Pocas fiestas de cumpleaños logran reunir a tantos rostros de la sociedad valenciana
Este año, la invitación de aniversario del pintor valenciano Enrique Senís-Oliver rezaba lo siguiente: «El trece es mi cumpleaños pero esta vez, saltándome la norma de celebrarlo el mismo día, lo adelanto para el once, del once, del once». Fecha mágica, sin duda, y aunque no me tocó el cupón me sentí afortunada. Pues la de Enrique es una de las fiestas de cumpleaños más elegantes y festivas de la ciudad.
En su casa, perdón, su casoplón, se reúnen, año tras año, un selecto grupo de amigos vestidos con espléndidos trajes, o lo que es lo mismo, con un «atuendo apropiado para fiesta elegante» (como decía en el tarjetón).
No fue uno de esos convites en los que por la minicadena suenan los grandes éxitos de Michael Jackson y ni en los que sobre la mesa, con mantel de hule, se ponen unos cuantos platos de papas y panchitos. Fue un aniversario de los elegantes, con pianista y exquisitos manjares aderezados con copas de las buenas.
Enrique Senís, como excelente anfitrión, recibió a los invitados a la entrada de su casa. Besos, abrazos y felicitaciones constantes. Y es que, ahí es nada, cumplió setenta y seis años.
Los señores, con traje chaqueta, y las señoras con unos vestidos que ¡guau!. Blanca y Laura Fitera (esta última se adornó el pelo con un chulísimo tocado diseñado por su hermana Blanca) estaban guapísimas, igual que Amparo Lacomba, que lució un ajustado vestido ‘print’ que modelaba su espléndida figura. Su marido, Vicente (que me confesó ser del Levante U.D. y que no se pierde ninguno de sus partidos) tampoco se quedó atrás.
Pocas fiestas logran reunir a tantos nombres de la sociedad valenciana como esta. Estuvo la actriz M.ª Fernanda d’Ocón, Elena García del Moral; representantes del mundo de la moda como Alfredo Esteve y Valentín Herráiz; el presidente de Lo Rat Penat, Enrique Esteve, y el presidente dels Jocs Florals, Vicente Navarro; el joyero Antonio Romero; el doctor José Mir, así como Ramón Gómez Ferrer y señora; Agustín Díaz Cisneros y señora; Juan José Moya y señora; Pepe Romero y señora; Salvador Vila y señora y Rosa Sanchís, muy elegante con un vestido de cóctel rojo, y su marido Javier Monedero, de Dicoval. El joyero Argimiro Aguilar y su mujer Sesé, que tampoco quisieron perderse el cumpleaños, estaban contentísimos con el nuevo cuadro que Enrique les había pintado. Fantástico. Hubo muchísimos invitados más. Pero me falta espacio.
A las doce de la noche llegó el momento de cantar «Cumpleaños Feliz», adornado con una gran tarta de chocolate. La velada continuó de madrugada, pero ya no me quedé para contarlo. Necesitaba volver a casa para quitarme aquellos malditos zapatos de tacón que me estaban matando.