“¿Es mejor una mañana de arrepentimiento que una noche de soledad?”
Hank Moody
¿Merece la pena empezar a ver una serie de la que se sabe que no habrá continuación? ¿Se trata de una apuesta a caballo perdedor? No. Rotundo no. Nadie dijo que cuánto más mejor. Siempre es preferible quedarse con ganas de más que terminar deseando que aquello que tanto te gustó acabe ya. Dame un fin de semana de pasión y locura y que se queden otros con meses de mediocridad.
El mayor temor de los serieadictos en esta época del año es que las cadenas decidan cargarse la ficción de la que están encandilados. Uno se queda con cara de tonto al enterarse de que han cancelado su serie. Te sientes como medio estafado. Porque engancharse a una u otra trama es una especie de apuesta. Sí, tú apuestas por un título, te implicas, le dedicas unas horas de tu vida, te encariñas con los personajes y, de repente, alguien decide que aquello se acabó. Que ya no tendrás nuevas dosis semanales. No va más. Hasta aquí. Y esas historias y argumentos caen condenados a una especie de limbo donde vagarán para siempre sin opción de resolverse.
Así se habrán quedado quienes esta temporada apostasen, y nunca mejor dicho, por ‘Luck‘, la ambiciosa serie de la HBO sobre las carreras de caballos y el mundo que se genera a su alrededor. Ni Dustin Hoffman ha podido salvarla. Estaba bien narrada, delicadamente construida y tenía cierto poder de atracción (incluso para quienes no nos interesa nada la hípica y el juego). Era cara y la audiencia no la respaldó. Al final, la muerte de tres caballos durante el rodaje sirvió de excusa para enviar a ‘Luck‘ a mejor vida. R.I.P.
Bueno, ¿Y qué? Has disfrutado con ellas, te han hecho sentir y gozar. Entonces, ¿qué más da si han durado mucho o poco? ¿Quién dijo que los mejores amores son los que resisten una eternidad? Hay series que con sólo una temporada han logrado un puesto en el Olimpo. Todos hubiésemos deseado que aquello llegase a más, claro que sí, pero fue lo que fue y aún así el recuerdo permanece imborrable. Como aquel rollo de verano que tienes idolatrado y del que nunca más supiste y, sin embargo, si lo rememoras todavía te enciendes.
Estos han sido mis rollos de verano catódicos que al volver a mi mente me siguen poniendo:
Si tienes, has tenido o piensas tener pareja alguna vez debes engullir esta serie. ¿Para qué? Para verte reflejado en los errores que cometemos una y otra vez, para reconocer y valorar lo dura que puede ser una relación, para reflexionar sobre las miserias que se esconden detrás de eso que llaman amor.
HBO emitió este crudo retrato sobre varias parejas con problemas dentro de su habitacion que se extienden al resto de la casa. Planteamiento sencillo, tramas realistas y una visión del sexo sin adornos ni aderezos. Al concluir la primera temporada la creadora decidió no continuar porque tenía la sensación de que ya había contado todo lo que quería. Bravo.
2. Rubicon
Si Rubicon fuese un rollo, sería uno de esos que no es fácil, que se hace de rogar, que te cuesta, de los que cuando por fin cuajan los disfrutas el doble. Rubicon es gris y compleja, pausada e intrigante. En apariencia sencilla, por dentro críptica. Es una historia de espías y conspiraciones sin giros inesperados ni ritmo frenético.
Todo comienza con una muerte que no parece fortuita. Y, a través de crucigramas y tréboles de cuatro hojas, vamos descubriendo que encierra más preguntas de las que parece. Y hay que buscar respuestas. Pero nadie quiere darlas. Los que ahora amamos ‘Homeland‘ hubo un tiempo que hicimos lo mismo con Rubicon.
3. Studio 60
Studio 60 tuvo la osadía de hablar de las angustias que producen las audiencias y terminó devorada por ellas tras 22 capítulos. El creador de ‘El ala oeste de la Casa Blanca‘ descubrió qué se esconde en las bambalinas de la televisión. Iba a decir que se introdujo en el corazón de un programa, pero no, lo hizo en las tripas. Y desde allí fue relatando los entresijos de un equipo, las presiones a las que se ven sometidos, los sinsabores que produce esa pequeña caja. Y, en fin, por muy bueno que sea lo que llega a las tripas, ya saben finalmente dónde va a parar…
4. Swingtown
Que una cadena generalista americana en pleno verano decida emitir una serie sobre intercambios de pareja es literalmente un suicidio. Aún así en la NBC lo hicieron. Plantaron a tres parejas en los años 70, con su música, su política y su estética. Les hicieron coincidir en fiestas salpicadas de marihuana. Y dejaron ver qué pasaba. Y lo que pasó fue un retrato perfecto y amargo de la sociedad yankee.
Después alguien llegó con su pistola y pegó el tiro.
Dejo para el final el rollo de verano adolescente. Ese que todos vivimos casi sin enterarnos. My so called life es recomendable sí o sí por Claire Danes (protagonista también de Homeland, segunda vez que la nombro, por qué será). Y no sólo por eso. Sobre papel es la típica historia de gente joven, con todos los tópicos del mundo. Pero con una gran excepción: parte de la premisa de que la juventud no es medio boba. Y, gracias a ello, consigue contar historias cotidianas sin clichés ni estridencias. Más My so called life y menos Física y química.
Y para que este blog no cuente sólo con una temporada ya estáis todos tuiteando esta entrada.
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