Después de seis meses y un empacho importante de partidos, de demasiadas chucherías y golosinas que llegan a indigestar, la NBA se digna a servir su plato principal, su chuletón de buey. Llegan los ‘playoffs’.
Adam Silver vivirá sus primeras eliminatorias por el título como mandamás de la mejor liga planetaria de baloncesto, pero en el menú del nuevo comisionado faltarán algunos de sus platos estrella, aquellos que todos piden aunque hayan ido perdiendo calidad por el camino. Esos que consumen en grandes cantidades los aficionados de todo el mundo y los que permiten mantener vivo y brillante el cartel de la entrada del negocio.
Este año no aparece en la lista de 16 los más grandes entre los grandes si de anillos hablamos, los Boston Celtics; ni los creadores del ‘showtime’ y poseedores del aura púrpura y oro que ilumina todo allá por donde pasan, los cinematográficos Lakers de Pau Gasol. La carta tampoco contará con la manzana podrida de dinero tirado a la basura de la gran Nueva York, los Knickerbockers.
Los herederos de Red Auerbach, Bill Russell y Larry Bird intentan reverdecer los triunfos de una franquicia en pleno proceso de recomposición. La NBA vuelve a quedarse en el momento clave de la temporada sin su mejor carne, la de Kobe. Entre lesiones propias y de su compañeros y la deriva hasta estrellarse con los arrecifes de la eliminación del galeón capitaneado por Mike D’Antoni y tripulado por viejos marineros y polizones de escaso valor, Bryant se ha quedado sin opciones en las dos últimas temporadas de alcanzar a Michael Jordan en campeonatos logrados.
El tercer gran ausente, el ínclito inquilino del Madison Square Garden, tras desaprovechar hasta el desquicio las oportunidades en uno de los grandes escaparates del deporte mundial, ha pasado página a lo grande. Los Knicks se han puesto en manos de Phil Jackson y cuentan con que el ‘Maestro Zen’siga atrayendo anillos a sus dedos, tras los once que consiguió como técnico -cinco con los Bulls y otros cinco con los Lakers- y los dos que obtuvo formando parte del ‘roster’ de la franquicia neoyorquina.
Con el ‘glamour’ perdido de los mediáticos ausentes, Silver confía en los grandes nombres actuales para salvar su prestigio internacional y seguir vendiendo su producto como el mejor espectáculo del mundo. No le resultará fácil ya que el líder de la fase regular ha sido San Antonio. Con los Spurs nunca se cuenta pero siempre está ahí. Son las croquetas de la abuela en una liga repleta de estrellas Michelín. La mayoría se inclina por pedir platos más refinados y fastuosos, pero son una apuesta segura que aparece sobre la mesa para llenar los estómagos cuando la ‘nouvelle cuisine’ se queda en mucho artificio y poco fundamento.
Los soldados de Gregg Popovich son el grupo más compacto y de estilo más europeo de la NBA. Juegan unidos y consistentes frente a los enemigos individualistas y directos, pero no son precisamente llamativos. Su escasa inclinación por la parafernalia y el maquillaje resta interés entre los aficionados. De hecho, en su debe aparece los descensos en las audiencias de las finales cuando el cuadro tejano es uno de los contendientes.
Entre una final de Copa del Rey entre el Real Madrid y el Barça y otra entre el Getafe y el Valladolid, la mayoría de los hinchas futboleros elegirían la primera (dicho esto desde el respeto hacia azulones y pucelanos). Lo mismo ocurre entre una última ronda entre Celtics y Lakers y otra con Spurs y Nets como contendientes, por poner un ejemplo.
Lo que importa a los dirigentes de la NBA no es lo bien que se juega, sino la gente que se mueve y el dinero que genera para este gran negocio global. Así que no son Duncan y compañía los más queridos en los despachos más altos de esta multinacional del baloncesto.
Con la razón deportiva de parte de los Spurs, la NBA confía en la trascendencia mediática de LeBron James o Kevin Durant para cuadrar las cuentas y mantener los beneficios.
Los Heat de Miami aspiran a convertirse en una dinastía con el tercer título consecutivo guiados por ‘King James’. Los Pacers, por su parte, necesitan volver a recuperar el tono y su formato de martillo pilón para la su condición de alternativa válida y real en el Este frente al campeón.
En el Oeste, ‘Durantula’ y sus Oklahoma City Thunder encabezan un grupo de atléticos y talentosos aspirantes al trono en el que también aparecen los Clippers, Golden State Warriors, los Blazers o Houston Rockets. Están llamados a ser los nuevos nuevos héroes, los nuevos reyes, pero cualquier intento de colarse entre los grandes quedará sepultado bajo el peso de la seducción y la capacidad para fascinar de los Lakers, los Celtics o los Knicks. Nobleza obliga…
Con los Lakers, los Celtics y los Knicks fuera, los ‘playoffs’ de la NBA se quedan sin sus franquicias más mediáticas y pierden interés para los aficionados internacionales