ESTOY ENCARCELADO ENTRE ANIMALISTAS, BUDISTAS Y NUTRICIONISTAS e independentistas (aquí minúscula)

He nacido en un tiempo en el que los toros era orgullo nacional, la fiesta por excelencia y venían afamados escritores y hablaban delicias acerca del vino que ingerían y lo valientes que éramos corriendo delante de los astados. Salvajes, pero valientes…por lo menos eso escribían, aunque yo he sido siempre un cobarde en materia de toros y otras cuestiones (a lo mejor estoy vivo todavía por eso).

         Y estaba lo de España que era una, quizás no tan grande y en vías de libertad, pero UNA.

         La única religión verdadera era la católica, apostólica y romana (eso iba cambiando según quien dirigía la Conferencia Episcopal, pero entonces eso no lo sabíamos y tampoco sabíamos qué papel tenía esa conferencia) en todo caso asistíamos a misa oyendo acojonantes  descripciones del infierno que ponían los pelos de punta y hablarte de los males de la masturbación.

 ¡Amparín que buena estás! Decíamos los de clase a una pizpireta trinitaria que conocíamos. Se ve que eso era machista y nosotros sin saberlo.

         Luego nuestras madres, en general. Nos atiborraban de legumbres, hidratos de carbono y azúcar, ya que por entonces lo único importante era comer y sabíamos poco de contenidos, si acaso conocíamos, por los más listos, que había un señor que se llamaba Grande Covián que decía que se podía comer de todo pero en cantidades pequeñas o más prudentes.

         De repente, o quizás no tanto, el alma de los animales ha aparecido y cobra, en ocasiones, más importancia que la de muchos humanos y los movimientos radicales  han hecho presa de los conversos que como todo converso que se precie es radical.

         La meditación trascendental empezó a integrarse en los ojos cerrados de los primeros practicantes de yoga y ahora si no estás en esa línea, aproximadamente, eres un facha casi un antiguo y desde luego poco abierto al progreso mental.

         Llegan los nutricionistas y te amargan el verano, el otoño y parte del invierno (la primavera me la dejo para mi, si no les importa) y ahora hemos pasado del Bio a lo Eco y así vamos cayendo del salvajismo, se ve, al progreso y entretanto los grandes grupos de todo tipo se mean de risa con lo que van logrando, fuman puros y beben ambrosías,  mientras cuentan el dinero de los cada vez más locos españoles.

         Aprovechando tanta gilipollez los independentistas han visto la blandura, el buenísmo y la ternura de nuestros capitostes y cada día nos sodomizan un poquito más.

         No es que quiera volver al espíritu nacional, no. Es que me retiro a pensar. Me ha entrado hambre y, lo siento por los nutricionistas enemigos de la grasa y la mala proteína, pero me voy comer un blanco y negro con un vaso pequeño de vino de Requena o Rioja, o gallego.

         Estoy encarcelado y encerrado en la cárcel de la modernidad. Desconecto el móvil y me retiro, un poco, de los wassaps.

A lo mejor me voy a los toros, mire usted y cuando oigo bajar bandera me cuadro y cuando veo un muerto me santiguo. Soy un puto antiguo. Hasta luego….!ah! y cedo el paso y el a las señoras.  Era un desahogo inútil…a lo mejor, o no.