EL BALANCE
Como estaba previsto el presidente Sánchez se ha “marcado” su correspondiente intervención navideña y de fin de año. La intervención ha sido larga como no podía ser menos; había mucho que prometer y repasar en torno a los porcentajes de cumplimiento. Queda mucho camino por delante y sorpresas.
La catarata de datos ha confluido en la mesa del Jefe de Gabinete que les ha dado forma a través de su numeroso equipo. Una riada de cifras que apabulla al atento telespectador, dando la sensación de todo muy estudiado.
Una ligera aproximación científica mediante la exhibición sobre gráficos. No era imprescindible sabérselo de memoria, solo el tono, la postura y el traje de color azul jugaban a favor del presidente. Eso el Dr. Sánchez lo borda.
Hacía algún tiempo que nuestro líder no visitaba, plasmáticamente, nuestros hogares con sus sermones y con su voz melosa en ocasiones y determinada en otras, para ofrecernos una demostración de flexibilidad en “blue”, siguiendo los consejos de sus asesores; un color preferido por quienes estudian poses y vestimentas favorecedoras.
Recordada por algunos aquella batalla televisiva entre Kennedy y Nixon. El color, dijeron, jugó una parte importante del éxito del católico Kennedy. Yo creo que eso pudo ser, pero también creo que los contenidos programáticos tuvieron un peso.
Se rumorea que la desaparición de Sánchez de aquellos interminables mensajes sabáticos se ha debido al peso de los votos potenciales que se podían perder. No conviene ser pesados.
En la intervención del presidente español habría que destacar al menos un par de cosas. La llamada Ley de la Corona y el indulto a los golpistas, dado que en Febrero tendremos elecciones catalanas a las que, por cierto se incorpora el ministro de Sanidad el Sr Illa como candidato a la presidencia de la Generalitat ,siendo el secretario del PSC el Sr. Iceta que ha dado un paso al lado en una pirueta bailable y cuyo ritmo desconocemos en su número siguiente del que fue candidato al Senado y no llegó a disfrutar del mullido sillón
Hay que preguntarse a cambio de qué