NO SEAS MUERMO
No sé si decir muerma para evitar la cosa discriminatoria de género, aunque en esto de la muermez me da igual A que B o atrás que adelante, que arriba o abajo o sea, él que ella.
Habiendo dejado claro hasta la fatiga que me da igual me centro en la noticia, publicada en este diario. Dice así:
El anuncio de una empresa ha hecho saltar todas las alarmas al discriminar a personas por su nacionalidad. El anuncio en cuestión reza: “Buscamos personas desinhibidas y de buen humor. La preferencia es por brasileña o por nacionalidades igualmente alegres, rechazamos portuguesas”.
De inmediato me lanzo a especular. Lo primero que he hecho en tratar de desinhibirme y he dejado el ordenador un rato y me he ido a tomar café y como cerca de mi casa solo hay locales regentados por miembros de la amplia comunidad china he tenido dudas acerca de cómo se desinhibe uno frente a un ciudadano del lejano universo de la Ruta de la Seda
Primero sonreír mucho, esa es la clave. He sonreído tanto, para desinhibirme, que tengo la mandíbula un poco desencajada; he buscado un pueblo chino en el Google de un tamaño como Torrente- que allí tengo yo amigos y ese pueblo me cae muy bien- y lo he pronunciado y ella, era una señora enjuta y un poco amarilla de cara, ha enarcado las cejas, ha puesto ojitos de no entender nada y ha sonreído.
Me ha puesto un café horroroso y he sonreído y cuando me he ido he meneado la mano en gesto adiosero y juntado la dos manos sobre mi regazo por si era budista y me he ido, no sin antes lanzar al aire dos sonoras carcajadas en plan buen humor para seguir la norma del anuncio.
No me he atrevido a darle dos palmadas cariñosas en la espalda “per si acas”, porque mis conocimientos de karate están a cero. (Nunca se sabe lo que puede haber tras una sonrisa de una dama china en el ejercicio de su defensa comercial).
Esta columna está quedando muy larga y lo dejo aquí. Mañana seguiré porque yo he tenido tratos, académicos, con una profesora portuguesa. Lo contaré.