LIBERTAD DE EXPRESIÓN

¡Animal! Ese es, al parecer, el calificativo que ha golpeado los oídos de la tercera autoridad de USA, la Sra. Nancy Pelosi a cuyo marido le rompieron la cabeza a martillazos uno de estos pasados días, con un martillo esgrimido por un feroz seguidor del republicano expresidente.  Ha sido pronunciada por el expresidente Trump entre otras lindezas como la que sigue: “…un radicalismo populista que le llevó el martes a pedir, por segunda vez en dos semanas, que los periodistas que invoquen el secreto profesional sean enviados a la cárcel y violados,…( fuente El Mundo).

Leído lo anterior se podría decir que vivimos en España, pese a todo, un paraíso donde los que escribimos todavía tenemos un margen de libertad que, por cierto, se estrecha cada día un poquito más. Lo hace por el simple método de que los amigos del Gobierno van siendo “masajeados” con guantes de dinero y filtrando deliberadamente las noticias o alterando su posición en las aperturas de algunos telediarios como fue el caso el otro día de la 1 que abrió como noticia estrella el que el Sr. Piqué, jugador de futbol a la sazón, abandonaba el club Barcelona; no sin antes, decirle al árbitro:” ¡Es una puta vergüenza, me cago en tu puta madre!’. Un ejemplo.

Sin duda esto no es un ejemplo de libertad de expresión, sino de mala educación, de niño malcriado pese a la edad que el tal jugador tiene.

Tenemos un dato muy próximo con el cese del comisario que denunció que un porcentaje muy alto de delitos tratados en su comisaria en los últimos cuatro meses han sido realizados inmigrantes.

Cada uno tenemos nuestras fuentes y estas son delicadas y su mención pública, se ve, puede generar un riesgo potencial.

Alguno de los actuales políticos ven en riesgo su credibilidad y quizás su puesto por las informaciones que salen a la luz (léase el caso de la frontera en Melilla para el Sr. Marlaska y del Sr. Puig en Valencia por ciertos asuntos que salpican a sus hermanos). Desearían en su intimidad que esas noticias no fueran públicas. Desearlo supone ya un acto de corrupción democrática y un atentado serio a la libertad de expresión.