“Yo no estoy en peligro. Yo soy el peligro”
Walter White
La televisión tiene muchas maneras de dejar morir o matar. Puede ser cruel, sádica, apiadada o dulce. Desangra o apenas deja rastro. Las series fallecen por agotamiento, estranguladas o en un asalto cuando menos lo esperan. Sea como sea todas las historias tienen un fin. A todas les llega el momento de esperar su muerte.
Pero hay muchas maneras de hacerlo. Este verano asistiremos a dos. ‘Dexter’ y ‘Breaking bad’, dos de las ficciones que más han dado que hablar en los últimos años, están sentenciadas y esperan ya su turno para ser ajusticiadas. Pero cada una de ellas lo hará de un modo distinto. Mientras que una está ya agónica y necesita que alguien le proporcione una inyección letal, la otra goza de una salud excelente y aguarda su hora con la cabeza bien alta.
Una muerte digna para ‘Dexter’
La octava y última temporada del popular asesino en serie de Miami comenzó en Estados Unidos hace unos días. En unas semanas sabremos cuál es el destino al que está condenado Dexter Morgan, el minucioso y ordenado forense que vive atormentado por el oscuro pasajero que habita en su interior.
A Dexter lo conocimos hace ocho años y enseguida nos reveló su secreto, la necesidad de matar que ha sentido desde niño y que ha canalizado actuando como justiciero con aquellos criminales que lograron burlar la ley. Trabaja en una comisaría de Miami, un lugar que le sirve para conocer de primera mano los sucesos de la ciudad y para seguir la pista de los delincuentes que no han pagado por sus actos. Es él quien dicta sentencia y el que acaba con ellos salvajemente.
El espectador no tarda en empatizar con este personaje, a pesar de sus más que cuestionables hábitos y su manifiesta incapacidad para sentir nada por nadie. La primera temporada sirve para que conozcamos su trágica infancia, que marcó su comportamiento; la relación que mantuvo con su padre, que enseguida descubrió su conducta desviada y le propuso un código que será el que guíe sus acciones el resto de su vida; y el vínculo que le une con su hermana, con quien trabaja (y que desconoce completamente su doble personalidad).
La de ‘Dexter’ fue una primera temporada casi perfecta, bien estructurada, con ritmo, en la que el espectador se fue empapando poco a poco de la sangre que derrama el forense en sus crímenes, apiadándose de él y temiendo por que sea descubierto. Nos convertimos rápidamente en sus cómplices.
¿Qué ha pasado para que ocho años después la historia de Dexter cada vez nos seduzca menos y estemos deseando una muerte digna para él? El problema quizá haya sido el idéntico planteamiento en cada temporada. El forense se topaba con un alter ego al que le costaba atrapar, que le ponía en apuros y al que finalmente aniquilaba. Pero a la vez su historia se estancaba, no nos ofrecía nuevos datos y aquello se convertía en un manido juego del gato y el ratón.
Todo parecía que iba a cambiar cuando en la cuarta temporada Dexter se enfrentó a Trinity, un asesino con una doble vida como la suya, que le arrebató a uno de sus seres más queridos. Ese hubiese sido un buen detonante para empezar a poner fin a esta historia. Pero los guionistas, lejos de sacar el cuchillo y avanzar con la trama, decidieron alargarla sin aportar nada nuevo y el resultado se vio en la desastrosa sexta temporada.
Ahora por fin el final de Dexter se vislumbra en el horizonte. El forense ya ha sido descubierto por algunos de sus seres más cercanos y esta revelación está ocasionando consecuencias difíciles de controlar. La muerte de ‘Dexter’ como serie confiamos que sea lo más digna posible, pero siempre llevará el lastre de haber llegado mucho más tarde de lo deseable.
Una muerte a lo grande para ‘Breaking Bad’
No sucede lo mismo con ‘Breaking Bad’ que cuando culmine la segunda parte de su quinta temporada (empieza a emitirse el 11 de agosto en Estados Unidos) nos dejará sin duda con ganas de más. Mucho tendrían que errar los guionistas en estos últimos ocho capítulos para que la historia de Walter White no fuese recordada como una de las mejores contadas de la ficción televisiva, y que supo retirarse a tiempo.
A Walter White nos lo presentaron hace seis años como un mediocre profesor de química que, cuando descubre que padece cáncer, decide buscar dinero de manera rápida para dejarle la vida resulta a su familia en caso de que él muera. Y así se introduce en el negocio de las drogas, fabricando la metanfetamina más perfecta del mercado.
También en ‘Breaking bad’ asistimos al juego del gato y el ratón, ya que Walter White consigue escaparse sistemáticamente de las garras de su cuñado, agente de la DEA. No son pocas las ocasiones en que ambos están a punto de chocarse, pero White se las apaña para burlarlo. La diferencia entre este juego y el de ‘Dexter’ es que la historia de Walter White nunca se detiene. El espectador asiste a su transformación, a cómo pasa de ser un asustadizo maestro a un capo sin escrúpulos capaz de cualquier cosa con tal de engordar su ego. Porque en el camino trazado por la serie el espectador pasa de compadecer y entender los motivos que mueven al protagonista a cometer una serie de actos inmorales a detestar al monstruo que acaba siendo.
White inicia esta aventura con el propósito de proteger a los suyos y termina siendo él el mayor peligro que deben sortear. Todos los que le rodean sufren las consecuencias de su cambio y terminan temiéndole.
‘Breaking bad’ empezó siendo una serie dura y realista y a medida que han avanzado los capítulos se ha permitido algunas licencias más efectistas para dotar de acción a las tramas. Se lo hemos disculpado. Todos estamos en el mismo viaje. Aprobamos este cambio de rumbo por el placer que nos está proporcionando este descenso a los infiernos de un simple profesor de Albuquerque.
El final de la primera tanda de episodios de la quinta temporada nos trajo una importante revelación. Esperada por muchos, pero no por ello menos deseada, aunque pocos podían suponer que se produciría de una manera tan casual.
En los ocho capítulos que quedan para la muerte de ‘Breaking bad’ asistiremos a una huida desesperada hacia ninguna parte y a un enfrentamiento impactante del que no sabemos cómo saldrá White. Pero ojalá lo haga a lo grande, como se merece una de las mejores series que hemos visto y veremos jamás en la televisión.
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