LA CAJA FIJA
Ustedes deben perdonarme por mi desconocimiento de la “cosa pública”. Se ve que hay una caja fija en general en las diferentes consellerías o solo en algunas o solo en una.
Me refiero que la consellería de Infraestructuras…, que dirigía la Sra. Bonig en su momento, si disponía de una.
¿Para que una caja fija?
Los que no estén avezados al lenguaje contable pueden suponer que en esa consellería citada podría existir un caja metálica, de madera, o de otro material poco fungible, donde se guardan expedientes secretos, misteriosos, de alta confidencialidad, para garantizar la seguridad de su tratamiento.
No. En realidad es un concepto distinto. Se trata de una caja teórica que contiene algunos dineros para resolver urgencias u otros menesteres que se sustancian mediante la adquisición y su justificante.
Y héteme aquí que los actuales inquilinos democráticos, en su afán clarificador documental, han encontrado algunos justificantes “extraños” para una caja fija de una consellería ; una caja que en origen parece ser más la caja de un supermercado .
Ya en su momento Doña Isabel Bonig, consellera de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente cuando se hicieron públicos estos gastos por parte de ex altos cargos de ese departamento, vino a justificar entonces esas compras. La ahora presidenta de los populares valencianos consideró «razonables» entonces estos gastos porque entra «dentro de lo normal» cargarlos en los fondos de caja fija y explicó, al respecto, que los productos que se compraron en el supermercado (rosquilletas, golosinas, huevos Kinder, raciones de arroz, pechugas, servilletas, rollo de papel higiénico, ibuprofeno, entre otros) entraban dentro de este concepto y su uso está regulado por esta normativa y está fiscalizado. Además, Bonig señaló que, comprando estos productos, esos exaltos cargos pretendían «aprovechar más el tiempo» permaneciendo en su despacho de trabajo.
En cierto modo lo comprendo. Si hacerse traer del super esas vituallas suponía un intento de ganar tiempo, para atender más expedientes era loable, aunque poco estético.
No me queda claro si en realidad esas rosquilletas venían de la mano personal de la directiva – o sea que salía darse un garbeo matutino y de paso se alimentaba con golosinas, o se hacía la compra por aquello de la conciliación laboral, a juzgar porque se afanaba alguna que otra pechuga con cargo a la caja fija, que no era de la Consellería, por cierto.
¿De quién es? Es nuestra. Si yo lo hubiera sabido habría hecho llegar, vía instancia, un pedido y así todos contentos.
Es una praxis interesante. Es el máster de la corrupción. Empiezas por un huevo Kinder y acabas comprándote un ático en Marbella.
Democráticamente pido se siga investigado hasta el día de ayer.
He observado que muchos empleados, de confianza deben ser, desaparecen de su función, de su mesa para ir a por Kinderes o a hacer gestiones en El Corte Inglés cercano y el de la cola ciudadana está a la espera de su resurrección…menos mal que se está, en ocasiones, fresquito.
En vez da caja fija lo que hay es “cara fija” o de fijo” como quieran.
¿Sra. Pastor, presidenta ya del Parlamento de la Nación Tiene caja fija el Congreso? Solo por saber y entender, sin ánimo de molestar. Muy buenas.