“You’re fired!!”
Donald Trump
Reconozco que no veo suficiente Telecinco. Y debería hacerlo más. Estás en la vida creyendo que ya no te puede sorprender nada y de repente enciendes la tele y aparece Sandra Barneda diciendo: “¿Has descubierto que tu hermana es en realidad tu madre? Si es así llama al 806502527”.
Al instante pienso en cuánta gente habrá pasado por esa situación, que supongo que haberlos haylos, y en cuántos de esos estarán dispuestos a relatarlo en televisión. Pero esa cuestión me ocupa apenas diez segundos. Seguro que son cientos por increíble que me parezca. Será que yo soy pudoroso. ¿Pudoroso, qué significa, es de poder?, que diría el hijo de los Merino de ‘Perdidos en la tribu‘. Pues eso.
No voy a criticar esta actitud ni este tipo de programas. No entraré en el linchamiento contra Telecinco, que para eso ya hay otros 3.455 blogs. Y menos en una época en que tenemos cuarenta canales más (y un almacén de series recomendables que te propongo en esta misma página). Y, lo mejor de todo, un mando a distancia con un botón rojo.
Lo que realmente llevo varios días preguntándome es lo que pasaría por la mente de Sandra Barneda al recibir el guión de la promoción. Cuando estaba en su casa, pongamos que en zapatillas y leyendo el periódico, y de repente toca la puerta un mensajero con el guión que debe grabar al día siguiente. Ella lo abre, lo repasa. ¿Y? No se puede quedar tal cual, no me lo creo. A ver, que ya sé que esta muchacha ha presentado ‘La Noria’ y ese sucedáneo de ‘Veredicto’ que emiten al mediodía. Y que estará curada de espanto. Pero uno piensa en plantarse delante de una cámara y pedir que llame por teléfono la gente que ha descubierto que su hermana es su madre y es imposible quedarse como si nada. Vamos, que somos humanos. Hasta en Telecinco son humanos.
Como mínimo debe comentar con su familia o con quien tenga alrededor: “¡Qué fuerte…..! ¡Qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte!” Eso cuanto menos. No sé, estas son las tonterías que pienso yo. Sandra, de todos modos, sácame de dudas. Si estás por ahí, manifiéstate, y dime qué cruzó tu mente. No me tengas en este sinvivir.
El caso es que la promoción es de un programa que se llama ‘Secretos y mentiras’, que emite Telecinco los sábados al mediodía. Y, claro, andaba yo tan fascinado con el anuncio que no lo pude evitar. Sí, el sábado, lo vi.
Comí, llamé a mis hermanas para asegurarme de que ninguna de ellas es mi madre, y puse Telecinco. Y lo vi. Y bueno, ¿qué quieres que te diga, Sandra? Me decepcioné. Con esa publicidad uno espera encontrarse un verdadero dramón, uno de esos que te amargue la digestión. Pero nada que ver. El caso de un niño robado y una de cuernos. Muy flojo. Encima ni siquiera lo cuentan los propios implicados, sino que lo representan actores. Y sí, lo hacen bien, mejor que los de ‘El barco’, pero no es lo mismo.
Así que voy a hacerles un favor a los de ‘Secretos y mentiras’ y les voy a poner aquí varios ejemplos de realitys duros que se se han emitido por televisión para que tomen nota y se espabilen. Porque no puede ser que con esa pedazo de promoción, uno encienda la tele después y se encuentre la historia de una mujer a la que su marido engaña con una compañera de trabajo. Venga ya, yo necesito más.
Por ejemplo podemos echar un vistazo a ‘Cast Offs’, que podría traducirse algo así como ‘desechos’, y que era una versión heavy de ‘Supervivientes’. En él llevaban a una isla desierta a una serie de personas con malformaciones congénitas (sordera, paraplejia…) para que sobreviviesen superando sus limitaciones físicas.
O a la versión australiana de ‘The gruen transfer’ en el que se les pide a varias agencias de publicidad que creen campañas para atraer al público a practicar actos como la eutanasia.
O a ‘Solitary’, que emitió Fox Reality Channel. En él nueve participantes eran encerrados solos durante doce días en pequeños cubículos en los que se les grababa durante todo el día. Para darle más marcha, una voz en off les torturaba proponiéndoles pruebas descabelladas.
Son sólo tres ejemplos para dar ideas. Y animar el cotarro de ‘Secretos y mentiras’, que se queda muy soso. No puedes prometer droga dura y luego servir gazpacho. Se propongan lo que se propongan, siempre habrá gente dispuesta a todo. Sólo hay que recordar el caso del falso reality que convocó una cadena francesa en el que invitaba a los concursantes a aplicar descargas eléctricas sobre otro participante cuando éste cometiese un error en las preguntas de conocimiento general que se le formulaban. Nadie sabía que todo era falso, que el dolor era fingido. Y, pese a los gritos y alaridos, el resto de concursantes e, incluso, el público no dudaban en pedir a gritos “Castigo”, “Castigo”, “Castigo”… Eso sí, Sandra, eso sí…
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