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Mikel Labastida

El síndrome de Darrin

Se vende el sillón de los tróspidos

“El mejor regalo de mi vida lo recibí en Navidad a los 10 años: Mi primer kit de sutura. Lo utilicé hasta que me sangraron los dedos y luego lo usé para cosérmelos. Fue el primer paso para hacerme cirujana”

Meredith Grey

 

 

 

Todavía estás a tiempo de no levantarte el día de Reyes y encontrarte con una colonia que nunca usarás, con varios pares de calcetines de deporte que te recordarán el tiempo que hace que no pisas el gimnasio, o con un pijama para la colección de pijamas que jamás utilizas porque duermes en ropa interior. En tu mano está que Melchor, Gaspar y Baltasar sean este año un poco más originales y opten por algo que al menos no te deprima al verlo. Los seriófilos y adictos a la tele en general tienen la oportunidad estos días de llenar las estanterías con los packs de las temporadas de series que todavía no atesoren o con ediciones especiales. Pero existen otros objetos relacionados con el universo catódico que pueden provocar alegría y regocijo para quien los encuentre entre sus zapatos el día 6 al levantarse.

 

Más allá de tazas y camisetas el merchandasing alcanza cada vez cotas más insospechadas y se extiende hasta cualquier artilugio. Pongamos por caso que, además de un aficionado a la pequeña pantalla, lo eres también de la cocina. En ese supuesto un delantal te vendría perfecto. Los hay de ‘Mujeres desesperadas’ o de ‘La tribu de los cinco’ pero el más impactante es el de ‘Dexter’. Nadie se va a atrever a molestarte en los fogones si te ve ataviado con este mandil y con un cuchillo en la mano. Los seguidores del forense de Miami se sorprenderán si los de Oriente le traen además separadores de libros con forma de bolsas de sangre y posavasos con muestras como las que él recoge cada vez que asesina a alguien.

 

En otros forenses distintos se han fijado para idear objetos diversos. Una herida duele menos si la cubre una tirita de ‘CSI’, una casa invita a pasar si en el felpudo está plasmado uno de los muertos que investiga este cuerpo de policía, y el sol no molesta si se utilizan las gafas de Horatio.

 

 

¿Más sangre? ¿Dónde guardan los de ‘Walking dead’ las galletas? En una cabeza.

Si el pudor te lo permite pide en tu carta unas zapatillas con forma de zombie. ‘True blood’ desparrama sangre por donde pidas. En llaveros, abridores, bandoleras y también en delantales. Aunque lo más apropiado es ir a buscar sangre al Merlotte’s Bar & Grill. Como pilla lejos siempre se puede recrear el local con unas lámparas de neón con el logo de la marca de las botellas que allí se sirven.

Hablando de lámparas. Existe un Tumblr con cientos de imágenes de las que aparecen en ‘Downton Abbey,’ que son muchas y variadas. Se puede echar un vistazo y así quizá se nos ilumine la bombilla y se nos ocurra un regalo original.

 

Entre los más curiosos está una cortina de baño con la tabla periódica de ‘The bing bang theory’ (ideal para estudiantes en época de exámenes o para autodidactas empedernidos) o un cepillo eléctrico con la forma del Destornillador Cósmico similar al que usa el personaje protagonista de la serie ‘Doctor Who’.

A veces entre nuestros deseos más secretos está emular al protagonista de alguna serie. Siempre se puede comprar un traje de Banana Republic y creer que eres Don Draper y las mujeres se rinden por donde pasas. De ilusión también se vive. En ocasiones no sirve únicamente con ropa, se precisan otros elementos. Para ser el rey Robert, de ‘Juego de tronos’, viene muy bien el martillo forjado por Donal Noye para usarlo en combates. Si no es posible trasladarse en el tiempo (y en la imaginación) una reproducción a escala vale.

 

A los colgados de la isla que todavía siguen dándole vueltas al final de ‘Lost’ y que de vez en cuando gritan aquello de ‘Tenemos que volver Kate’ se les puede despachar con una reproducción del billete del vuelo que se estrelló de la compañía American Airlines. Si con eso no se pasa otra posibilidad es un despertador que representa una estación Cisne (el famoso búnker) en miniatura. Consta de un contador y un pequeño ordenador en el que hay que introducir la popular serie de números (los números son malos, son malos) para que el sonido cese. Si no los pulsas, quizás no despiertes nunca…

Los atrapados en el pasado (o que viven en modo vintage) agradecerán cualquier presente relacionado con títulos clásicos como ‘MacGyver’, ‘Los Monsters’, ‘El gran héroe americano’ o ‘El coche fantástico’. Cuando éramos pequeños todo el mundo albergaba un Michael Knight en su interior y, de vez en cuando, hablaba a su reloj Casio para pedir a su coche que llegase hasta él. Como no solía aparecer, algunos convirtieron su vehículo en digno sucesor de Kitt, tuneado con horribles luces rojas. No hay que llegar a tanto. Con una simple matrícula es posible sentir que se conduce el célebre automóvil.

 

Si su pareja fantaseaba con Julie McCoy, la directora del crucero de la serie ‘Vacaciones en el mar’, tiene tres opciones. Una, separarse. Dos, llevarle al médico. Tres, echarse al rollo y comprarse una peluca similar al cabello de aquel personaje y probar si el disfraz le provoca una alegría una noche. Si la fantasía es más retorcida, e incluye en ella a Isaac Washington, el barman del barco, o al Capitán Stubing, la cosa se complica. Eso ya es vicio. Pero los vicios también merecen ser atendidos. Se venden disfraces de todos ellos.

Sin llegar al disfraz uno puede hacerse pasar por el agente Mulder o por la teniente Debra Morgan con un identificador como los que ellos usan para pasear por las dependencias de sus oficinas.

Estos vinilos de ‘Homeland’ en realidad no existen. Ojalá. Serían unas portadas magníficas para álbumes de buen jazz. Miles Davis o John Coltrane, por ejemplo. Tal vez alguien los comercialice o a algún lector le despierten la inspiración.

Que la inspiración te encuentre trabajando, que decía Picasso. Y si es en un sillón cómodo, mejor. ¿Qué tal en el que los protagonistas tróspidos de ‘¿Quién quiere casarse con mi hijo?’ esperan a sus pretendientes? ¿O en el que se aposentan l@s candidat@s? ¿Teme que se le pegue algo de Isidoro o del escupefuegos muy heterosexual? No hay problema. Eso se pasa rápido.

 

 

Los muebles de la tele salen al escaparate. O al menos sus reproducciones. De las sillas, camas, mesas y armarios de series como ‘Gran Hotel’, ‘Bandolera’, ‘Frágiles’ o ‘Gran reserva’.

Si ninguna de estas propuestas te agrada porque eres más de ‘Sálvame’ o de ‘De buena ley’ irremediablemente los Reyes te traerán carbón. Merecido.

 

Títulos de crédito: Para quejas, sugerencias y otras necesidades humanas mi correo es mlabastida@lasprovincias.es

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Sobre el autor

Crecí con 'Un, dos, tres', 'La bola de cristal' y 'Si lo sé no vengo'. Jugaba con la enciclopedia a 'El tiempo es oro' imitando al dedo de Janine. Confieso que yo también dije alguna vez a mi reloj: "Kitt, te necesito". Se repiten en mi cabeza los números 4, 8, 15, 16, 23, 42. Tomo copas en el Bada Bing. Trafico con marihuana en Agrestic y con cristal azul en Albuquerque. Veo desde la ventana a mi vecino desnudo. El asesino del hielo se me aparece en cada esquina y no me importaría que terminase con mi vida para dar con mis huesos en la funeraria Fisher.


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