EL BARÓN ROJO
Este era el nombre de un famoso aviador alemán de la primera guerra mundial y cuya ascendencia aristocrática le permitiría usar el nombre de barón y quizás lo de rojo no le iba ,salvo por el color del avión que pilotaba.
El barón era de una vieja casta conservadora y por tanto el adjetivo rojo solo me cabe suponer que lo era por lo del brillo del mismo color que emanaba de su avión.
La táctica que empleaba era sutil y evolucionaba, como luego lo hizo el recién fallecido púgil Mohamed Ali que se decía que volaba como una mariposa pero picaba como una abeja, hasta hacer caer a su rival y en el caso del barón el rival solía ser devorado por la picadura de la parca, que cortaba con sus tijeras mortales el vuelo del enemigo y eso pese a su aparente elegancia a la hora de saludar a sus rivales
Esto viene a cuento, por si usted se lo ha preguntado, a raíz de los recientes acontecimientos que se han visto en nuestra todavía, pese a todo, joven democracia, porque el tiempo de los países y las Constituciones son tiempos que cursan en esferas distintas de medir. En la vida es el reloj monótono y mortal y en los países es el reloj de arena o la égida del Sol. Otra temperatura y otro tiempo.
He visto como el nuevo barón rojo Iglesias, que presume de nueva hornada, como si acabara de inventar la democracia y los españoles fuéramos algo más que tontos.
Reclama el joven indignado una nueva Constitución y vomita sobre la vieja casta conservadora olvidando su propio origen, lo que es fácil de averiguar con solo seguir su estrecha biografía.
Nadie reniega de él, por supuesto, porque una demostración de cómo hemos sido ungidos por la libertad desde la transición es él mismo y su posibilidad de participación en pleno uso de sus argumentos y consintiendo su apacible voz, saturada de cortejo al socialismo, una vez que ha deglutido a los comunistas,
Ahora se quiere comer, con sus dulces cantos de sirena, a los viejos militantes del socialismo secular.
Su capacidad estratégica de deglución es extraordinaria.
Iglesias se ha vestido de lo que le convenga para seducir a los comunistas que al parecer no han tenido más remedio que suponer que van a tener un determinado papel en esa coalición liderada por un militante astuto y de voz meliflua y carácter aparentemente suave como de ¨agnus Dei·¨y cuyos antecedentes son dignos de estudio y cuyo objetivo es el dominio de los aparatos del Estado.
Un dominio que tienen otros, por cierto, y que a la vista de sus discursos encendidos sobre sí mismos no dejan de dejar en mi una corriente de indecisión. Sé que se habla del voto útil. No sé. Me invade el sopor. Llevo años oyendo lo mismo.