La semana pasada fue el incendio en las urbanizaciones de Calicanto y Sierra Perenchiza. El sábado por la noche el de la ladera de la montaña de Cullera. Fuegos que provocaron el desalojo de cientos de vecinos, amenazados por las cercanías de las llamas. De los incendios, lo que más me llama la atención, es la prontitud con la que alcaldes y concejales se desplazan al lugar de los hechos sin admitir que ellos, como gobernantes en el Ayuntamiento, tienen parte de culpa de la situación. En ocasiones su presencia calienta el ánimo de los vecinos que se muerden la lengua en la mayoría de las ocasiones para no echarles en cara la falta de prevención.
El alcalde de Cullera, el popular Ernesto Sanjuán, alguna decisión tendrá que tomar después de autorizar el lanzamiento de un castillo de fuegos artificiales con el nivel 3 de preemergencia establecido y con un viento de poniente servido en bandeja para avivar el fuego. Pese a todo, las palmeras de colores continuaron mientras el monte comenzó a arder y convirtió la montaña de Cullera, la más hollywoodiense de la Comunitat Valencia, en una bola de fuego. El paisaje, retratado en esta imagen, es lamentable.
En Chiva, la semana pasada, un gran incendio se llevó por delante el pulmón verde de Calicanto y varios chalés, de esos que se integran en la masa forestal como si nunca fuera a pasar nada. La administración, la municipal en este caso, tiene un alto grado de responsabilidad. Tan alto como el vecino que convierte su entorno en un polvorín con restos de poda abandonados y enseres viejos por doquier en improvisados vertederos.
No me sorprendió que un castillo de fuegos artificiales provocara un incendio. En Chiva, otra vez Chiva, donde yo vivo, incendios por carcasas de colores los hemos tenido a la orden del día durante muchos años. El 8 de septiembre en honor a la Patrona, la Virgen del Castillo, era norma disparar el castillo en una parte del pueblo donde hay una gran cantidad de solares abandonados. Los vecinos, por tradición, estaban más pendientes de ver en qué momento se pegaban fuego los campos que de las palmeras multicolor. Todos los años había fiesta.
Recuerdo que en 2010, el castillo provocó un gran incendio en una superficie rodeada de viviendas y que obligó a los bomberos a actuar con rapidez para evitar males mayores. En LAS PROVINCIAS lo contamos así con un vídeo espectacular: “El castillo de fuegos artificiales de las fiestas de Chiva provoca un incendio en el municipio”. Lo peor de todo es que no pasó nada a nivel institucional. Bueno, no es que no pasara nada sino que mientras una parte del pueblo ardía el equipo de gobierno del Ayuntamieno y miembros de la Diputación de Valencia cenaban a tutiplén y gratis en un restaurante de la localidad mientras Chiva era Roma.
Hace un par de meses en Chiva, otra vez Chiva, volvió a arder un campo que rebosaba maleza, lleno de basura, de botellas de cristal, de todo tipo de desperdicios que quemó el tendido eléctrico y que, de nuevo, obligó a actuar a los bomberos. En pleno caso urbano, no lo olviden. En una zona rodeada de viviendas y de paso para los escolares del municipio.
Los restos de poda se abandonan y no hay sanción alguna. Los terrenos en pleno pueblo están abandonados, repletos de maleza, basura y ratas. De roedores que campan a sus anchas y en ocasiones se confunden con búfalos de lo bien alimentados que están.
Ni el Ayuntamiento actúa para limpiar las zonas forestales ni toma medidas para que los propietarios de los terrenos desbrocen sus campos. La sierra, igual de mal cuidada. Aquí algunas de las imágenes del abandono de solares y campos en pleno centro del pueblo:
Los restos de poda sin recoger son habituales:
El polvorín de ramas y maleza está muy próximo a las casas:
Restos del incendio que hubo en pleno centro de Chiva hace un par de meses en un terreno sin limpiar:
La semana pasada fue Calicanto; el sábado, Cullera y la semana que viene, lo que venga. No hemos aprendido nada de hace dos años cuando por arriba y por abajo ardió la Comunitat: Chulilla, Dos Aguas, la Torre de les Mançanes… Mañana le puede tocar a usted.
Mientras nos gobiernen iluminados no habrá remedio. Nos espera un verano calentito si la lluvia no lo remedia.