DE LA EUTANASIA
Mi amigo el galeno Javier, me decía ayer domingo, en charla amistosa telefónica- que esa dinámica mantiene un binomio de proximidad y distancia bastante para no ponernos en peligro y a tiro de la asesina COVID (utilizo lenguaje inclusivo a mayor gloria del progresismo andante)-que no me había leído nada sobre la eutanasia, tras su aprobación en el Congreso.
Le dije que estaba pensando y ahora que lo pienso digo que me asombré ante el furor de los aplausos de los parlamentarios, porque parecía que hubiesen contribuido a un gran descubrimiento a favor de los ciudadanos a quienes representan y lo que allí se había legislado no era sino autorizar al suicidio asistido…de inmediato suena en mis oídos lo que pueden pensar aquellos que están a favor y la catarata de insultos, apoyados en la libertad de expresión, que pueden variar desde retrogrado hasta meapilas
Lo asumo y enciendo una vela petitoria por aquellos médicos que intervengan en el proceso, los que tienen que firmar.
¿No habrá una contradicción moral al romper el juramento de honor que el médico hace con el hecho de autorizar con su firma la muerte de otro ser humano?
Como no soy miembro del colectivo busco el texto de ese juramento y lo copio aquí y sí, por casualidad, alguno que si pertenece a ese colectivo lee esta abultada columna, se lo recuerdo aquí y ahora:
COMO MIEMBRO DE LA PROFESIÓN MÉDICA, PROMETO SOLEMNEMENTE:
DEDICAR mi vida al servicio de la humanidad;
VELAR ante todo por la salud y el bienestar de mis pacientes;
RESPETAR la autonomía y la dignidad de mis pacientes;
VELAR con el máximo respeto por la vida humana;
NO PERMITIR que consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mis pacientes;
GUARDAR Y RESPETAR los secretos que se me hayan confiado, incluso después del fallecimiento de mis pacientes;
EJERCER mi profesión con conciencia y dignidad, conforme a la buena práctica médica;
PROMOVER el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica;
OTORGAR a mis maestros, colegas y estudiantes el respeto y la gratitud que merecen;
COMPARTIR mis conocimientos médicos en beneficio del paciente y del avance de la salud;
CUIDAR de mi propia salud, bienestar y capacidades para prestar una atención médica del más alto nivel;
NO EMPLEAR mis conocimientos médicos para violar los derechos humanos y las libertades ciudadanas, ni siquiera bajo amenaza;
HAGO ESTA PROMESA solemne y libremente, empeñando mi palabra de honor.
¿No hay contradicción? ¿Ese juramento de valor teórico ya no es `progresista?
Es que es muy garantista la Ley aprobada, me dice alguno que es partidario; si ya sé que falta el Senado, aunque algunos pensemos que sobra este extraordinario cementerio de elefantes.
Creo recordar que somos un país récord en trasplantes, que tenemos un instrumento llamado testamento vital, que existe la muerte asistida mediante los cuidados paliativos (lo he sufrido y vistopadecido) y me pregunto si realmente hace falta la ley citada).
Aquí es cuando me miro al espejo y me digo que pronto puedo caer en una depresión por contacto visual y a lo mejor me dura menos de 15 días (no sería tal depresión, me apunta un enterado) y me quiero retirar en el último momento. Si. Sé que puedo hacerlo, pero si me estado de debilidad es tal que no me atrevo me dirigen al matadero sin excusas.
El ser humano es egoísta y debe ser por naturaleza. Puedo intuir intereses en la toma de decisiones y eso me lleva a un abismo de posibilidades en las que no entro y en todo caso dejo para quienes piensan en esas cosas.
Yo estaría finalmente de acuerdo con una política de refuerzo de recursos para mejorar la asistencia al final de la vida y siempre defendería un tránsito apacible y digno lejos de la inyección letal que me suena a ejecución.
Buenos días. Les deseo a todos unas fiestas lo más saludables y felices dentro de lo que cabe.