Del ‘hachazus interruptus’ de la semana pasada del cuestionado ministro Wert a las becas Erasmus no nos enteramos por ninguna exclusiva periodística. Tampoco por una escandalosa y sangrante nota de la oposición. Ni siquiera por una de las punzantes y agitadoras comparecencias de Soraya tras un Consejo de Ministros. No señores. La noticia llegó por Twitter, gracias a un estudiante que andaba fisgoneando el BOE un fin de semana (este estudiante tiene por lo menos otro post, todo un personaje este crack fisgoneando en las páginas del apasionante boletín estatal en sus tiempos de ocio, y encima un sábado, todo un prodigio en un ‘erasmus’ tras un viernes noche…) y que denunció lo ocurrido en la red del pajarito. Germán Fernández, un crack con sede en la Facultad de Medicina de Foggia (Italia).
Luego llegó una avalancha de ‘hashtags’, una (inevitable) campaña en Change.org, la indignación (lógica) de la comunidad educativa y de la opinión pública general y el posterior ‘hachazus interruptus” del ministrísimo Wert. Y no podía faltar un vídeo en Youtube con la indignación generalizada de los erasmus.
Encomiable movilización estudiantil. Ya nunca se sabrá si la ‘rectificación’ de Wert hubiera llegado con la campaña mediática y 2.0 emprendida o no. El eterno debate del huevo y la gallina. Pero yo iría más allá. Vale que a menudo se magnifica la labor del Twitter y eso tan demoníaco (las armas las carga el diablo) del periodismo ciudadano. Pero de toda esta historia saco unas cuantas moralejas.
Concluyo que la oposición que tenemos hace la misma labor que alguien repartiendo ofertas de Opencor a las puertas de un chino. O sea, ninguna. Porque colar una medida así ‘vía BOE’ y que NADIE de la oposición, los principales encargados de fiscalizar al Gobierno no se enteren, dice muy poco, por no afirmar que NADA del papel que realizan en su día a día. Tanto que un aplicado erasmus les gana la partida.
Concluyo que dice muy poco del Gobierno, porque la excusa que lanzó el Ejecutivo (antes del ‘hachazus interruptus’) fue que ‘eso fue cosa’ del Ministerio de Educación, que la vía elegida, la de publicación de la medida ‘vía BOE’, no les permite enterarse, que ellos no sabían nada. Lo que permite afirmar dos cosas: o nos toman por tontos, o realmente lo son ellos.
Y concluyo sobre todo otra cosa, y que es la que da título a este post. Twitter se ha convertido (no descubro ahora yo América ni esta es la primera vez que se demuestra) en algo mucho más importante que el cajón de sastre de turno en el que encumbrar a los tróspidos de ‘Quién quiere casarse con mi hijo’, hundir ‘La noria’ o matar a famosos que siguen vivitos y coleando. Twitter, y por extensión todas las redes sociales (Facebook, blogs, Youtube…) es hoy en día la posibilidad de contar con un megáfono que hasta hace sólo unos años únicamente ostentaba el poder (y los medios de comunicación, aunque aquí sí creo que Twitter puede ser un arma de doble filo, por aquello de ‘retuitea y no mires con quién’, que se ha convertido en un ventilador de bulos).
Twitter se ha convertido en la mejor arma contra empresas o servicios que no funcionan como es debido. Yo he comprobado como varias reclamaciones sobre problemas, tuiteadas con la conveniente referencia a la empresa, acaban solventándose mucho más rápido que por la vía ordinaria.
Twitter se ha convertido en un Parlamento en el que todos podemos hablar y TODOS nos escuchan. Incluidos los de arriba. Que no es fácil. Cuidemos a la criatura para que no muera de la misma forma que muchos pajaros: reventando de exceso de alimentación.