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Arturo Checa

Chips & Tuits

Yo también soy Froilán

Aún se me revuelve el estómago cuando recuerdo las muchas bromas, chistes y chanzas de pésimo gusto que he leído estos días en Twitter sobre el ya famoso disparo de Felipe Juan Froilán, el nieto del Rey para más señas. Tres días estuvo el pobre ‘Pipe’ en el candelero de los ‘trendings topics’. Me abstendré de citar ninguno de los tuits. Lo que menos deseo es darles publicidad. Me gustó solo uno, por ingenioso al tiempo que respetuoso, además de muy repetido:

La prima de riesgo y Froilán se disparan.

El nieto y el abuelo. (Juan Medina/Reuters)

Irónico, pero con tiento. En su justa medida. También me repatea la polémica (desaforada desde mi punto de vista), avivada sin duda por lo ‘poco agraciado socialmente’ de su papi Jaime de Marichalar, que se ha montado con toda esta historia. No voy a ser yo quien defienda a un padre que deja no solo al alcance de su hijo, sino que le permite manejarla, una escopeta, por pequeño que sea su calibre. Pero es que, se da el caso de que yo, en cierto modo, también soy un poco Froilán. Adopto el típico papel del protagonista de la manida y sensiblona escena de película en la que se acusa a alguien de algo injustamente y todos los que le apoyan empiezan a levantarse junto a él, al grito repetido de “¡Yo soy fulanito!”, “¡yo soy fulanito!”, “¡y yo!”, “¡¡Y YO!”.

Bueno, pues “YO TAMBIÉN SOY FROILÁN”. Yo también disparé de pequeño y sin licencia (creo que lo puedo decir sin problema, pues el delito ya debe haber prescrito y en todo caso me colgará mi padre.. 😉 ) con una escopeta IDÉNTICA a la que empleaba Froilán cuando se disparó en el pie. Debía tener yo unos cuantos años más, pero campaba tan ancho por los montes de Cuenca con ella matando más el tiempo que otra cosa (mi ‘currículo’ cazador, ese ya en el año en el que fui ”cazador legal”, es de una liebre y una paloma, lo dejo caer por si los acérrimos ecologistas cargan contra mí), con la escopeta en mis manos y feliz como un niño con rifle nuevo. Porque (sé que esto va a sonar muy políticamente incorrecto) el trinomio niños-pueblos-armas ha sido y es muy usual. Tampoco quiero decir que las zonas rurales sean ‘Chicago años 30’, no se vayan a pensar que hablo de que la gente duerme allí con la recortada bajo la cama. Pero sí que se ve con mucha normalidad esa relación. O que de niños la diversión sea empuñar escopeta de aire comprimido, cubrirse las piernas con unas chapas de metal y jugar a disparar al amigo en las extremidades, con el consiguiente cachondeo del colega de juegos (esto es un juego REAL que me contó un compañero que practicaba en un pueblo de Granada al hilo del asunto de Froilán).

Siempre ha sido y así sigue siendo en cierta medida. La ‘mala pata’ de todo este caso es que, quién se disparó, es quién es y su padre se llama Marichalar… Pero ojalá fuéramos más sarcásticos con los ‘disparos’ de la prima de riesgo y dejáramos a Froilán que siguiera siendo lo que es: un niño.

Un niño travieso… (en segundo 24)

…un niño ‘gamberrete’…

… pero, un niño, al fin y al cabo.




Por Arturo Checa

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