La semana pasada, la noticia de que un ciudadano había devuelto un libro a la biblioteca de Nerja 52 años después de haberlo sacado prestado me produjo un gran remordimiento de conciencia.
El 6 de mayo de 1996 saqué de la Bibloteca Pública de Valencia, ubicada en la calle Hospital, el libro “Introducción a los partidos políticos” de Manuel Martínez Sospedra. Desde entonces ha estado en mi biblioteca personal. Lo tengo 17 años en casa.
El profesor Martínez Sospedra, que espero que sepa valorar el amor casi eterno que le he tenido a su obra, escribió el libro entre Náquera y Moncada durante la primavera de 1995. Fue militante del Centro Democrático y Social (CDS) y quizá por eso se lo dedica a un expresidente del Gobierno de la Nación: “A Adolfo Suárez, desde el camello”.
El libro me lo prestaron en la Biblioteca de Valencia para que realizara un trabajo sobre los partidos minoritarios. Lo hice para la asignatura de Opinión de 4º de Periodismo. Me acuerdo que tomé como referencia al Partido Comunista de los Pueblos de España y a la Falange Auténtica. Me sirvió para librarme del examen final y para sacar un notable en la asignatura. Jordi Pérez Llavador, profesor de la materia, me animó a realizar una tesis sobre el asunto pero pasé de rollos.
Esta mañana (martes, 7 de mayo de 2013), 17 años y un día después de que pidiera prestado el libro, he llamado a la Biblioteca de Valencia. Con voz cándida le he confesado a la persona que me ha atendido que después de leer la noticia sobre ‘el arrepentido de Nerja’ me sentía obligado a declarar: “Yo tengo uno en mi casa desde 1996”. Un libro que pasó de la estantería de mi habitación en casa de mi madre a la librería de mi vivienda actual.
Durante la conversación incluso nos hemos reído cuando le he comentado que está en muy buen estado y que conserva su ficha y todo. Más que nada por hacer más llevadera la confesión.
Me ha dicho que igual tengo que hablar con la subdirectora cuando vaya, algo que me ha puesto un poco nervioso por si me lleva al rincón de pensar. Tras atenderme, me ha pasado con el departamento de dirección donde otra señorita me ha escuchado muy atentamente y me ha dado a entender que espera verme pronto.
He preguntado si el delito ya ha prescrito. Lo que sí que me han comunicado es que seguramente en los próximos seis meses no voy a poder sacar un libro de la Biblioteca de Valencia. El último que saqué todavía lo tengo en mi casa.
Lo que sí que es cierto, tan cierto como que el ejemplar lleva esos 17 años y un día en mi casa, es que nunca he recibido ni una llamada ni una notificación postal para que devolviera el libro. Así se lo he hecho saber a las dos personas que me han atendido y por lo que exigiré una explicación. ¿Cuántos libros no se han devuelto? ¿Cuánto dinero se ha invertido en ejemplares que nunca más retornaron?
El próximo viernes 10 de mayo iré a devolver el libro.
Pido perdón en primer lugar a todos aquellos lectores que algún día buscaron “Introducción a los partidos políticos”, de la editorial Ariel Derecho, y nunca lo encontraron en la estantería de la Biblioteca de Valencia porque estaba en mi casa.
Agradezco a los responsables de la Biblioteca su amabilidad, su comprensión anticipada y sus buenas palabras ante un delincuente literario confeso.
Y tras 17 años, ya doy por consumada mi venganza contra el profesor Manuel Martínez Sospedra. Me llevó a septiembre en 5º de Periodismo. La única asignatura que arrastré a la repesca en ese último curso. Me suspendió sin piedad y me separó de mis amigos en esas noches de verbenas patronales, me alejó de la barra del bar, impidió que me socializara, me sacó de las pistas de baile en las que lo das todo a altas horas de la madrugada hasta con el pasodoble Islas Canarias, me obligó a enclaustrarme en una casa de monte en la carretera de Gestalgar durante dos semanas para estudiar “Derecho Constitucional” y encima le puso un sobresaliente a mi compañera Toñi Espinosa que estudió con mis apuntes. En septiembre no me aprobó. Aprobé yo.
Por cierto, no es que esté muy orgulloso de haber tenido en casa 17 años algo que no es mío. Espero clemencia.
P. D. Creo que echaré de menos el libro pero me quito un peso de encima. Animo a todo aquellos que tengan un libro de la Biblioteca en casa a que lo devuelvan. Más vale tarde que nunca.