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Carlos Pajuelo

Pajuelo: la chispa

EL CUPO

EL CUPO

        Se dice que quien no llora no mama. Yo he visto como algunos recién nacidos lloran como descosidos, parece que están a punto de cascar, y en cuanto la madre les arrima el pezón correspondiente se hace el silencio y pronto la sonrisa beatifica, previa al sueño de los justos, aparece durante las tres primera horas, minuto arriba, minuto abajo, de la próxima mamada.

        La cuestión del apoyo a los presupuestos Generales del Estado por parte de los vascos me ha parecido lo mismo que he descrito en el párrafo  anterior.

        Esto del cupo proviene del siglo XIX. Se anuló cuando Franco por considerar a Guipúzcoa y Vizcaya provincias “rebeldes” y la Constitución devolvió ese privilegio.

        Ahora hay que renovarlo mediante una Comisión y de momento, para abrir boca, se han librado unos  millones ofreciendo los vascos a cambio su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado. Será solo de momento. Luego habrá, seguro, que dar de mamar otra vez.

        El cupo es:

 La aportación anual que realiza el País Vasco al Estado en concepto de gastos generales que éste asume por las competencias no transferidas, como Defensa o Casa Real, así como la representación exterior, mantenimiento de las instituciones comunes (Congreso, Senado, ministerios) e infraestructuras (puertos, aeropuertos, AVE).

      Ellos mismos se gestionan la fiscalidad frente a nosotros, por ejemplo, que todo pasa por D. Cristóbal, en este momento.

      Hablan de territorio histórico y me da la sensación que nosotros, la Comunidad Valenciana, acabamos de nacer a España ayer. Siempre he pensado que el “ofrenar noves glories a España” es como ofrecerse en sacrificio. Es como darse al vicio nefando, que así lo señalaban quienes critican la libre elección de sexo, postura y uso.

      Pese a la letra constitucional  no todos somos iguales ante la Ley. Eso genera aflicción cuanto menos y un permanente mosqueo, cuando se acercan las fechas en las que Hacienda hace exhibición de aquel slogan de que “Hacienda somos todos”. Algunos lo terminaban con carteles y  varios jijas que, seguro, hoy serían objeto de investigación por la fiscalía. Cómo está el patio.

      Al margen de Canarias, otro asunto pendiente, no existe demasiados territorios en Europa con esa libertad “cuponal”. Vamos tirando.

 

 

       

 

 

 

 

 

 

 

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Por Carlos Pajuelo

Sobre el autor

Profesor emérito Universidad, escritor , publicitario y periodista. Bastante respetuoso con los otros. Noto la muy mayoría de edad física. Siempre me acuerdo de aquello de "las horas hieren y la última mata" y para aquel que trate de averiguar que significa esto ; cada uno que crea y piense lo que quiera


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