MANOLO Y LOS MÁS DE 40.000 INCOMUNICADOS POR TREN

Hay muchos Manolos en España que suspiran por su pueblo y que quieren mejorar el estado de sus infraestructuras, sus servicios etc. y son ignorados por quien tiene la obligación de tenerlos en cuenta.

Este Manuel al que yo conozco y del que obvio por respeto el apellido, es testigo y promotor en el Puerto de Sagunto de algo tan simple como el que, aprovechando unas vías que están a un paso, se restituya la comunicación entre el Puerto de Sagunto y Sagunto por ferrocarril de cercanías; ya hubo un trenecillo que usando los servicios del que bajaba desde Sierra Menera era aprovechado para el transporte de viajeros desde el Puerto hasta Sagunto. Aquel, desde el cierre de la Siderurgia, quedó en el olvido practico y dejo de cargarse el coste a la Siderurgia.

¡Qué momentos aquellos que yo viví en el campo del Acero viendo y oyendo como algunos líderes sindicales juraban dejarse la vida antes que el cierre y eso está firmado por mí y publicado en este honorable diario!

En unos días Solchaga, el ministro, dio orden de cierre y Lerma tuvo que ser rescatado de entre las voces y cuerpos de los obreros que cercaban la Administración de la planta de acero.

Por cierto, me he enterado de que algunos de aquellos que gritaban han dejado esta vida terrenal y lo han hecho con serenidad y paz. El Señor los tenga en su santo seno

Menos mal que lo que queda de la Siderurgia es el Horno alto 2 que como muestra está a la entrada del puerto y se puede visitar como turista. Lo he hecho. Bien.

Los “coreanos” como llamaban a muchos de los que vinieron a dejarse la piel quemada en las coladas, han dejado descendencia afincada ahí en el Puerto. Quieren ser atendidos.

El Puerto de Sagunto y Sagunto no son independientes el uno del otro. Sagunto es el cabeza y el Puerto queda, pese a su numerosa población de unos 40.000 habitantes, marginado, a un lado de las vías centrales de comunicación y como Sagunto pueblo tiene estación alguien se ha dicho: “qué más quieren o que vayan en autobús o en coche, o en bicicleta o andando” hasta la oposición puede haber exclamado en un arrebato un “que se jodan”. No lo creo, pero…digo yo que mejor lo han pensado así. No se entiende. No estaría bien.

Sucede que yo ahora en vez de acudir a grandes manifestaciones de los partidos que enseñan músculo y tratan de demostrar lo fuertes que son y los apoyos que tienen, me he decidido a contemplar las pequeñas manifestaciones que se suceden en innumerables pueblos reivindicando cosas de andar por casa y que sirven para marcar la diferencia entre un cierto estado de bienestar y la línea a de sentirse olvidados, abandonados por el Estado, ese que se escribe con mayúscula.

Hacer esa línea cuesta 2,5 millones de euros, el proyecto está hecho y pagado por la Generalitat en su día.

Hay poblaciones más pequeñas, Albal por ejemplo, donde se va a construir una estación y algo más y el Ayuntamiento ha puesto recursos de su parte.

El caso es que más de 12 mil individuos reclamaban la semana pasada, el jueves, como un solo cuerpo esa línea.

-Estaban, parece, todos los representantes políticos- y Manolo también.

¿Yo? Estaba en otra manifestación.

Harían bien estos políticos que se llenan la boca de promesas en bajar al barro de la lluvia, al rail del tren que no pasa, en atender lo que verdaderamente interesa y dejarse de fruslerías identitarias que no sirven más que para enredar, a enfrentar y dividir.

Es momento de poner el tren en los railes y dejarse de discursos y mítines a los que solo asisten los fieles. Muy buenas.