James Herriot (1927-1929), Rodolfo Galloway (1931-1933) y Jack Greenwell (1933-1934) han sido los tres entrenadores ingleses que ha tenido el Valencia hasta que se oficializó la llegada de Gary Neville. El checo Anton Fivébr fue el primer técnico del equipo y posteriormente vivió viajes de ida y vuelta intercalado entre las etapas británicas. Aquellos inicios los vivió muy de cerca José Llorca Rodríguez, uno de los miembros de la tertulia del Bar Torino y que firmó la constitución del Valencia Football Club en marzo de 1919. Hoy, con la llegada a la ciudad del mayor de los Neville, me acuerdo de Elvira Roda, la chica burbuja que llenó portadas e informativos en su día y que se marchó a Dallas en el avión de El Pocero.
A su vuelta le cargaron el zurrón de pomposas promesas incumplidas. No sé si Elvira sabrá que el Valencia tiene nuevo entrenador. Un británico de nombre Gary, heredero ocho décadas después de los Herriot, Galloway y Greenwell. Allí, en su casa a orillas del Mediterráneo, la chica sigue en su burbuja, la de la sensibilidad química múltiple, donde una simple rutina es una tortura permanente. Una enfermedad no reconocida ni por la Seguridad Social ni por la Organización Mundial de la Salud, donde las dudas imponen su jerarquía y donde no existe subvención posible. Elvira es nieta de José Llorca, del tertuliano de Torino, de una de las personas que engrendró el Valencia y el valencianismo. Junto a Milego, Medina y compañía. De la raíz de la que hoy cuelga la rama de Meriton, de la de Peter Lim y Layhoon Chan.
En su día, hubo una ventana de ayuda abierta en un editorial de la revista oficial. Porque Elvira necesita apoyo. Económico y médico. El doctor Zaragosí, patrono de la Fundación, se quedó al cargo de un caso complejo. La voluntad existe pero es la hora de dar el paso necesario. Elvira Llorca pasa el tiempo junto al mar. A la espera de una ayuda que servirá al valencianismo para honrar su memoria. Mientras llega, con la necesidad de que sea a corto plazo, la familia y amigos mantienen la lucha con aquellos elementos que han permitido completar el gasto diario. Por eso, la afición del Valencia tiene una buena oportunidad de agradecer a José Llorca aquellas tertulias de Torino, y no hay mejor kilómetro cero que pasarse el próximo sábado 12 de diciembre por el rastrillo ubicado en el casal fallero de Rubén Darío-Fray Luis Colomer, junto al colegio El Pilar, a un paso de Mestalla, para colaborar con Elvira. Porque eso también es hacer equipo. Incluso puede que haya hasta una camiseta del club como paso previo al gesto definitivo hacia la nieta del fundador. Herriot y Neville hilan la historia del Valencia. De la misma manera que José Llorca y Elvira Roda.