LA CHISPA

L`oli del mar

Carlos Pajuelo de Arcos

        Ayer andaba entre candidatos cainitas que luchan sin rubor, ni fidelidad por un puesto de salida en las listas; recogía yo información para esta columna cuando sonó el timbre, “ding dong”, de la puerta de mi casa.

Venía a visitarme mi amigo Sergio a quien no veía desde hace tiempo, aunque nunca nos ha faltado el teléfono. Venía misterioso con un paquete en la mano y me contó su historia olivarera. Lo que me contó ha desplazado la miseria del quien va primero en Benidorm, por ejemplo.

No soy el muy admirado Lladró contando sus historias de país y paisanaje, de cultura de lo tradicional, pero aquí cuento el cómo Sergio que ama el campo, los caballos, la Naturaleza en estado puro, un día se fue hasta el Delta del Ebro, un río madre que lo es de todos, hasta L´Ampolla dónde descubrió una tierra de olivos y viñas.

Se enamoró de un “trozo” de olivos resistentes plantado en bancales, que llevan más de 15 años sin ser molestados por producto químico alguno. Se quedó con ellos y antes de recoger 415 kilos de aceitunas variedad “ilusión” trabajó duro, y hace unos días contemplaba sus kilos, sentado en el margen sobre una hilera de piedra de garriga llamada “taperot” .

El molino de piedra que acogió la cosecha, la prensa en frío y la decantación le han dado 115 litros de aceite.

Yo tengo el privilegio de ser uno de los 115 y sin ir allí veo el mar desde los bancales olivareros.

¿Será esa la competitividad a la que se refiere Europa?  Antes de haberse inventado la palabra competitividad pisábamos esas tierras del Norte con naranjas, con turrón, con cerámica  y ahora puede que con aceite.

Yo ya sé que 115 litros son pocos, pero tampoco eran tantos los tripulantes de la Santa María y ahí está América.

Gente como Sergio es la que a mí me interesa. Veo con “L´Oli del Mar” el mismo Delta que añoro, el mar que comparto y el futuro de una agricultura selecta y repudio el esqueleto triste de urbanizaciones herrumbrosas vacías de vida y llenas de ambición.

Pan, sal, tomate y aceite. Son mis cuatro elementos. Buenos días.