HE SENTIDO MIEDO
Ayer fue el último día de la primavera y hoy es el primero del verano y eso, lo sé, no es noticia en si mismo pero para mí sí lo es.
Ese dato me permitió escribir ayer una larga columna y darme un paseo por la cercana y no siempre limpia playa y hoy, antes de seguir mi plan de buscar la luz del día, me he puesto frente al espejo porque antes de hacerlo y en modo “pelota picada” he mirado hacia abajo y no me he visto los pies.
He sido durante la noche víctima del ergotismo. ¿Ergotismo? Calma. Lo he leído hace poco y tampoco lo sabía y es lo que sigue.
El ergotismo, denominado en el uso coloquial como “fiebre de San Antonio”, “fuego de San Antonio” o “fuego del infierno”, es una enfermedad causada por la ingesta de alimentos contaminados por micotoxinas (toxinas producidas por hongos parásitos), o por abuso de medicamentos que contengan esta misma sustancia. Está causado fundamentalmente por el ergot o cornezuelo (Claviceps purpurea) que contamina el centeno y, mucho menos frecuentemente, la avena, el trigo y la cebada.1
El caso es que algunos enfermos llegan a perder los pies y / o algún miembro de su cuerpo (Dios mío que no sea el que yo más estimo) pero! oh, albricias! era solo mi prominencia estomacal ( alias barriga) la que me impedía ver a mis pies, los que me llevarán a la playa.
Siempre he mantenido que fabricar mi barriga ha costado importantes cantidades de dinero y ha servido para resarcirme de la hambruna familiar en la postguerra.
¿Que hacer para no perderla y no ser el blanco envidioso o asqueroso de las miradas del respetable?
He encontrado una hopalanda a manera de pareo masculino de cuando me dio por seguir una temporada la cosa oriental en busca de la paz interior y mira por donde, yo que lo guardo todo, ahora me va a servir.
Sé que soy jodidamente insolidario con los que de otros países o razas (etnias) pululan por las orillas intentando ganarse la vida mediante la venta de pareos que ondean con magistral pase no mortal de toreo.
Lo siento tíos. Ni un duro. Seguid disfrutando de la exhibición tanguista y topless del mujerío universal.
De todas maneras voy a darme al jengibre y al melón que están llenos de propiedades, dicen, adelgazantes. Adieu