Casa Caridad rinde homenaje a pintores valencianos comprometidos con su arte
Mi primera cita de ayer fue con la caridad. Pero no con aquella mediática en la que un famoso se rodea de fotógrafos al visitar tierras del Tercer Mundo para atender a los pobres del lugar mientras se retrata con alguno de ellos al brazo, tal y como hacen Angelina Jolie y compañía, con su manicura recién hecha, su cara perfecta y sus gafas de marca. La caridad con la que me encontré fue con otra totalmente diferente, más cercana, la que en Valencia da cobijo y alimentos a los más necesitados.
La visita a Casa Caridad fue conmovedora. Sobre todo porque tuve, en la misma tarde, ración doble de solidaridad. Por un lado, el trabajo desinteresado de esta asociación que, a través de sus más de 100 años de existencia, ha intentado resolver las necesidades más básicas de las personas sin hogar. Y, además, pude ser partícipe del homenaje que desde esta casa se ofreció a varios artistas valencianos.
El encargado de dar la bienvenida y las gracias «a todos los pintores que altruistamente habéis colaborado con esta institución» fue Antonio Casanova, presidente de Casa Caridad. Tras él, imponentes, ocho obras del arte más benéfico jamás pintado por Nassio Bayarri, Vicente Colom, Miquel Navarro, Horacio Silva, Javier Chapa, Willy Ramos, Juan Ripollés y Vicente Peris, protagonista especial en este evento, ya que su obra fue la última en incorporarse a la lista de donaciones. Y con tales honores, Felipe Garín, ex director del Museo del Prado y asesor del Consorcio de Museos, la presentó.
Acudieron todos los pintores salvo Ripollés, que se disculpó y, además, Rafael Ripoll, secretario autonómico de relaciones con el Estado y con la UE; Agnès Noguera, vicepresidenta de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE); Alejandro Máñez, ex presidente de Feria Valencia; Maity Moróder y su marido Fernando Muñoz; Nuria Vilarrasa y su marido Vicente Pastor, de la junta de Casa Caridad, y Anne Ygual, mujer del presidente de Casa Caridad.
La nueva cafetería Vintage del MuVIM
Una vez finalizado el homenaje, el arte me llevó a otros lares. Concretamente al MuVIM, donde me esperó una nueva cita con la pintura, pero esta vez acompañada de música y gastronomía. ¡No me discutirán que éste es uno de esos planes a los que es casi imposible decir que no! Y es que, en el museo valenciano, tuvo lugar ayer tarde la inauguración de su nueva cafetería, que lleva por nombre Vintage, algo que, en el mundo de las pasarelas, está muy de moda. Y para celebrarlo acogió una exposición de pintura y grabados de la artista Regina Quesada y la actuación de Marxant con la colaboración de la librería Dadá. Una guinda para acabar la jornada.