DE LA PATADA EN LA PUERTA

Los días 21 y 22 de marzo, agentes de la Policía Nacional accedieron, sin orden judicial, a sendos pisos de Madrid en los que se estaba celebrando una fiesta ilegal sin respetar las medidas contra el COVID. En un caso utilizaron el método del “resbalón” pero en otro emplearon un ariete para tirar la puerta abajo. En el atestado alegan que los jóvenes se negaron a abrir para identificarse y de ese modo incurrieron en un delito grave de desobediencia. El Gobierno avaló esta actuación justificando que no era una morada a pesar de que, como informó este periódico, en ambos casos estaba en el interior el inquilino de la casa(fuente: vozpopuli/alejandro requeijo)

La jurisprudencia hasta hoy parece clara, incluso hasta para alguien que estando en el interior de un lavabo público o en el interior de una caravana o en una tienda de campaña, se le reconoce como espacio amparado privado ,con la calificación de hogar y para permitir el acceso, por parte de una autoridad, es necesario disponer de una orden judicial.

Al parecer en este caso las diligencias policiales hablan de que los habitantes de ese piso-clasificado como turístico- alegan la negación a identificarse lo que es insuficiente como sustituto a la orden judicial. NO BASTA con ese razonamiento,

Yo comprendo a los agentes en los que delegamos para garantizarnos la seguridad de nuestras personas y nuestros bienes; también comprendo hasta que punto esta tarea conlleva riesgos inherentes al ejercicio de su función, como los bomberos en acto de servicio o los médicos sujetos a errores en la práctica de su admirable gestión. Y por ello gozan de general aprecio.

Vivimos tiempos difíciles en los que los decretos ley, las ordenanzas “mascarilleras” etc. tiene diversas interpretaciones al carecer de un Gobierno Central que asuma el control absoluto de las decisiones de este tipo y cada autonomía hace de su capa un sayo- y veo la buena intención más que el conocimiento científico en algunas imposiciones,

Leo que la Sra. Merkel en Alemania – señora alejada de toda duda en relación con su capacidad organizativa-ha dicho hace algunas horas que la suavidad y diversidad en el cumplimiento de normas relacionadas con el COVID la obligará a tomar el control total de Alemania, Y la Ley lo permite.

Ese parece un buen camino para evitar una interpretación de las normas y dejar el juicio de una acción en manos de la interpretación de los agentes de la autoridad olvidando el supremo, hasta ahora, derecho del individuo.

Recordemos cuanto ha costado conquistar la libertad de nuestras actuales compatriotas y cuando la ley aquella de “la patada en la puerta” ha quedado bien sustituida por un documento emitido por un juez para estos casos y que tiene un nombre: orden judicial.

Finalmente, no se nos puede escapar el espíritu de quienes tiene que aplicar “in situ” la orden recibida contra las fiestas, tras más de un año de vaivenes ordenancistas y se echa de menos el como en otros territorios y en otros asuntos el rigor parece menor y no me cabe duda de que hay en todo, como siempre, un aire de matiz político

Ahí está sin ir más lejos la protesta de los mossos catalanes que se ven coartados en sus actuaciones y no disponen del material necesario para cumplir con su función.

Demasiados “decretos ley” aficionan a algunos miembros del Gobierno al uso del “ordeno y mando” sin acordarse de la existencia de otras instituciones “inventadas” para servir de freno y contención a la deriva totalitaria que siempre adorna al ser humano.

Esto del COVID ampara a muchos deseos inconfesables de abuso y también da a luz a muchas conductas de solidaridad. Hay que pedir calma. ¿No?