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Arturo Checa

Chips & Tuits

Un dron para espiar a tu vecina

Es posiblemente una de las aplicaciones más banales de este nuevo juguetito (aunque denominarlo así también es banal) que ahora empieza a cobrar fuerza en el mercado. Pero, ¿quién no ha soñado alguna vez con echar un ojo a la vecinita de al lado? O vecinito, por supuesto… Ahhh, el vouyerismo… A través de una furtiva ventana, de una discreta cortina o de unos misteriosos visillos. Pero en el loco mundo actual del torbellino 2.0, todo eso son instrumentos mundanos. Ahora llegan los drones. No los drones militares, los diminutos aviones controlados por control remoto, archifamosos ya en Estados Unidos por sus funciones militares, sus bombardeos invisibles (aunque con víctimas desgraciadamente muy visibles) o su utilización cada vez más extendida en el espionaje de ciudadanos mondos y lirondos. Pero, hoy, los drones están ya al alcance de nuestras manos.

O, más bien, al alcance de nuestros iPads o smartphones. Como lo oyen. El juguetito de arriba se vende ya en lugares como Fnac, Corte Inglés, MediaMarkt, por el nada inalcanzable precio de 299 euros. Una simple red wifi sirve para manejar el aparato y que vuele a 11 metros por segundo.

Tiene dos cámaras (y no cualquier cosa, con resolución HD y 1280×720) capaces de grabar hasta en gran angular (vuelvan a pensar en el vecino, vecina…) y con capacidad para mantenerse en el aire 20 minutos (tiempo muuuy mejorable) y ¡hasta a 164 metros de altura! El drone filma y todo lo que graba se refleja en la pantalla de nuestra tableta o móvil. Espionaje servido en bandeja.

El Parrot AR Drone 2.0 es el que más fama está cobrando. Y, fuera de coñas con lo del vecino/a, sus usos profesionales o ligados a actividades de su dueño son incontables. Miren si no lo que está ocurriendo en la Universidad de Missouri (Estados Unidos). Allí ya existe una asignatura dentro de Periodismo llamada ‘Science Investigative Reporting: Drone Journalism’. O lo que es lo mismo, que los estudiantes y futuros reporteros ya están aprendiendo a pilotar drones como manera de ampliar sus coberturas informativas. “Nuestro objetivo es conducir a la profesión periodística a través de la innovación hasta esta nueva forma de cobertura informativa”, aseguró el profesor que imparte la asignatura, Bill Allen, a NYDailynews.com. Los estudiantes hasta salen fuera de las aulas a hacer sus primeros pinitos en busca de una futura ‘exclusiva dron’. Los paparazzis ya deben estar frotándose las manos.

El 'curso-dron' de la Universidad de Missouri.

Por supuesto, el dron tiene su propia página web y su canal de vídeos en Youtube. Y los hay que hacen virguerías con ellos en vuelo. O qué me dicen si no de estos toreros…

 

O este ‘maxmix’ con los mejores vídeos elegidos por el canal oficial del AR Drone

 

¿Y se acuerdan de la vecinita/o? Pues aquí el último vídeo y una pareja de tortolitos ‘sorprendidos’ por el dron…

 

Claro que, fuera de frivolidades, el dron en cuestión abre un peliagudo debate: el de cómo controlar que ciudadanos anónimos tengan al alcance de un solo dedo el acabar con el derecho a la intimidad de cualquier persona, colarse en acontecimientos deportivos (los 164 metros de rango de altura que alcanza, triplican el de grandes estadios como el Mestalla o el Santiago Bernabéu) o fisgonear en la vida privada de cualquiera. Quizás siga el camino de las Google Glass, hacia las que el Congreso de Estados Unidos ya ha pedido a la empresa Google que especifique qué medidas tomará para impedir que sus usuarios se pasen por el forro la vida privada de los demás. Tan sencillo como que un señor ‘gafudo’ de Google nos esté mirando, sin que nosotros sepamos que, por ejemplo, nos está grabando mientras tecleamos nuestros número secreto en un cajero. Al lorito…

Por Arturo Checa

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