LAS LÁGRIMAS (papel y digital)
Ha sido una semana llena de avatares, frases, alegría para unos y tristeza con rabia para otros.
Incluso hemos podido averiguar como a una diputada le importaba un comino la gobernabilidad de España y eso es de gran interés informativo a la hora de sentarse a negociar, si fuera el caso, con su grupo.
Ya se cumple aquello del que avisa no es traidor y si queremos dialogar con ella ya se sabe de qué pie cojea.
Hemos visto en el Congreso el detalle de entregarle un ramo de flores, desde la bancada de Podemos, a la diputada catalana, que padece cáncer y que no pudo asistir a la primera votación de la agobiante y apretada investidura.
El Sr. Iglesias ha sido rápido y se ha llevado la foto y ha dejado prenda pública de su talante humano, a la par que cortés.
Cuando finalmente acaba la tensa reunión congresual y queda claro, cristalino, que el Sr. Sánchez es el presidente, el Sr. Iglesias es captado por las cámaras que se recrean sobre su cara, mostrándonos un hombre llorando.
He aquí la pregunta especulativa: ¿Por qué lloraba el “hombre de Galapagar”?
Los científicos al uso dan a las lágrimas una función de oxigenación y limpieza de los ojos, pero también se extienden en la teoría sobre el porqué de su surgimiento. ¿Enojo, sufrimiento, luto, dolor físico, alegría?
No pude observar ningún plano en el que a las lágrimas le acompañase un sollozo o tos disimuladora, su pecho no se agitaba espasmódicamente.
El Hipotálamo del Sr. Iglesias funciona y eso me gusta, porque puede servirnos para moderar sus impulsos revolucionarios que tanto gusta, o gustaba, de exhibir antes sus inscritos y añadidos, excitándoles hasta casi las barricadas.
Deduzco pues que sus lágrimas ¿naturales? eran producto de la alegría, de haber culminado su personal Everest o Naranco de Bulnes por la cara Norte o de llorar por no terminar de creérselo.
Yo espero que sus lágrimas no sean negras como las que muchos miembros de la mara Salvatrucha se hacen tatuar.
No creo que esas lágrimas se guarden como demostración de “haber cumplido”, al estilo de las plañideras romanas. Loado sea el Señor si, como supongo, todo va bien.-