LO SIENTO NO PUEDO IR

         Acabo de leer en mi diario de cabecera, o sea este, que hoy es el día de las damas en Ascot.

         Aclaro que si yo fuera un pseudointelectual e incluso un tipo pijo presumido en esta materia del diario de cabecera hubiera citado el Post o el más democrático New York Times, pero que quiere usted, pertenezco al grupo de valencianos grotescos a la manera citada por nuestro respetado y ciclista alcalde.

         A lo que iba. A mí me encanta ASCOT y sus sombreros encima de las cabezas que quieren destacar y pagaría los más de 200 euros por sentarse en la terraza en último caso.

         Estar a la pasa o sentarse a mirar, observar y comentar la jugada sobre quien pasa es barato y social, aunque muchos dicen que es una manera de ser cotilla, así que imagínese usted si mi diario me hubiera enviado de corresponsal interino.

         Si me hubiesen enviado me habría tenido que costear un “uniforme” de dandi o el consabido chaqué en negro, por si te cruzas con alguien de respeto real.

         Es evidente que el alcalde la Coruña, a la sazón de la organización política Podemos, dicen que apareció el otro día recibiendo la visita obligada y protocolaria a dos marinos (alemán e inglés) enfundados en sus sendos y lustros uniformes con su medallas incluidas en solapas,  con una cierta camisa anti sistema.

          Los faldones camiseros colgaban como banderas de una falta de protocolo,  que su ilustrísimo alcalde que lo es exhibía con fresca soltura la idea de que “yo el protocolo me lo paso por el escroto”. Digo yo que sería eso.

         Se ve que los marinos eran la cristalización de la oligarquía militar y sus uniformes un insulto a la clase obrera.

         Este alcalde y el nuestro no podrían ir a Ascot o no les dejarían entrar.

         No hablaré mal de mi alcalde(es de todos) para no perjudicar su carrera. Me gustaría que diera la vuelta a la cosa protocolaria y no diera el cante, aunque con el calor ya se sabe.

         Se ve que a los de Londres les da igual “la calina”, porque se marcaron 33 grados y ahí los tiene usted hechos un brazo de mar. Los del Brexit han dado el pistoletazo de salida al verano.

         Me quedo con ganas de ver esos tocados pamelisticos con adornos imposibles. Los veré en este diario de cabecera (creo que esto lo he dicho ya, pero tampoco pasa nada por mentarlo dos veces; no nos pongamos interesantes por una duplicidad de tres al cuarto)

         Amo Ascot y no lo he visto nunca, como también amo los saltos de los masai y tampoco los he visto nunca.

         Empieza a pasarme como a Tartarin de Tarascón de Daudet y que recomiendo vivamente para leer bajo una sombrilla a la fresca degustando brevas (per San Joan bacores).

         En Tartarín de Tarascón, Alphonse Daudet se burla afectuosamente de las manías de ese lector apasionado que cree (todos lo hemos creído alguna vez) poder convertirse en lo que lee: cuando Tartarín se transforma en turco, gracias a sus lecturas se vuelve más turco que los propios turcos (al igual que otros fueron más marxistas que Marx o más librecambistas que la Thatcher). (Fuente   fCarlos García-Tort)

         O sea que no voy a Ascot o no veo en directo a los masais y sin embargo lo creo y me identifico. Hay que leer más y se ahorrará usted el chaqué o el calor. Bon jour.