“La vida es lo suficientemente larga como para que seas realmente bueno en una sola cosa. Así que ten cuidado en qué eres bueno.”
Rust Cohle
Cada cual tiene en su casa un felpudo. Los hay anodinos, informales, originales, llamativos, uniformes, modestos o ridículos. Actúan como primera impresión de un hogar y pueden dar una pequeña pista sobre el dueño, si es arriesgado, convencional, clásico o excéntrico. Durante muchos años existía un felpudo estándar que era el que la mayoría de personas exhibían en su entrada y sólo unos pocos se preocupaban por buscar un artículo diferente. Con el tiempo esta circunstancia ha cambiado y en el mercado han aparecido felpudos de todo tipo, desde los refinados hasta los más divertidos, pasando por los grises o los de diseño.
Con las cabeceras de las series sucede lo mismo. Durante un tiempo eran un simple elemento que servía como preludio-acceso del producto. Las había insustanciales, algunas más elaboradas, y unas pocas estimulantes. En los últimos años, sin embargo, se tiende a crear pequeñas obras audiovisuales cuya función no sólo es presentar el producto sino hipnotizar al espectador desde el primer instante.
Es cierto que el empezar es el comienzo del acabar. Y que coser y cantar, todo es empezar. Así que empecemos por el principio, por esas cabeceras que han precedido a algunas de las series que han marcado nuestras vidas. De ‘El príncipe de Bel Air’ a ‘Los Soprano’, de ‘Bonanza‘ a ‘House’, de ‘Sensación de vivir’ a ‘True blood’. Ninguna carta de presentación mejor que los títulos de crédito, openings o intros. La excusa para hacer este repaso a las distintas clases de cabeceras y su funcionalidad serán dos ejemplos recientes, los que han ofrecido los mejores títulos de lo que llevamos de temporada, ‘True detective’ y ‘Masters of sex’.
La primera se ha analizado hasta el hartazgo. Pocos openings son capaces de introducir mejor en el clima angustioso en el que se desarrolla la serie. Son obra de Elastic, empresa que editó los créditos de ‘Seven’ o de series como ‘Juego de tronos’ y ‘Roma’, y de Antibody. La técnica para crear una intro tan redonda la explican con todo lujo de detalles los compañeros de Selenus. Mucho más sencilla pero igual de efectiva es la de ‘Masters of sex’, en la que el ingenio se ha volcado en escoger una serie de imágenes que evocan o sugieren elementos y acciones sexuales.
Los créditos más convencionales solían dedicarse a presentar e informar de los actores que daban vida a los distintos personajes. Estos se utilizan principalmente en aquellos títulos con un reparto extenso, como los de las procedimentales ‘La ley de los Ángeles’ o ‘Mentes criminales’, o de los culebrones del estilo ‘Dinastía’, ‘Falcon Crest’ o ‘Melrose Place’. A menudo se intercalan con imágenes de la propia serie. Comedias como ‘Las chicas de oro’ o ‘Friends’ también han hecho uso de ellos. Esta última además popularizó una canción de The Rembrandts.
Entre las cabeceras de este tipo más cuidadas destaca la de ‘Big Love’, donde se va presentando a los personajes sobre una pista de hielo, un ajustado símil de la fragilidad de la relación que se establece entre los protagonistas de la serie.
Algunas intros han recurrido a un narrador para contar al espectador el punto de arranque de la serie. Esta figura puede ejercerla uno de los personajes, que cuenta su historia, o un ser omnisciente que resuma la acción. Así sucedía en la de ‘El coche fantástico’, en la que se explicaba que la serie es una trepidante aventura sobre un hombre que no existe. ‘El príncipe de Bel Air’ y ‘Las islas perdidas’ fueron más allá, puesto que en lugar de relatar los hechos se cantaban.
Uno de los títulos con narrador que más popular se hizo en los años ochenta fue ‘El equipo A’, que desde el inicio presentaba a M.A. Barracus y los suyos y explicaba por qué debían burlar continuamente la ley. En 1972 un comando compuesto por cuatro de los mejores hombres el ejército americano fueron encarcelados por un delito que no habían cometido…
La revolución de la ficción en televisión ha provocado también que los openings se elaboren de manera más cuidadosa y con mayor libertad. De un tiempo a esta parte se entiende que los títulos de crédito son un recurso narrativo más y se apuesta, por ejemplo, por imágenes oníricas, que permiten a quien las ve introducirse en la temática del título que va a disfrutar (en la muerte en el caso de ‘A dos metros bajo tierra’), o por secuencias relacionadas sutilmente con las claves principales de la trama (‘Nip tuck’).
En ocasiones la función de la cabecera es contextualizar la historia o a uno los protagonistas. Así ‘The Americans’ ofrece una serie de imágenes que remiten directamente a la guerra fría, momento en que se sitúa la acción. La cabecera de ‘Homeland’ emula un gran collage que trata de situar al espectador en el contexto post 11-S y en la mente de una persona bipolar. La intro de ‘Big Bang theory’ es una pequeña joyita que concentra en apenas 20 segundos la evolución del universo desde la explosión que lo originó hasta nuestros días.
Uno de los elementos más fascinantes de ‘Carnivale’, la historia sobre un circo ambulante que canceló HBO tras dos temporadas, fue su cabecera, obra del estudio A52. En ella se mezclaban fotografías reales del ambiente de la gran depresión americana con cartas del tarot inspiradas en obras de arte, y que simbolizaban el azar y el destino tan presentes en esta serie sobre el bien y el mal.
La animación para series que no son de dibujos animados es una alternativa por la que se opta últimamente. Los personajes de ‘Bored to death’ se transforman y rinden homenaje a los detectives de cine negro a los que tanto admira el protagonista. Para crear la de ‘Mujeres desesperadas’ se eligieron ocho obras de arte (‘Adán y Eva’ de Lucas Cranach el Viejo, ‘El matrimonio Arnolfini’ de Jan Van Eyck o ‘American Gothic’ de Gran Wood, entre otros), se retocaron y se manipularon para enfatizar el papel de la mujer. El dibujo de la silueta de un hombre que cae desde un rascacielos está directamente asociado a ‘Mad Men’, como símbolo de los hombres locos que saltan al vacío sin red.
Mención especial merecen los trabajos de animación que se compusieron para ‘United states of Tara’ y ‘The Pacific’.
El tributo al personaje principal, cuando toda la acción recae sobre él, ha sido el leitmotiv de cabeceras como la de ‘Sex and the city’, ‘Los Soprano’ o ‘Nurse Jackie’.
La introducción que de manera más formidable describe al protagonista es la de ‘Dexter’, que exhibe los actos cotidianos del forense de Miami (afeitarse, desayunar, limpiarse los dientes) pero con un montaje que conduce al espectador a los oscuros secretos y comportamientos del personaje. La empresa Digital Kitchen firmó esta obra maestra, como también los de ‘True blood’ o ‘A dos metros bajo tierra’.
Otras piezas, por su parte, se dedican a recrearse y servir de estampa de las ciudades en las que se desarrollan las tramas, que pasan a ser un personaje más de la serie. Así ocurre con Washington en ‘House of cards’, Nueva York en ‘Damages’ y ‘Buscarse la vida en América’, Miami en ‘Corrupción en Miami’, Portland en ‘Portlandia’, y Dallas en ‘Dallas’, por supuesto.
A partir de su tercera temporada, ‘Weeds’ introdujo novedades en su opening que, hasta el momento, se había caracterizado por representar correctamente la vida en Agrestic, un barrio burgués con casas adosadas y habitantes clónicos. En cada capítulo la sintonía original (“Little boxes” de Malvina Reynolds) la interpreta un artista o grupo diferente. No es el único título que ha elaborado diferentes cabeceras. Para algunos variarla es un recurso con el que añadir información, como es el caso de ‘Fringe’, que ha propuesto hasta siete opciones de distintos colores que orientan sobre el universo en torno al que girará la trama. ‘American Horror Story’ mantiene la música cada temporada pero varía la forma en función de la temática propuesta para ese curso.
Los creadores de ‘Juego de Tronos’ decidieron convertir la intro en un mapa con el que el espectador puede orientarse sobre la situación en la que se encuentran los reinos que aparecerán en el episodio. Ramin Djawadi es el autor de la música que acompaña a la gran maqueta.
La ausencia de cabecera también se ha revelado como un arte. Sólo unos segundos necesitaban los creadores de ‘Lost’ para generar el misterio, con un opening en el que apenas se veía el título y sonaban unos acordes enigmáticos. Algo parecido sucede con ‘In treatment’, ‘Black Mirror’ o ‘Girls’ (que cambia cada episodio).
En esta modalidad sobresale la cabecera de ‘24’, que en doce segundos recoge el espíritu de la serie, basado en la velocidad y la intriga.
En la producción nacional, las series de humor ‘Siete vidas’ y ‘Aquí no hay quien viva’ consiguieron imponer su propio estilo con cabeceras que ya hacían adivinar los senderos que iban a recorrer ambas propuestas. ‘Cuéntame’ ha ido invitando a diferentes cantantes para que den forma a la sintonía, a juego con los tiempos en los que se emplazará la temporada. Entre las propuestas de misterio una de las más recordadas es la de ‘Motivos personales’.
Nada tiene que envidiar la cabecera de ‘Crematorio’ a cualquiera de las americanas vistas en la pequeña pantalla en los últimos años. La construcción y la destrucción son los asuntos más relevantes de las imágenes seleccionadas para introducir una serie que denuncia hasta dónde ha sido capaz de corromperse esta sociedad por dinero. Loquillo puso la banda sonora.
El repaso de openings se cierra citando algunos clásicos difíciles de clasificar. Posiblemente la de ‘Twin Peaks’ no sea de las más innovadoras ni originales, pero tanto la música de Angelo Badalamenti como el sosiego que inspiraban las secuencias hacen que la recordemos como un referente indiscutible. Está a la altura de ‘Expediente X’ o de ‘Alfred Hitchcock presenta’, con músicas que cualquiera podría silbar. Las virtudes de la de ‘Los vigilantes de la playa’ no hay que buscarlas en sus propiedades estéticas o en el riesgo de su construcción. Lo de Mitch Buchannon y compañía se veía por otros motivos. Y si no que se lo pregunten a Joey y Chandler.
¿Y la tuya? ¿Cuál es tu cabecera favorita?
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