Doña Sofía elige los tonos camel en Valencia, igual que hizo la princesa Letizia en Albacete
Bufandas, abrigos, guantes, pieles, gorros… Todo era poco ayer para aguantar el frío que hacía en la ciudad a eso de las 12 del mediodía.
La mañana amaneció un poco nublada y con la amenaza de dejar caer algunas gotas sobre el asfalto. Pero no había frío ni lluvia que frenara la intención de muchos curiosos de acercarse hasta la calle San Vicente para ser partícipes del evento del año. ¡Qué digo del año, del siglo!: La llegada del AVE a Valencia.
Aunque les diré una cosa, la mayoría de ellos a quienes querían ver, fotografiar, aplaudir y abrazar si se dejaban era a los Reyes, que llegaban a la ciudad desde Madrid dentro del convoy.
Aquello me recordó a ‘Bienvenido Mr. Marshall’, película del desaparecido Luis García Berlanga, pero sin música ambiental ni confeti, y eso sí, con muchos coches oficiales que comenzaron a desfilar frente a la estación Joaquín Sorolla bien temprano.
Dentro, empresarios, alcaldes, diputados provinciales… Todos ellos con un denominador común: lucir un buen abrigo contra las bajas temperaturas.
Ellos optaron por colores sobrios en los trajes chaqueta: Negro, gris, azul marino… Pero con un toque de color en las corbatas, como la de Don Juan Carlos, en tonos rosa y azul que me llamó gratamente la atención.
Ellas fueron las que destacaron sobremanera. Las instalaciones de la estación se convirtieron en una pasarela improvisada de tendencias en colores y estilo, una clase magistral para aprender qué es lo que se lleva este invierno.
Sólo tenía que estar atenta, quitarme mis guantes para poder escribir (con el riesgo de que mis dedos cayeran al suelo congelados) y comenzar con mi lista de aciertos. La primera de ellas y a años luz del resto, la Reina Doña Sofía.
Lo que siempre ha destacado de Su Majestad en sus múltiples compromisos sociales ha sido su elegancia y saber estar. Algo que volvió a demostrar ayer en Valencia.
Para su visita a la ciudad, la Reina optó por un original abrigo con cuello mao en beige, al que acompañó con acertados complementos (zapatos, bolsos y pañuelo) en marrón y camel.
No es la primera vez que la Casa Real se decanta por estos tonos para sus desplazamientos, y por ello me aventuro a decir que es el color de moda este año en la Zarzuela.
Curiosamente, la princesa Letizia escogió hace unos días el mismo tono para el abrigo que le resguardó del frío durante la inauguración de la nueva línea de alta velocidad entre Madrid, Cuenca y Albacete. Pero en aquella ocasión, Doña Letizia optó por un diseño mucho más clásico que el de su suegra, junto a un pantalón y un jersey de cuello alto.
Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, fue otra de las invitadas a la inauguración. Ella combinó en su estilismo, de forma acertada, el gris con el malva -éste último en una divertida estola que a modo de bufanda le resguardaba del frío invernal-.
Tan solo le encontré una pega, su falda era demasiado larga y le confería un aspecto demasiado serio, algo que supo arreglar con una original chaqueta con volantes (un simpático guiño de inspiración española).
Entre anotación y anotación en la libreta pienso en cómo será el fondo de armario de cada una de estas mujeres que desfilan frente a mí. Un lugar en el que me gustaría perderme, al menos, unas cuantas horas.
¿Tardarán tanto como yo en decidir qué es lo que toca ponerse cada día?
Siguiendo la estela de Aguirre, otra de las que también optó por el gris en su traje chaqueta fue la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, algo que me llamó poderosamente la atención. Si soy sincera, la esperaba con su tradicional color rojo (algo que le arrebató la socialista Leire Pajín, de la que hablaré más tarde).
Tan ligada está Valencia a la paella como Barberá al color de la Navidad. Creo que, en su honor, en la paleta de panettone se debería incluir, además del rojo Ferrari el rojo Rita. Nadie luce ese color como ella.
Con lo que no fallé fue con la apuesta de que llegaría con blusa blanca y sus inseparables perlas. ¡Y así fue!
Y a otra cosa. Ni la elegancia de Elena Salgado ni la de María Teresa Fernández de la Vega. Leire Pajín está a años luz de otras ministras o como dice un amigo retomando una mítica frase de Faemino y Cansado: «Parecido, no es lo mismo».
Pajín fue de las pocas que optó por el pantalón que, de color negro, acompañó con una americana. Algo demasiado sencillo si se compara con el resto de invitadas. Pienso que Leire necesita a gritos un cambio de ‘look’.
Y, por último, de la sencillez en el vestir de la socialista al difícil estilo que escogió ayer Mayrén Beneyto, presidenta del Palau de la Música, para el momento llegada. Lo cierto es que no se cómo aventurarme a definirlo.
Sus mosqueteras con taconazo de aguja (así se llama a las botas que se ajustan por encima de la rodilla), su minifalda con puntilla o su pañuelo de estampado leopardo pusieron el toque más atrevido a la jornada.
Sin duda, un conjunto difícilmente superable por el resto de las féminas.
Ya lo dice la gurú de la moda Carmen Lomana, paradigma del glamour por excelencia: «La elegancia es una actitud». A partir de ahí juzguen ustedes mismos.