LA CHISPA
24.08.10
CARLOS PAJUELO DE ARCOS |
Sí. Lo he meditado mucho a raíz de una noticia que me asalta al menos una vez al día. Abandonar a una perro puede costar hasta 18.000 euros de multa y abandonar a un viejo nada.
Una colega profesional, infinitamente más joven que yo, me lo dijo ayer en Facebook «estás mayor Carlos» y hoy contesto: «es cierto Sonia, soy mayor pero no estoy mayor» lo cual no dejar de ser un eufemismo que nos permite el uso indiscriminado del español, tan opulento en posibilidades.
Los perros son objeto de conversación íntima entre el que lo pasea y el can. Lo he visto mirar al paseador con ojos comprensivos y eso vale mucho.
Se sabe que no hace falta, a veces, decir nada; solo con que te miren con cara de escucharte, aunque no te comprendan, sirve.
He leído el sábado, en este diario algo que no me deja reposar y me lanza a terrenos especulativos que, como mínimo haría las delicias de mi amigo, tristemente desaparecido, el psiquiatra Alfredo. Se trata de un spa para perros.
En mis ensoñaciones perrunas- guau- me veo bañado, peinado, perfumado y acunado en los brazos de mi ama que me ama más que a su vetusto esposo. Yo hablo ahora como perro. ¿Debería decir ladro como perro? Es la eterna duda.
Uno que pasa y lee esto antes que usted me dice: «No es por nada pero también hay perros callejeros» y me jode la columna, aunque yo no me arredro fácilmente.
¿Callejero? Eso es libertad. Me iría a ver lo que hacen los humanos y le preguntaría -el problema es cómo- al actual alcalde de Benidorm,el supermegatránsfuga sí-: ¿es cierto que se gasta más de un kilo de eurillos de nada en ágapes y asesores y sigue?
También le hablaría-ladraría al míster de la Diputa alicantina Ripoll sobre esa basura de las adjudicaciones de la ídem en Orihuela.
Conmigo no hay problema. Ya se sabe. «Perro ladrador poco mordedor». No soy un doberman, soy un perro callejero de merde que solo mira y ladra un poco. Apenas un voto. ¿Apenas? Sí. Un adjetivo negativo. Los va votar su mamá. Buenos días.