«Hablaremos de agua, de financiación y de infraestructuras, y yo estaré pendiente de lo que pase en la Comunitat. Y reafirmo mi compromiso con la Comunitat».
(Mariano Rajoy, 18 de mayo de 2011. Plaza de Toros de Valencia)
Alfonso Rus, líder del PP en la provincia de Valencia, hizo público el pasado sábado lo que muchos rumían en silencio: Rajoy no ha cumplido con los valencianos. El martes, cuatro días antes de que Rus se destapara en Gandia, trasladó la misma idea en un corrillo de periodistas en los pasillos de Les Corts.
En un ambiente distendido, en una conversación en la que se mezclaba el déficit con el Valencia Club de Fútbol, Rus esbozó lo que dijo días después. Y tiene razón. Rajoy, el de las insidias y los hilillos de plastelina, se comprometió con los valencianos a mejorar el sistema de financiación si ganaba las elecciones. A desagraviarnos por el modelo que aprobaron Aznar y Zaplana y que luego no mejoró Zapatero en 2009. A erradicar la fórmula que mantiene a los valencianos a la cola en la financiación per cápita.
El siguiente cuadro, tomado de “El sistema de financiación regional: la liquidación de 2010 y algunas reflexiones sobre la reciente reforma“, de Ángel de la Fuente, refleja muy bien el reparto, la población y la financiación per cápita en España. La media española es de 2.319 euros por habitante. A cada valenciano le corresponden 2.153 euros, la cifra más baja de todas las regiones. Rajoy, em solo un año, nos debe 166 euros por cabeza:
Rus habló de cojones. De todos es conocido que el de Xàtiva prefiere sintetizar antes de optar por circunloquios de verborrea política. De poner los atributos encima de la mesa y advertir a Madrid de que mientras no haya “chocolate” de la Comunitat ya no saldrán más I love you. Ni plazas de toros ni declaraciones de amor eterno ni pagos a los bancos. ¡Qué me dejen solo!, podría decir el presidente de la Diputación.
En ese corrillo, en el que los periodistas animaban el cotarro, había otros cargos del PP valenciano que asentían ante las palabras del presidente de la Diputación pero que de momento optan por seguir sufriendo en silencio.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se llevó de la Comunitat el 20 de noviembre de 2011 un total de 1.390.233 votos directos a la Moncloa. El cariño electoral de Valencia lo ha pagado Madrid con promesas incumplidas y dejando a la calle Quart a la intemperie.
Desde 2002 hasta la fecha, periodo en el que han alternado gobiernos populares y socialistas, la Comunitat ha dejado de percibir del orden de 11.000 millones de euros en el reparto de la financiación. Las sucursales de los partidos reinantes, léase PPCV y PSPV, han centrado sus esfuerzos en echarle la culpa al contrincante político en lugar de hacerle frente a Madrid cuando los suyos han ocupado la Moncloa.
Las comisiones de expertos se suceden para valorar cuánto dinero de menos ha recibido y recibe la Comunitat. Hay expertos de partido, expertos con premio y expertos de barra de bar. La verdad es que no hace falta ningún catedrático para saber que los valencianos, que aportan 23.000 millones de euros a Madrid cada año, sólo reciben del orden de 11.000. Una simple resta es más contundente que cualquier reunión de sesudos especialistas en materia económica.
Fabra ha reclamado sin éxito. En mítines y reuniones privadas. Incluso le exigió más dinero a Rajoy en una cita en el Palacio de Congresos con Rita Barberá y Alfonso Rus como testigos. Del gallego, fiel a su estilo, sólo obtuvo comprensión y evasivas. El presidente de la Generalitat, vía mensaje de Año Nuevo, en frente común con el madrileño González o en plaza pública con el incumplidor presente al grito de que esta Comunidad tiene sed ha exigido unas respuestas que no han llegado.
El Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) no es excusa. Es un préstamo de miles de millones que hay que devolver y con intereses. Consuelo de tontos.
Fabra dijo la semana pasada en la tribuna de Les Corts que si Madrid financiara a la Comunitat de manera justa incluso se podría haber cerrado el ejercicio con superávit. Entonces, ¿para qué exigimos que se flexibilice el déficit? ¿Por qué no se cumple lo prometido y no llega más dinero? Darle manga ancha al déficit es un parche al que el inspector fallero Cristóbal Montoro ya le ha puesto el parapeto de Bruselas. O quizá sea la evidencia de que en 2014 no llegará más dinero a la Comunitat desde Madrid.
Ximo Puig, con un partido como el PSPV en la bancarrota, ha encontrado en la financiación la gallina de los huevos de oro. La va a llevar al Congreso las veces que haga falta para dejar en evidencia a unos diputados del PP valenciano que ya votaron en contra en su día. Y eso se empieza a palpar. Que le pregunten a Salvador Navarro, el presidente de la CEV, el comentario que hizo fuera de micrófonos tras reunirse con el portavoz del PP, Jorge Bellver.
Fabra debería aprender del ridículo, porque no se puede calificar de otra manera, al que le empujó algún castellano después de asegurar que llegarían 144 millones más del presupuesto de 2103 vía enmienda y luego le respondieron con una limosnilla de 100.000 euros para la línea de tren Xàtiva-Alcoi. Bochornoso.
Al final, como apunta Rus, la única salida será la de poner la virilidad política encima de la mesa.
Como valenciano me da igual que Rajoy venga o no por la Comunitat. Sólo le pido que cumpla y que pague lo que debe.
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