Cuatro programas de televisión que han arruinado la política en España | El síndrome de Darrin - Blogs lasprovincias.es >

Blogs

Mikel Labastida

El síndrome de Darrin

Cuatro programas de televisión que han arruinado la política en España

“Estás muy gordita para el hambre que se pasa”

Alfonso Rojo a Ada Colau


 

No descubriremos ahora el papel fundamental que la televisión juega en la realidad política, el importante escaparate y escenario que representa, para suerte o desgracia de los actores políticos. Estos han advertido siempre la repercusión de este medio y han tratado de usarlo a su favor. Consciente de su poder la propia televisión decidió cambiar su vocación y pasó de ser una mera transmisora de acontecimientos a producirlos y provocarlos. Y así surgieron los debates y las entrevistas políticas, que han sobrevivido hasta la actualidad.

 

La política llega de este modo a las masas y esto permite que un amplio número de espectadores se interese por ella y se implique. Pero la situación también tiene sus contras, por supuesto. La televisión exige simplificar los procedimientos y los discursos políticos. Lo explica bien el profesor Gustavo Martínez: “La tradicional concepción de la política como proceso complejo y multidimensional sufre, ante la incomparable masividad de la televisión, un rotundo efecto de simplificación. En este plano, la representación televisiva de la política se basa en la teatralización de un limitado abanico de cuestiones que sólo son relevantes si revisten atractivo formato audiovisual y provocan alto impacto emotivo”. Ese es el peaje de la tele. Los políticos han de acostumbrarse a no profundizar demasiado en ningún asunto y a ofrecer mensajes directos y sencillos para convencer a quienes están viéndoles, que son los que luego les deben votar.

 

La influencia de la televisión en la actividad política ha ido dando pasos más allá. En España los tiempos y las formas que dicta la televisión se han trasladado también a otros focos políticos, lo que ha empobrecido el debate, las exposiciones y los discursos. Al anularse además otros escenarios de discusión muchos políticos han trasladado a los platós sus parlamentos y la disputa se hace allí, frente a las cámaras y siguiendo las reglas que las teles imponen, lo cual no es demasiado halagüeño, tal y como protestaba hace unos días Elvira Lindo. “¿Esto era todo?, te preguntas. ¿Era y es esto la política? ¿Es ahí, en un plató, donde se está decidiendo el futuro de mi país?”, escribía con acierto.

 

 

El nivel de la discusión y la escenificación política en este país en los últimos años es bajo y poco esmerado, reconozcámoslo. ¿Tiene toda la culpa de ello la pequeña pantalla? Ni mucho menos, los propios políticos han colaborado en ello, instalados en el “y tú más” y cubiertos por el fango de la corrupción, que ha causado una profunda desafección entre los ciudadanos. Pese a esto los contenidos políticos siguen vendiendo y la televisión, que lo sabe, cede su marco con tal de rentabilizar sus cuentas.

Cuatro programas (principalmente) han modificado las reglas del juego político en televisión en los últimos años y han influido para que este panorama se traslade a otros focos e instituciones.

 

 

59 segundos: El fin de los discursos razonados

Hasta que el programa de Globomedia llegó a TVE los referentes de debates en televisión eran ‘La clave’, ‘En familia’ y los ‘Queremos saber’ de Mercedes Milá. ’59 segundos’, pese a que no obtuvo enormes audiencias nunca, supuso un soplo de aire fresco para el género, que volvió a ocupar su espacio  en la gran pantalla. Sin embargo ’59 segundos’ mató el debate con argumentos.

 

La principal característica del espacio era que cada contertulio contaba con un minuto para dar su explicación. Una vez expirado este tiempo el micrófono bajaba y dejaba de escucharse al ponente. Esto obligaba a los invitados a ajustar sus discursos, a no extenderse en sus argumentos, a resumir cualquier postura y a analizar desde la superficie, ante el temor de que el micrófono bajase antes de haber podido exponer su parecer. Con ’59 segundos’ se inauguraban las tertulias del sí y del no, del blanco y del negro, de izquierda y derecha, sin puntos intermedios. La televisión ganó agilidad pero el debate perdió profundidad. Los expertos que solían acudir a televisión fueron sustituidos por periodistas politemáticos, que lo mismo opinaban de sanidad, de cultura o de justicia, y que eran convocados en función de su tendencia ideológica. Tres de un bando, tres de otro. Como si fuese un partido de fútbol.

Los políticos que asistían de invitados se acostumbraron a la fórmula y se escudaban en ella para no ahondar con detenimiento en algunos asuntos. Cambiaron las respuestas por eslóganes y por titulares demagogos. No cabían en un minuto discursos con más fuste y enjundia. El sistema fue imitado y hoy en día a cualquier participante de un debate se le exige principalmente que sea breve y directo por encima de que sea claro, didáctico o de que maneje datos contrastados.

 

 

 

La noria: la política se codea con el corazón y los sucesos

El malogrado programa de Jordi González convirtió la política en espectáculo y la sirvió en un menú en el que hasta entonces no había cabido. Los programas de variedades de las noches de fin de semana en Telecinco (‘Dolce Vita’, ‘Salsa Rosa’) se habían caracterizado por tratar  asuntos del corazón y, ocasionalmente, de sucesos. ‘La noria’ abre el abanico y apuesta también por contenidos políticos en pleno ‘prime-time’. El espacio traslada la fórmula de los magacines matinales (en los que se aborda la información política, el cotilleo y la crónica negra).

 

‘La noria’ abre la política al gran público, con mesas formadas por polemistas profesionales y echa mano de expertos en corazón o incluso personajes de esta área para que hablen de este tema, para acercarlo más al público. Nombres como el de Belén Esteban, Lydia Lozano o Rosa Benito participan en tertulias representando a la voz del pueblo, con la que se identifica una buena parte de la población y plantean los comentarios que seguramente harían muchos de ellos sobre las reformas de las pensiones, la subida de la luz o las ayudas de los parados.

El programa salta con asombrosa naturalidad de un contenido a otro: de una entrevista a Paloma San Basilio, a la última polémica de ‘Gran Hermano’ a una tertulia sobre la ley Sinde o a una charla con la última chica Interviú.

La política llega a consumidores que hasta ahora no habían mostrado interés por ella y los asuntos de gobierno casan perfectamente con contenidos más banales. Los políticos, conscientes de la recepción de estos programas en determinados públicos, conceden entrevistas y se ponen a la par de personajes de ‘realitys’ o del corazón.

 

 

Sálvame: el enfrentamiento y las descalificaciones entran en terreno político

El espacio de Jorge Javier Vázquez ha influido en todas las parrillas. Su estilo y sus señas de identidad se han ido trasladando a otros programas. Ahora es natural ver a un presentador salir del plató o que la cámara se mueva con naturalidad por bambalinas, algo que no había ocurrido hasta que Jorge Javier y sus colaboradores rompieron la cuarta pared. Los enfrentamientos, las salidas de tono, los cara a cara y las descalificaciones han sido imitadas en otros formatos, como los deportivos y, por supuesto, los políticos.

 

A la estela de ‘Sálvame’ surgieron formatos como ‘El gran debate’ o ‘laSexta Noche’. El planteamiento es el mismo: una serie de colaboradores habituales acuden cada semana para debatir distintos temas, enfrentarse entre ellos, descalificarse y ofrecer opiniones que funcionan como misiles. Si en ‘Sálvame’ se habla de la última polémica de Belén Esteban, en los otros programas se hace lo mismo pero con la última polémica de Artur Mas. Ambos despiertan las mismas filias y fobias y discusiones enconadas. Los temas políticos se simplifican: sólo se puede estar a favor o en contra, se es bueno o malo. Los discursos han de concretarse en pocos segundos, no hay tiempo para puntos de vista relajados y reflexivos, en una misma noche se debaten cinco o seis propuestas, por lo que es imposible detenerse más de la cuenta en una de ellas.

 

Los analistas políticos (que saben de todo y defienden casi siempre posturas bipartidistas) adquieren tanta popularidad como en ‘Sálvame’ han conseguido María Patiño, Kiko Matamoros, Mila Ximénez o Karmele Marchante. Isabel Durán, Pilar Rahola, Elisa Beni, Paco Marhuenda, Alfonso Rojo o Eduardo Inda cumplen el mismo papel que los anteriores: se enzarzan entre ellos, protagonizan enfrentamientos, se ofenden y se entregan a aspavientos y abandonos de plató, tal cual sucede en ‘Sálvame’. A los políticos se les trata como en el programa de Jorge Javier se hace con algunos invitados, con preguntas directas, acusaciones y, en ocasiones, con ofensas y desautorizaciones.

 

La fórmula ‘Sálvame’ se calca tal cual, con cebos, pantallas partidas o rótulos sobreimpresionados para llamar la atención de todas las formas posibles al espectador. Igual da que se hable de la situación en Cataluña, del aborto que de los inmigrantes. Sociólogos, psicólogos, economistas, sexólogos o filósofos, que antes eran invitados a tertulias ahora han sido desplazados por los ‘tertulianos habituales’ y sólo les queda la opción de reconvertirse. No es casualidad que la directora de ‘laSexta Noche’ hasta hace unas semanas, Sandra Fernández, fuese la misma que en otros tiempos dirigió ‘Enemigos íntimos’ o ‘Salsa Rosa’, o que ‘El gran debate’ estuviese realizado por La fábrica de la tele, la misma productora de ‘Sálvame’. Sandra Fernández, por cierto, ha sido ahora fichada por Telecinco para poner en marcha un nuevo debate conducido con Sandra Barneda.

 

 

 

Las mañanas de Cuatro: los políticos estrellas

El programa de Cuatro es uno de los más veteranos de la cadena. En un principio estuvo  presentado por Concha García Campoy. Cuando Telecinco se puso al frente de la emisora Marta Fernández asumió las labores de conducción. El año pasado tomó el relevo Jesús Cintora y con él está consiguiendo los mejores resultados de audiencia.

 

Cintora no es un presentador al uso, puesto que toma partido y no oculta sus preferencias ideológicas, como también ocurre en el espacio con el que compite en ese horario, ‘Al rojo vivo’. El estilo de Cintora y el tratamiento informativo y político han sido clave a la hora de revolucionar el debate.

Pero el espaldarazo definitivo se lo dio un personaje: Pablo Iglesias. El líder de Podemos comenzó a colaborar con la tertulia de Cuatro hace unos meses y fue así como consiguió darse a conocer a un público que después lo ha votado como opción política. Iglesias, sobre todo tras las elecciones europeas, propicia a ‘Las mañanas de Cuatro’ sus cifras de seguimiento más altas. Ocurre lo mismo con ‘laSexta Noche’, espacio en el que también participa.

Los dos coinciden en la faceta de convertir a algunos políticos en estrellas mediáticas, algo que no es nuevo tampoco. Pablo Iglesias tomo el relevo de Miguel Ángel Revilla, por ejemplo, al que se sorteaban los programas, porque su presencia aseguraba buena audiencia. 

Piense ahora, después de haber leído estas argumentaciones, en nuestros políticos y en sus formas de expresarse y de actuar y juzgue usted mismo cómo la televisión ha cambiado su comportamiento y ha propiciado un descenso en el nivel crítico del debate. Nunca antes estos asuntos han interesado a un público tan amplio, que cada cual juzgue si la contraprestación pagada ha sido alta o baja.

 


 

tulos de crédito: Para quejas, sugerencias y otras necesidades humanas mi correo es mlabastida@lasprovincias.es

Otro sitio más de Comunidad Blogs lasprovincias.es

Sobre el autor

Crecí con 'Un, dos, tres', 'La bola de cristal' y 'Si lo sé no vengo'. Jugaba con la enciclopedia a 'El tiempo es oro' imitando al dedo de Janine. Confieso que yo también dije alguna vez a mi reloj: "Kitt, te necesito". Se repiten en mi cabeza los números 4, 8, 15, 16, 23, 42. Tomo copas en el Bada Bing. Trafico con marihuana en Agrestic y con cristal azul en Albuquerque. Veo desde la ventana a mi vecino desnudo. El asesino del hielo se me aparece en cada esquina y no me importaría que terminase con mi vida para dar con mis huesos en la funeraria Fisher.


septiembre 2014
MTWTFSS
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
2930