“Sólo me preocupan las cosas que no puedo prever”
Louis Canning
Hay recursos en las series que, aunque tópicos, son complicados de evitar. Se suele tachar a las ficciones españolas de caer en lugares comunes y escenarios manidos, como el recurrente bar que no puede faltar en ninguna trama o las excusas para quitar a alguien la camiseta. Pero los tópicos no sacuden únicamente a los títulos nacionales, también a los americanos (incluso en los más realistas y arriesgadas) tarde o temprano se repiten algunas secuencias o situaciones típicas.
Nadie tose a no ser que tenga una enfermedad terminal (que seguramente no conoce)
En la vida real (la de fuera de la tele) todos carraspeamos o tosemos un poco de vez en cuando para limpiar la garganta y aclarar la voz. Nos pasa a veces que en mitad de una conversación nos sale un gallo inesperado, nos atragantamos, se nos cruza una flema desagradable o hace su aparición un aparatoso estornudo. Esto, tan cotidiano, no sucede nunca en ninguna serie, ese tipo de actos cotidianos no caben en los guiones, porque, al parecer, no aportan nada al argumento. Por eso cada vez que en una serie alguien tose, aunque sea levemente, saltan las alarmas. Porque eso significa que ese alguien está enfermo y aquella es una primera señal. Y más tarde descubriremos que no era un resfriado tonto, sino la señal de una enfermedad gravísima que el protagonista ni imaginaba que podía padecer. “Dígamelo sin tapujos, doctor, ¿me voy a morir?”
Todo el mundo se despierta feliz y prepara desayunos estupendos
Esas mañanas en que arrojarías el despertador contra la pared (y no lo haces porque luego hay que comprar otro, algo que a nadie le importa en las series). Esas mañanas en que te duermes, apenas te da tiempo para darte una ducha y ya empiezas con el pie cambiado el día. Esas mañanas en que te cuesta hasta quitarte la legaña, en que te molesta cualquier ruido, en que no te cabe nada en el estómago de temprano que es. Ésas no existen en la ficción porque allí todo el mundo se levanta con mucho tiempo de antelación, buen humor y ganas de preparar desayunos estupendos, como si fuesen de hotel de vacaciones, con todo tipo de bollería y fruta. Y con ganas de cantar la mañana de Joey en ‘Friends’. “La mañana, la mañana ha llegado, sale el sol, el cielo azul. Ponte en marcha, voy a desayunar, desapareció la oscuridad…”. En España la moda la importó ‘Médico de familia’, pero no es exclusiva de este país. Walter White también se ocupaba de cocinar unos buenos desayunos (cuando todavía no se había convertido en un desalmado). La pena es que Walter Jr. rara vez tomaba más de una tostada. Porque ésa es otra, en las mesas siempre sobra comida. Nunca nadie termina sus menús.
Sólo ven la tele cuando (casualmente) hablan de algo que les afecta
Si en una secuencia hay una tele encendida es que algo se va a decir que puede afectar a los que en esos momentos se hallan en la habitación. En las series la tele no está puesta al fondo porque sí, para servir de compañía o para mirarla de vez en cuando. No, en algún momento comenzará un informativo que dará una noticia con repercusión para los presentes en la sala. Si son policías también puede referirse a algo que desconocían del caso que están investigando. Lo probable es que las noticias no sean positivas y que en algún instante alguien se levante y apague el televisor. “No merece la pena seguir viendo esa bazofia”.
El sexo es breve y hombres y mujeres tienen facilidad extrema para excitarse y estar a punto siempre
Ni el típico “me duele la cabeza”, ni un simple “estoy cansado”. En la ficción televisiva ellos y ellas siempre están preparados para mantener relaciones sexuales. Y cuando se ponen, se ponen. Nada de tonterías. Aunque lo habitual es que al final todo se reduzca a un “aquí te pillo, aquí te mato” que a algo más trabajado, por la duración. En unos minutos, sin ningún tipo de preliminar, entran en acción y (a juzgar por las caras y gemidos) disfrutan como si fuese lo mejor que les ha sucedido en la cama en siglos. Muy creíble, sí.
Google no existe y los buscadores que utilizan los personajes son muy raros (y muy efectivos)
Si pide a cualquier persona que enumere varios buscadores de internet le será difícil acordarse de ningún otro más allá de Google. A pesar de la fama de éste, en las series rara vez aparece. Los protagonistas se decantan por otros en los que, eso sí, suelen encontrar casi todo a la primera. En ‘The good wife’ usan ‘chum hom’, una web cuyo símbolo es un castor que ya ha conquistado a un buen número de usuarios. Otros, como los de ‘CSI’, ‘Breaking Bad’ o ‘American Horror Story’ son ficticios. Las dos primeras utilizan ‘Finder-spydeR’, mientras que en la tercera las dudas se resuelven entrando en ‘roundsearch’. El forense más famoso de Miami, Dexter, recurría a ‘netralngler’, un buscador que nació en la mente de los guionistas pero que después se ha trasladado a la red.
Los camareros son guays y toman (e invitan a) copas
“La próxima ronda la pago yo”. En las series los camareros hacen las veces de psicólogos, siempre están ahí, tras la barra, esperando solícitos al cliente para atender sus problemas, consolar sus penas y resolver sus dudas. En función de lo desdichado que sea el cliente se le invita a una ronda o incluso se toma algo con él, aunque no le conozca de nada o lleve allí todo el día trabajando y lo último que le apetezca sea tragar un chupito de absenta. El cliente siempre tiene la razón, incluso entre copas. El problema es que después de ver cualquier serie llegas a los bares e intentas compadrear y sales de allí a patadas.
La gente se encuentra después de muchos años sin verse y quedan a cenar esa misma noche
Qué complicado es a veces lograr que resulte creíble la aparición de algunos personajes secundarios. Un recurso habitual es que el protagonista reciba una llamada anunciándole la visita de uno de sus grandes amigos de la vida, del que hasta ahora (quizá la serie lleve ya cuatro o cinco temporadas) no se había sabido nada (ni una mala llamada, ni un mail, ni un simple whatsapp). Una vez entra en escena comprobaremos que ambos se conocen desde niños y tienen un montón de anécdotas en común. Y, eso sí, el recién llegado no habrá acudido de manera casual, trae consigo algún problema. En ocasiones los personajes de las series se encuentran con conocidos a los que no veían desde hace años, muestran muchísima alegría y quedan para cenar esa misma noche, lo cual incita a pensar en por qué si tenían tantas ganas de verse jamás han contactado el uno con el otro.
Todo el mundo tiene el dinero justo para pagar. Nadie espera las vueltas en las tiendas o taxis
“Si me das un euro, te devuelvo los cinco”, “Mira a ver si tienes los veinte céntimos y así no me dejas sin monedas”. Estas frases tan comunes cuando vas a pagar se obvian en las tramas de las series porque allí los protagonistas siempre cuentan con el dinero justo para las compras y nunca esperan a recibir el cambio, sea cual sea la transacción. Si acuden a una cafetería siempre dejan sobre la mesa la cantidad exacta, en los restaurantes nunca esperan la vuelta de lo que incluyen con la factura, en las tiendas pagan con lo primero que encuentran en su bolsillo y de los taxis salen sin aguardar a la devolución.
Nadie se despide al terminar una conversación por teléfono
Si en el sexo se practica el “aquí te pillo, aquí te mato”, en las conversaciones por teléfono ocurre algo parecido. Quienes hablan no suelen andarse con preámbulos ni preguntas de cortesía en plan “¿cómo estas?” o “¿qué tal ha ido el fin de semana?”. En las conversaciones se va al grano, se indica enseguida el motivo de la llamada y una vez escuchado se cuelga sin despedirse ni soltar un triste ‘ciao’. Que tampoco digo yo que haya que jugar al “cuelga tú, no tú, no tú” (eso sólo lo hace Ross) pero de ahí a no decir un simple “adiós” o “hasta ahora”, hay un largo trecho.
Cuando se lleva a alguien borracho a casa se le mete en la cama con la ropa de la calle (incluso los complementos en el caso de ella) a no ser que se pretenda mantener sexo con el/la ebrio/a
Las copas de más por la noche pasan factura. Menos mal que están ahí los amigos o las parejas para devolvernos al hogar en caso de que el alcohol haya hecho estragos. Lo curioso en las series cuando se lleva a alguien borracho hasta la cama es que se le deja tal cual y no se le quita ni siquiera los zapatos o el pantalón, a no ser que aquello vaya a dar lugar a una escena de cama. Pero si no hay sexo, ahí te quedas. En el primer capítulo de la última temporada de ‘Mad Men‘ Don Draper acompaña a Megan hasta la cama cuando ésta se pasa con las copas, pero no se detiene ni a quitarle los pendientes a pesar de que son de considerable tamaño y pueden resultarle incómodos para dormir. A la mañana siguiente, sin embargo, no hay restos de la resaca ni de haber dormido en malas condiciones.
Títulos de crédito: Como habrán comprobado hemos hecho reformas en casa, así que si algo no está todo lo presentable que debería se debe a esta circunstancia. La nueva cabecera es obra de @jagomezrivera (algunos tienen médico o estilista, yo tengo diseñador de cabecera). Para quejas, sugerencias y otras necesidades humanas mi correo es mlabastida@lasprovincias.es