EL OJO DE MI AMIGA
Tengo una amiga que tiene u ojo izquierdo pendiente, tras demasiados días de espera para ser operado de cataratas. No digo meses para no profundizar en la ira que produce algún funcionamiento deplorable de la Seguridad Social, funcionamiento que en los últimos tiempos ha adquirido naturaleza de tomadura de pelo o mejor de ineficacia absoluta.
No hablo como es habitual en ciertos medios de Madrid y de la Sra. Ayuso. Hablo de la Comunidad Valenciana que es donde vivo yo y mi amiga, la del ojo en suspensión administrativa.
Es cierto, vaya por delante, que muchos servicios funcionan bien gracias a la entrega de médicos, enfermeras y auxiliares varios; una entrega que salva barreras administrativas porque viene de la mano de la vocación y como he oído con el único interés de curar a sus enfermos y digo “sus” porque han asumido su papel desde que empezaron a formarse.
Para paliar los déficits de recursos e intentar frenar los flecos de una Sanidad que ha pasado de ser “la mejor del mundo” a otra cosa, se llegan a acuerdos con entidades privadas que dan de sí en función de las ordenes estrictas que reciben, lo que en principio parece lógico.
Mi amiga fue con su ojo izquierdo contento porque iba a ser restaurado en su función orgánica. Bien Al llegar a la entidad concertada el oftalmólogo analiza el otro, el derecho y observa también la necesidad de someterlo a la correspondiente operación de cataratas; esta intervención no estaba prevista y por tanto no autorizada.
Se solicita autorización para evitar una evidente descompensación en la visión. La respuesta es rotunda. NO. ¿Por qué? Porque el convenio se ha terminado y hasta que se renueve sí es que se renueva el ojo izquierdo de amiga que suspendido en el aire distorsionado junto al derecho en situación preventiva e inútil la visión condicionada de los dos. Un encanto de entrega.
Hay que recalificar a “la mejor sanidad del mundo Sr. Puig” ¿No? Está pendiente de calificar, por no reproducir los epítetos extraídos de las colas en ambulatorios y urgencias de hospitales donde las horas de espera darían para iniciar una carrera “ful” y entonces llegar a presidente o ministro.