Galletas para Soraya
Se ha hablado mucho estos días del como la Sra. Vicepresidenta del Gobierno, se había hecho “un Aguirre”, como los chuscos llaman al aparcar el coche en un carril bus.
Se iba a comprar cosas a una tienda de la Gran Vía con buenos precios. En el digital de este diario yo la defendí y ahora también.
He creído comprender el asunto. He aplicado una visión territorial y creo que se trata de no “dar el cante” lujoso de atuendos “Vanity Fair” en la periferia, que ahora le toca visitar y compartir en su nueva visión y responsabilidad territorial, otorgada en el nuevo Gobierno.
De la misma forma que la Sra. Cospedal se marca un deseo de “buen viento” en una revista marcial con los marinos, “la niña” de Rajoy no va ser menos.
La he visto en una foto en amable compañía del solido Oriol Junqueras, un hombre de números, pegado secretamente a los votos de los CUP anti todo, y he comprobado que Doña Soraya “luse” una esplendida sonrisa que llena el espacio que su estatura humana no puede dar, dada su talla.
Creo que en consonancia con su catalanidad recientísima debe acostumbrarse a aceptar los posibles regalos gastronómicos de la época, me digo.
Ha de ser un dulce típico y no anticonstitucional.
Yo creo que en una combinación de astucia retadora, a lo mejor Oriol o Puigdemont le han puesto sobre la mesa un postre y ese puede ser : carquinyolis .
Es imprescindible tener una buena dentadura. Yo creo que “la niña”, aunque se rompa un jodido diente, sonreirá.
Se elabora el postre con almendras, azúcar, harina y más almendras y el resultado es algo así como una galleta bastante dura. Es un postre tradicional de Cataluña, pero se encuentra en Valencia, Aragón y las Islas Baleares y se acompaña muy bien con un vino dulce.
No se puede pedir más territorialidad de una vez.
Otros prefieren la crema catalana que empalaga un poco y que distrae.
Se habla de que en la familia Pujol – pendiente, por cierto el asunto- algún miembro gustaba de la crema catalana en demasía y eso obligó a una expansión internacional crematística y ahí seguimos. Espero con ilusión.