MIEDO CONTAGIOSO

Como a todo el mundo a mí me pasan cosas y yo tengo la suerte de contarlas en un diario, con lo que la cosa toma cuerpo público y compromete más a quien lo escribe; advierto que no todo es cierto en su totalidad y sí lo es en el fondo del concepto.

Me acabo de poner un impermeable, para tener una coartada de cierta libertad.

Es el caso que yo esperaba un autobús cualquiera de Grezzi que, a veces, se apelotonan formando una muralla roja de asientos vacíos, cuando llegó uno casi lleno y al abrir las puertas algunos ágiles viajeros saltaron sobre la cinta pintada de amarillo, con granos metálicos, que bordea la parada.

Tras ellos una señora con dos bolsas llenas intentaba bajar, sin soltar las bolsas, y ofrecía la sensación de un equilibrio inestable y quien esto escribe se apresuró a intentar ayudar.  ¡Oh! Sorpresa, la señora entró en modo miedo y rechazó mi mano, apretó las bolsas y basculó de tal suerte que dio con su culo, de proporciones, por cierto, muy abundantes ,al tiempo de ofrecer un semblante parecido al cuadro de El Grito, del noruego Munch, cuya expresividad todavía es objeto de análisis.

Percibí el miedo en la cara de la pasajera contrita, angustiada por si le pasaba algo malo o ante el desconocimiento de lo que iba acontecer después; la imaginación de la mujer le estaba pasando factura.

No pasó nada. Otros vinieron y entre todos la sentamos en el duro banco de hierro de la parada y otra joven se quedó un rato hablando con ella.

Este mínimo y cotidiano suceso me llevó a pensar en que, en estos tiempos pandémicos, el miedo se ha contagiado también y se dan casos extremos como pulsar el botón del ascensor con una llave para evitar contagios, como lo opuesto y es negarlo todo practicando conductas de aparente riesgo como terrazas a tutiplén sin mascarilla que llevarse a la boca y jugando a ser allegados sin serlo. Pillines.

El miedo es contagioso y diverso. Se teme a lo desconocido, se teme al cambio, a la oscuridad, a los animales, a los políticos (este es de reciente aparición). ¡Cuidado con el miedo!