Rajoy: “Cuelga tú”
Merkel: “¡No, cuelga tú!
Rajoy: “No, gordi, cuelga tú, ‘porfi’…”
Merkel: ¡Que no, tonto, cuelga tú!
OBAMA: ¡¡COLGAD YA, JODER!!
(Chiste popular)

Bienvenidos a una nueva función del Circo Mundial, el mayor espectáculo del mundo. Ilusionistas, payasos, saltimbanquis y caballos trotones en el centro de la pista planetaria, todos con un objetivo. Brindar un deslumbrante show al expectante público, confundirles con los juegos de luces y sombras, engatusarles con dobles fondos, hacerles creer que lo real es falso y que lo falso es real, maravillarles con la magia hasta que no sepan distinguir entre la realidad, el truco y el engaño.

El ojo que todo lo ve...

...¡¡Perdón!!... Este sí es 'el ojo que todo lo ve'...

Que si Obama y sus chicos tienen el invento del siglo para espiar hasta las conversaciones de retrete de Vladimir Putin. Que si los aliados europeos se rasgan ahora las vestiduras dándose por traicionados, infamados y se diría que hasta sodomizados por la gran potencia del mundo (como si aún fuéramos ‘vírgenes’ en esto…). Que si los españolitos ardemos de indignación, pensamos en invadir de nuevo Perejil o incluso lanzar una ‘bandera-dardo’ de España desde un helicóptero Dromadier de la reserva como severo golpe en el pecho patrío y una forma de decir ‘qué machos semos’ y qué importante somos en el conjunto del continente.

Un 'henchido' Trillo...

Pues eso. Lo dicho al comienzo del post: bienvenidos a una nueva función del Circo Mundial. De las más deslumbrantes que se recuerdan. Porque, inocentes señores gobernantes del mundo, ¿a quién quieren engañar a estas alturas? Es decir, ¿algún alma cándida dudaba a estas alturas del descarriado siglo XXI que la patria del Tío Sam era capaz de escudriñar hasta en las facturas del parking de la ORA? Hace ya años se conoció la herramienta informática capaz de espiar cientos de miles de correos de cualquier ‘mindungui’ (y no tanto) y las más recientes filtraciones de Wikileaks demostraron que lo suyo no es precisamente la diplomacia… Así que lo mismo da que el Congreso monte una pantomima de sesión para debatir sus ‘maneras’ de espiar, o que Mr. Obama quiera o no responder a las preguntas sobre si posee o no el mencionado sistema de espionaje hoy en el ojo del huracán. Como dice aquel: “el que calla, otorga”.

Aunque no menos paripé está siendo la pose de indignación de las clases gobernantes europeas. Que si llámame al embajador. Que si petición de explicaciones a ‘Güasintón’. Que si ruptura de la relación de confianza con la Administración Obama. Oigan, dejen el ilusionismo para otro rato. Como si las potencias europeas no supieran a la perfeccción hasta qué punto sus secretos no lo son ante la ‘todo-ojos-y-oídos’ nación norteamericana. Y como si aquello de la “ruptura de la relación de confianza” (me suena a aquello de “indemnización diferida” o “interrupción temporal de la convivencia”, o lo que es lo mismo, “mangoneo” y “maleta en la puerta”) no acabara en menos que la rabieta de un niño cuando la chequera yanqui, o el ruido de cadenas de sus tanques, empiezan a sonar…

Merkel, al borde de la 'plorera'...

Y bueno, el fin de fiesta, el sálvese quien pueda, el mayor espectáculo del mundo, el instante de la mujer barbuda y la mujer-bala, a la vez sobre la pista, un show único en el mundo, llega cuando le toca el turno de rasgarse las vestiduras a España. Porque, si bien es cierto que las cifras de 60 millones de llamadas espiadas EN UN MES por Estados Unidos arrojan la friolera de DOS MILLONES de llamadas de españolitos escudriñadas al día (busquen una cabina a la próxima que lo que vayan a contar sea ‘secretito del niño Jesús), ni un sólo nombre de peces gordos ha saltado a la palestra. Ni la Merkel como en latitudes germanas, ni el presidente (y hasta el vicepresidente) como en México. Aquí el nombre de Rajoy ni ha aparecido. Ventilados sus ‘secretitos’ con Bárcenas, poco queda por saber, se dirán los yanquis. A Rubalcaba, lo protege su ‘zapatofono’, aquel móvil ladrillo que exhibió con orgullo vetusto ante Jordi Évole en ‘Salvados’ y que por supuesto lo hace inmune (por viejuno) a cualquier espionaje informático. Así que aquí nadie aparece en los papeles de Obama.

Habrá que llamar a la T.I.A.