalados con el índice poderoso, políticos en el uso de sus escaño o paniguados que hayan obtenido un puesto en el correspondiente Consejo de Administración.
Debe ser que se ha convertido , el engaño al otro, el robo a la caja común, en una categoría superior o sea que se ha elevado a normal lo que es un delito y entonces nos quejamos de la lentitud de los juicios e incluso de las diferencias a la hora de aplicar la justicia.
¿Ha habido un cambio de valores mientras yo dormía el sueño de la igualdad, de la honestidad, de la ética? ¿Qué ha pasado?