Y de nuevo un político hizo arder Twitter. La red social y la sociedad en pleno, vaya. Y van… Pero al termómetro del pajarito le han faltado estos días grados para medir la temperatura que alcanzaron los tuits tras las cariñosas palabras del ministro a una periodista de Canal Sur. A la reportera se le ocurrió preguntar (su obligación y su trabajo) al ministro (servidor público, que parece que no se acuerdan…) por si España va a subir los impuestos  a la gasolina (como si fuera la primera vez), y De Guindos, después de responder cortesmente y educadamente (luego se ve que también hipócritamente), acaba sacando su pompis a relucir con un sonoro ‘¡a tomar por culo, hombre!’. No hay más que ver el vídeo:

Eso sí, como lo cortes no quita lo valiente, subrayar que, apenas unas horas después de su ‘resbalón’, De Guindos pidió “disculpas a todo aquel que se haya podido sentir ofendido” por sus palabras. OLÉ por él este caso, por rectificar y reconocer una equivocación, esos dos conceptos que desgraciadamente parecen no existir en el diccionario de los políticos españoles.

El episodio del pompis del ministro es sólo la última lindeza de nuestra clase política. Por no llamarlo falta de educación, que a todas luces lo es. Salidas de pata de banco de nuestros estadistas (por llamarlos de manera cortés) ha habido muchas y variadas. Entre las históricas las hay ‘simpáticas, como el famoso ‘manda huevos’ de Federico Trillo o el ‘¡Viva Honduras!‘ del mismo ‘maestro del gag político’. O el “vaya coñazo que les he soltado” de Aznar. O el “mañana tengo el coñazo (otro) del desfile” de Rajoy en la víspera del Día de las Fuerzas Armadas. Aunque este último maldita la gracia que le haría a nuestro abnegado Ejército, y cruza ya la frontera del siguiente episodio de este recopilatorio de patochadas políticas: aquellas que acaban más cerca del mal gusto y la falta de educación (como el culo de De Guindos) que del simpático resbalón de un personaje público.

Y sobre todo es un nuevo ejemplo del escaso talante comunicativo de los políticos de nuestro país, tan amantes de las pantallas de plasma y de las comparecencias sin preguntas. Todo muy transparente y muy democrático. Como si a quien negaran la respuesta fuera a Menganito o a Fulanita de tal o cuál medio. Cuando a quien se la niegan es a Doña Ámparo, a Don José, a Doña Úrsula y a Don Facundo, A TODOS LOS CIUDADANOS, que son quienes poseen el derecho a la información que ejercemos los periodistas. ¿Se atreverían a soltar una parecida si se acercara a preguntar un ciudadano de pie? Claro, que seguramente ni le dejarían acercarse…

Todo muy ‘british’. Porque allí en la Gran Bretaña son un gran ejemplo de la política comunicativa. De quién manda en esto. Porque los políticos no son los jefes. Ellos son servidores públicos. Con la puerta de su despacho abierta al jefe, que no es otro que el ciudadano. ¿A quién con dos dedos de frente se le ocurriría no contestar, en el mundo real, a una pregunta de su jefe? Sería una apuesta segura por acabar de patitas en la calle… A lo que iba, que me lío: en Inglaterra son un gran ejemplo de cómo informar a la ciudadanía. O si no, vean este vídeo como ejemplo. Sin desperdicio lo que cuenta un diputado británico a partir del corte 4′ 20”:

“Aquí no hacemos declaraciones, aquí nos entrevistan”

Pero volvamos al punto del que habíamos partido. En la retahíla de instantes surreales para la posteridad protagonizados por los estadistas de esta nuestra sociedad, no podrían faltar Aznar y el vino, con un mensaje que encantó en la DGT.

Tampoco el mítico ‘gentleman’ Zapatero, con sus ‘avispadas’ respuestas a la prensa británica o su único, irrepetible, maravillooooso y deternillante momento de “every days, all days… BONSAIS”

Ni Rajoy saludándose a sí mismo, para deleite de sus colegas diputados…

Vaya, que no hay duda: que son unos fieras nuestros ‘padres de la patria’, como los bautizó iróniamente el grandísimo y valenciano Tip. Aquello sí que era humor de verdad. Así que ahí va un recopilatorio. Para que se queden con buen sabor de boca… La irrepetible ‘Historia de una gamba’.