La debilidad de María Dolores de Cospedal es la flaqueza del Partido Popular. Por encima de los argumentos inconsistentes para tratar de capear el huracán Bárcenas por los presuntos sobresueldos en negro, su intervención ante la prensa se trufó de una maraña de gestos que la llevaron contra las cuerdas ante la ofensiva periodística. El detalle del retraso de la comparecencia de la número dos, que estaba prevista para las 12.30 horas y que comenzó tres cuartos de hora después, fue el primer síntoma de que la estrategia no estaba armada y que Cospedal salió al cuadrilátero con el único objetivo de no perder por K.O.
La dama de hierro desfiló con la misma chaqueta con la que grabó el mensaje navideño de Castilla-La Mancha. El pelo suelto sin el poderío de la coleta que agudiza sus rasgos, con sonrisas nerviosas y sin la intensidad necesaria para palabras de defensa como “indignación” y “niega rotundamente“. Una falta de punch que agudizó al trabarse en la pronunciación de “honorabilidad” (minuto 1:21 del vídeo).
“La dama de hierro es humana”. Con esta frase resumió ayer una de las diputadas más lúcidas de Les Corts Valencianas la intervención de la presidenta manchega, la madrastra de la calle Génova que a golpe de mandato ha cerrado las urgencias nocturas de media Castilla-La Mancha y ha exprimido hasta la última gota la exclusividad de sus diputados autonómicos.
De Cospedal, acostumbrada a ser como Othar, se vio desarbolada ante las preguntas de los periodistas: “Si no hay nada que esconder, ¿por qué no se presentan las declaraciones de la renta desde el año 90?”. Una reflexión lógica y directa que se quedó huérfana de respuesta adecuada.
El torpedo de la confesión de cobro y devolución de Pío García Escudero, que pilló a pie cambiado a Cospedal en plena intervención. La incordiosa pregunta sin respuesta sobre si reconocía la letra del extesorero del PP Luis Bárcenas en los asientos de la libreta. La ausencia de Rajoy. El veto en el turno de preguntas al periodista de El País. El hecho de que una cuenta en B es lógico que no la fiscalice el Tribunal de Cuentas. La amenaza de querellas contra todos aquellos que publiquen las entradas y salidas del dinero. Crochets, ganchos y directos que pusieron a Cospedal contra las cuerdas.
¿Qué quedó ayer de aquella aquella dama de hierro que hace pocos días luchaba cuerpo a cuerpo con Pepa Bueno en la Ser? ¿Y de aquella que le vacilaba a la intocable Ana Pastor en Los Desayunos de TVE? Ayer la faltó contundencia, seguridad, rotundidad. Ni la mirada era la misma.
La rueda de prensa de ayer dejó una dama de hierro… fundida por las preguntas de los periodistas.
La última bala: Hay quien por Valencia comentaba ayer que al final la gente prueba su propia medicina.