“El trabajo no me ha hecho así, el ser así me ha hecho adecuado para este trabajo”
Rust Cohle
Matthew McConaughey ha tenido que dejar de ser Matthew McConaughey para empezar a resultar buen actor. Es curioso. Ha escondido su apariencia de Ken con sonrisa perfecta y cuerpo envidiable y lo ha cambiado por un aspecto más ajado y escuálido. Y así es como le han aflorado las dotes interpretativas. Al parecer si eres guapo se te quitan las ganas de esforzarte en ser además otra cosa. El caso es que ha sido desengancharse de las comedias románticas, variar la fisonomía y empezar a bordar los papeles. Ya destacó su participación en las películas ‘Mud o ‘The Paperboy’ pero la verdadera sorpresa ha llegado con ‘Dallas Buyers Club’, filme para el que ha tenido que perder 20 kilos y que es posible que le propicie su primer Oscar (aun a costa de Leonardo DiCaprio). Como hoy en día no eres nadie si no has protagonizado tu propia serie de televisión (y si no que se lo digan a Glenn Close, Jessica Lange, Jeremy Irons o Dustin Hoffman) el McConaughey feo ya tiene la suya, ‘True Detective’. En ella interpreta, de modo soberbio, a un taciturno policía.
Con sólo tres episodios ‘True Detective’ ya está llamada a ser una de las ficciones del año. Es cierto que todo lo que produce HBO es recibido entre vítores y halagos. La sombra de ‘Los Soprano’ y ‘The Wire’ es alargada y la madre que parió este par de títulos se merece la discriminación positiva sólo porque alguien que en el pasado realizó semejantes partos no puede procrear nada desdeñable. Lamentablemente algunas decepciones ha gestado en los últimos años. No es el caso de ‘True Detective’. Cuando se emitan los ocho episodios de los que consta la primera temporada podremos valorarla en su conjunto pero por el momento el arranque no ha podido ser mejor.
‘True Detective’ rescata uno de los géneros con más posibilidades en la ficción, el de las parejas de policías con caso. Las ha habido en la literatura, en el cine y, por supuesto, en la televisión. La serie se fijará en una de ellas cada temporada. La primera es la formada por McConaughey y Woody Harrelson, que se meten en la piel de los detectives Rust Cohle y Martin Hart. Con ellos regresan a la pequeña pantalla las tramas de parejas de polis que en su día popularizaron ‘Starsky y Hutch’ o ‘Cagney y Lacey’. La diferencia con aquellas es la (buscada) escasa química que existe entre los protagonistas de ésta a diferencia de las otras y que la de ‘True Detective’ es una historia cerrada sin posibilidad de nuevos casos.
Aléjense quienes esperen un ritmo endiablado, giros de guión imprevisibles y fuegos artificiales. Ésta no es su serie. ‘True Detective’ se cocina lentamente, sin prisas, recreándose en los ingredientes y en los pequeños detalles. En los episodios con los que ha comenzado la serie nos han presentado el caso, el de varias mujeres asesinadas de forma similar, y a los protagonistas. Los dos policías están marcados por la tragedia y eso se refleja en su cara y en sus acciones, que esconden una frustración por lo que no han llegado a ser. A Clohe (McConaughey) lo conocen como El Recaudador, por la libreta grande en la que anota sus pesquisas. Su carácter retraído, arisco y algo agresivo le impide empatizar con cualquiera, incluso con Hart (Harrelson), que no oculta los reparos que le produce. Pese a todo a Hart le honra reconocer la pericia de su compañero. “Posee el mejor ojo para detectar la debilidad”, asegura. Hart es dibujado de un modo más convencional. Aparentemente resulta más afable y tranquilo, sin embargo, su forma de ser denota melancolía y desilusión, posiblemente motivada por un trabajo que ha dejado de entusiasmarle y por un matrimonio que no funciona.
La serie se sitúa 17 años después a cuando sucedieron las extrañas muertes. Cohle y Hart han sido citados por la policía para rememorar las circunstancias y conclusiones de aquella investigación y, sobre todo, la forma de actuar de cada uno de ellos. Mucho han cambiado ambos en casi veinte años y es precisamente ese constante juego de planos, entre los protagonistas en la actualidad y los de hace casi dos décadas uno de los mayores atractivos del relato. No sólo hacen que el espectador se interese por el suceso sino por cómo ha discurrido la vida de los protagonistas desde entonces.
Éste es uno de los principales aciertos de la serie americana, el hecho de que el peso recaiga en un primer momento en los personajes más que en los propios asesinatos. En esto se diferencian los detectives de antes y los de ahora. Los de antes apenas se dibujaban con el fin de que su personalidad se pudiese amoldar a las exigencias de los casos que fueran apareciendo en las sucesivas temporadas. Además la química entre compañeros casi siempre era buena. Como mucho, en alguna ocasión, en el punto de partida los dos policías en cuestión mantenían una relación tensa para terminar convirtiéndose en inseparables. Si la pareja estaba formada por hombre y mujer la crispación solía derivar en atracción. De estas últimas ha habido unas cuantas en la pequeña pantalla, desde la los detectives de ‘Remington Steele’ hasta los de ‘Luz de luna’. Entre las más célebres parejas masculinas cabe señalar la de ‘Corrupción en Miami’, testosterona pura en la ciudad de Dexter.
Mención aparte merece la de ‘Expediente X’ que, aunque también jugó a la tensión sexual no resuelta, sí fue indagando en el carácter de ellos para dar forma a personajes más complejos y con mayor recorrido.
Los polis de ‘True Detective’ tienen poco que ver con todos estos. Al igual que los de ‘The Killing’ arrastran traumas de sus pasados, que les impiden ser felices, y una actitud frente a la vida de hastío. Lo cierto es que, pese a las diferencias, la pareja de ‘The Killing’ logra entenderse y acaban siendo un dúo que el espectador adora.
No parece que vaya a ser esto lo que ocurra en ‘True Detective’ donde el espectador adivina que las cosas no debieron de terminar de un modo amigable observando la frialdad y recelo con que hablan el uno del otro 17 años después. ¿Qué sucedió entre ellos para que su relación desapareciese completamente? ¿Qué ha ocurrido en sus vidas que los ha desmejorado tanto? ¿Por qué se vuelve a reabrir el caso si supuestamente ya se encontró un asesino? Ésas son las preguntas que nos dejan los primeros episodios.
También nos deja una interpretación más que correcta de McConaughey, que administra con cautela y maestría los gestos y las poses histriónicas y nos va regalando una serie de matices que nos ayudará a acercarnos al personaje. E incluso a encariñarnos con él, aunque haya tenido algo que ver con el asesinato, algo que los guionistas quieren que se nos pase por la cabeza. Y es que, si algo nos queda claro, es que las mentiras se suceden alrededor de esta muerte y, por eso, la resolución del caso no va a ser sencilla. A esto debemos unirle el excelente gusto en la estética de la propuesta de HBO, la puesta en escena e, incluso, la flamante cabecera.
‘True Detective’ no nació para ser sencilla, lo suyo es acabar convirtiéndose en serie de culto, aunque no todos los públicos lo terminarán de entender. No importa. Exige confianza y sobre todo un consumo moderado, de esos que te hacen relamerte poco a poco.
Todo eso nos produce McConaughey. Quién nos lo iba a decir. Nunca una dieta logró tanto.
Títulos de crédito: Para quejas, sugerencias y otras necesidades humanas mi correo es mlabastida@lasprovincias.es