EL CASO DELOS RELOJES DEL Sr. GRAU
He leído, en este mi diario, que el hombre fuerte del extinto Ayuntamiento popular en tiempos de la Sra. Barberá (q.e.p.d) ha solicitado a la judicatura que entendió de su caso, que hagan el favor de devolverle su 40 magníficos relojes, acreditados como suyos después de todo.
Relojes luxury, se ve.
Esa petición, amparada por la Ley, me hace a mi reflexionar sobre el posible estado de pérdida de noción del tiempo en el que podría estar el ex teniente de alcalde y también sobre donde guardan lo que toman, como prenda , sus señorías para garantizar la cosa judicial.
Hace algún tiempo se dio noticia de la desaparición, en un alijo de droga, de una cierta cantidad de la misma – se demostró que la desaparición no lo fue por un fenómeno físico químico resultado de alguna fermentación o algo parecido; fue un fenómeno meramente físico. Alguien, alguno o algunos, se la había llevado. Se la habían llevado cruda.
Sé que existen leyes que garantizan el cuidado, la custodia de esas prendas y que, en ocasiones, sirve para paliar “la destroza” del delincuente.
Esta España blanca de mi esperanza es proclive a generar decretos, leyes, reglamentos que han de volver loco a un opositor que se lo quiera saber todo…pero luego su aplicación encuentra serios valladares, enormes murallas de falta de recursos, que hacen inviable, en ocasiones, el cumplimiento de la norma. ¿Entonces?
Nada que el Sr. Grau, apercibido en si mismo por su falta de 40 “pelucos” de altísima gama en su posible colección, se ha dado a la reclamación y con audacia y cortesía ha reclamado.
¿Qué será, será? ¿Habrá devolución, funcionarán todos los relojes mágicos de multimillonario precio individual? ¿Estarán completos?
¿Que pasa si falta alguno o en su excelente y artesanal precisión nos falta una correa, una corona o algo parecido?
¿Está capacitado el galeno Sr. Grau para peritar el estado final de su botín, pagado escrupulosamente mediante el diferencial canjeable? ¿Qué significa eso?
Nada, que yo llevo un artículo de determinada calidad y pago la diferencia que hubiera, o hubiese, entregando el que llevo más una cantidad en metálico por el que quiero que sea de mejor calidad. Un trueque limpio y a tiempo.
! No me diga usted más! No. Yo no digo nada. Es cosa de la justicia y en justicia si ha sido exonerado, que le devuelvan el tiempo perdido.
Seguiré el asunto. Ahora me voy, que en mi reloj japonés de tres al cuarto, se me ha hecho la hora. Buenos y frescos días.