“La gente querrá las noticias si se las das con integridad”
MacKenzie McHale
En el primer capítulo de la serie ‘The newsroom‘ el informativo dedica una hora a informar sobre el derrame de petróleo de BP en el Golfo de México. Se analiza el alcance, las causas, las medidas que se están tomando, las responsabilidades. Es la noticia del día, un desastre que puede afectar a miles de personas, y la información se pone al servicio del ciudadano. Pensaba en algo similar en España a propósito de los incendios en Valencia, 50.000 hectáreas calcinadas, cientos de habitantes pendientes de un fuego desbocado. Imaginar algo parecido es una utopía. Sólo se hacen especiales así si gana la Roja.
Es la segunda vez en unos días que recuerdo la nueva serie de Aaron Sorkin sobre periodistas, que ha estrenado en EE. UU. la cadena HBO y que se verá en España en septiembre por Canal +. La primera fue con los relevos en TVE.
Se inicia una nueva etapa en los informativos del ente público. Mejor o peor, está por ver. No leo el futuro. Para eso ya está Esperanza Gracia, ahí sigue, ella se mantiene gobierne Zapatero o Rajoy. El que ya se ha ido es Fran Llorente, el hombre que ha comandado en los últimos años los telediarios en la emisora pública. Se va con más de 200 premios, ninguna demanda por manipulación informativa (como aquella del Ce Ce O O de Urdaci) y con el aplauso de sus compañeros. Guste más o menos estos son datos incontestables.
La etapa de Julio Somoano habrá que juzgarla cuando suceda. No antes. Cierto es que su nombramiento ha despertado todo tipo de recelos porque llega de Telemadrid, una cadena que, para qué engañarnos, no se caracteriza por la información independiente. Veremos. De entrada quiero pedirle al recién nombrado que eche un vistazo a ‘The newsroom’.
Cuando uno dice Aaron Sorkin el resto de la humanidad se levanta. Es el creador de ‘El ala oeste de la Casa Blanca’ y ‘Studio 60’, y eso son palabras mayores. Aunque tampoco deberíamos pasarnos. Al esperar tanto, tanto de una persona, las posibilidades de que no se cumplan nuestras expectativas se amplían. Y nadie es infalible.
Sorkin se ha metido esta vez en la redacción de un informativo de una televisión por cable. Se escuda detrás de Will McAvoy, un presentador popular gracias a su imparcialidad a la hora de narrar las informaciones (una especie de Ana Blanco pero en hombre). Pero todo cambia cuando en una charla ante universitarios se deja llevar, se moja demasiado y suelta un discurso poco autocomplaciente, antipatriótico y reivindicativo. Permite que su careta caiga. Y aquello le va a suponer un antes y después en su carrera.
De ‘The newsroom’ hemos visto ya dos capítulos, lo cual nos permite adivinar que esta ficción pretende poner en valor el periodismo, el de siempre, el de las fuentes, el anti-Google, el de las noticias importantes, el puro, sin interferencias económicas ni políticas.
“Debemos reivindicar el periodismo como una profesión honrada”, le dice al periodista la nueva productora de su programa, una corresponsal de guerra idealista, que ha regresado dispuesta a pasar de las audiencias (“no hacemos buena televisión, hacemos noticias”), de los chismorreos y de los ganchos fáciles (cualquier discurso de Sarah Palin). Cuando McAvoy le contesta que nadie querrá ver este tipo de informativo, ella le cita al Quijote.
En el primer capítulo ambos deciden ofrecer una amplia cobertura sobre la explosión de la plataforma petrolífera, a pesar de que hay noticias que previsiblemente atraerán a más espectadores. Pero este espacio apuesta por ser diferente. “Quiero que el contenido condicione las audiencias, no al revés”, asegura el jefe de la cadena. Y con ese espíritu realizan un noticiero vivo, sincero e íntegro. Cargado de exclusivas, de invitados, de entrevistas que meten el dado en la yaga, de responsables dispuestos a explicarse. Ciencia ficción.
Surgen un montón de datos desconocidos y súper importantes, que logra la que parecía la más pardilla de la redacción. Y es que unas palabras de la productora han supuesto un revulsivo para esta joven apocada. En el segundo episodio las cosas se tuercen y mete la pata. Pero incluso de los errores se aprende, no hay gritos, no hay represalias. Esto es un equipo en la salud y en la adversidad.
Como no sólo de teletipos vive el hombre la pardilla mantiene una relación con un compañero de oficina, que no se lo pone fácil. No valora suficientemente su trabajo, no quiere conocer a sus padres… Menudo drama. Menos mal que el chico nuevo le mira. ¿Habrá triángulo? No, hombre no. Qué evidente. Ni tampoco se liarán el presentador y la productora, que hace años fueron novios, se hicieron mucho daño y ahora se odian. Qué mente retorcida tenéis. Por cierto, ¿dónde está Holly Hunter? No, que esto no es ‘Al filo de la noticia’. ¿Y Glenn Close? No, que esto no es ‘The paper’. Ah, pues me lo parecía.
Cualquier director de informativos, cualquier periodista, cualquier estudiante que ansíe dedicarse a esto debería ver ‘The newsroom’ y quedarse con el sermón (sí, he dicho sermón) que nos suelta Sorkin sobre el periodismo, sobre las buenas prácticas y las malas, sobre la integridad en esta profesión. Lo hace a través de diálogos muy bien escritos y un ritmo estupendo.
Nos narra la teoría de lo que debe ser un buen periodista, de raza, de los que siguen su instinto, sin servilismos. Como libro teórico es imprescindible.
Ahora sólo falta que Sorkin haga una serie sobre el mundo real.
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