22 caballeros valencianos de la Capa Española, miembros de la Cofradía del Santo Cáliz
Para una tarde como la de ayer, en la que el agua, la humedad y el frío hicieron acto de presencia en toda la ciudad y se aliaron contra mí, cualquier abrigo era poco para poner fin a las tiritonas que, de forma inevitable, se apoderaron rápidamente de todo mi cuerpo.
Y aunque, por un momento, la chaqueta consiguió mantener calientes mis riñones, no podía evitar dejar de quitarles el ojo de encima a cada uno de los 22 miembros de la Asociación Valenciana de Caballeros de la Capa Española que se dieron cita en la capilla del Santo Cáliz de la Catedral de Valencia, con su presidente, el abogado Carlos Verdú, a la cabeza. ¡Qué calentitos deberán estar todos bajo aquella prenda de paño que en 1766 fue protagonista de la Historia provocando el Motín de Esquilache!
Allí iban a recibir el nombramiento de caballeros y damas de la cofradía del Santo Cáliz de la Última Cena. Y yo, hipnotizada por el espíritu de la Corte del Rey Arturo y tentada por realizar un viaje en el tiempo, decidí dejarme caer por aquel templo santo con más capas (y nunca mejor dicho) que una cebolla; mi jersey de lana, mi abrigo, mi bufanda, mis guantes y mi gorro beige.
Esta asociación, la que iba a visitar, fue creada en el año 2008 por un grupo de amigos con el objetivo de reivindicar el uso y la supervivencia en nuestro tiempo de tan elegante prenda; la Capa Española, la que pretenden devolver a las calles y de la que ya han hecho uso algunos grandes como Pablo Picasso, Rodolfo Valentino, Gary Cooper, Federico Fellini o, incluso, Ramón García durante sus campanadas de Año Nuevo y Jaime de Marichalar.
Inciso hecho, la ceremonia del ritual de los nuevos cruzados comenzó puntual, presidida por una liturgia a cargo de Jaime Sancho, canónigo de la Catedral. Pero el momento más esperado para todos no llegó hasta momentos después del Evangelio.
En ese emotivo instante, cada uno de ellos tuvo que jurar los términos de la cofradía para poder formar parte de ella. Y acto seguido recibieron de manos del presidente de la Cofradía, Antonio Rossi Val, la medalla bendecida que les reconocía como nuevos miembros.
Los neófitos que ayer fueron investidos, en el grupo de los caballeros, fueron Fernando Pérez y Campos, José Ignacio Ballester y Borrell, Telesforo Julve y Civera, Jesús Alberto Sánchez-Gómez y Valero, Jorge Torres y Pérez, José Aybar y Arias, Jorge Civera y Porta, Diego Elum y Macias y José Manuel Suay y Badenes.
Y por parte de las damas; Carmen de Rosa y Torner, Begoña Gaya y Falomir, Rosana Albert y Belenguer, Ana Corral y Alique, Margarita Frias y Santos, Mina Laafou y Badidi, Mª Teresa Martí y Martínez y Mª Paz Tejón y Páramo. En todos y cada uno de los rostros de los protagonistas se podían palpar los nervios de tan simbólica cita, y por un momento me puse a pensar qué es lo que les estaría pasando por su cabeza.
Pero los reconocimientos no acabaron aquí. Además, también se nombró a esta asociación valenciana como miembro de la cofradía con la imposición de una banda conmemorativa del Santo Cáliz en el estandarte.
En definitiva, toda una ceremonia en la que la hidalguía española estuvo presente en cada segundo, y en cada rincón de la capilla.
Finalizado el acto, me puse en marcha para volver a mi mundo, aunque sin capa a mis hombros. He de decirles que da cierto toque señorial. Quizá me compre una para mis próximos saraos sociales. ¡Quí lo sá!