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Mikel Labastida

El síndrome de Darrin

No sólo en Estados Unidos se hacen buenas series

“¿El cuerpo está en Suecia o en Dinamarca?”

Saga Nóren



Hay vida televisiva más allá de Estados Unidos. Otras industrias audiovisuales intentan plantar cara al gigante norteamericano. Lo de David y Goliat aquí es más complejo. El auge de la ficción no entiende de fronteras y cada vez es más habitual encontrarse con buenas series en cualquier rincón del mundo. Los títulos, si son buenos, derriban las barreras de los idiomas o las costumbres de cada país en ocasiones y logran llegar a públicos de distintas nacionalidades. En España lo hemos podido comprobar en las últimas semanas con el estreno de dos series europeas que han obtenido resultados positivos de audiencia, la italiana ‘Gomorra’, historia sobre la mafia napolitana que emite laSexta en la noche de los lunes, y la inglesa ‘Broadchurch’, en torno al crimen de un niño de 11 años, que ofrece Antena 3 los miércoles.

Ambas demuestran que no solo los americanos son capaces de interesarnos y entretenernos. Ellos mismos lo saben y lo reconocen y no dudan en adaptar con sus equipos y actores argumentos que se producen en otros países. ‘Broadchurch’, sin ir más lejos, tiene versión estadounidense, ‘Gracepoint’, que se estrenará en octubre y en la que David Tennat repite como detective, pero esta vez acompañado por Anna Gun, la mujer de Walter White en ‘Breaking bad’.

 

En España triunfan ‘Águila Roja’ y el ‘Chiringuito de Pepe’ y se exportan productos como ‘Los misterios de Laura’ o ‘Los Serrano’. Otros países como Alemania, Noruega o Francia no son ajenos al fenómeno seriéfilo.

Darrin se cuelga hoy la mochila para dar la vuelta al mundo en busca de series.

 

 

La omnipresente Inglaterra

Compartir idioma con la todopoderosa Norteamérica ayuda, pero también beneficia la fortaleza de su industria audiovisual y el riesgo que siempre están dispuestas a asumir las cadenas británicas, incluida la pública, la BBC, algo que ya podría copiarse por estos lares. Tienen tradición. Allí se concibió la adaptación de ‘Yo Claudio’, la deliciosa ‘Arriba y abajo’ o la sin par ‘Mr. Bean’. Más recientemente parieron la estimulante ‘Black Mirror’, la curiosa ‘Dates’ o la reconocida ‘Downton Abbey’, que tan buen seguimiento logra en Estados Unidos, donde no deja de recibir galardones. Con ésta tienen más complicado montar un ‘remake’.

 

Puestos a escoger algunos de los títulos más relevantes que han llegado de Reino Unido en los últimos meses conviene destacar la desgarradora ‘Happy Valley’, de lo mejor visto en una pantalla en años. La dura trama, que se resuelve en seis episodios, discurre en torno a la vida de la sargento Catherine, que debe hacer frente a un secuestro que remueve su vida y despierta fantasmas del pasado.

‘Top of the lake’ está coproducida con Australia y cuenta entre sus atractivos tener a Elisabeth Moss (la luchadora Peggy de ‘Mad Men’) al frente del reparto. Recupera ese emplazamiento tan propicio para el drama como es el pueblo en el que nunca pasa nada para contar la historia de una niña de 12 años que desaparece.

‘Peaky blinders’ demuestra que hay muchas y novedosas formas de narrar argumentos de época y lo pone a prueba con las andanzas de la banda criminal más temida de Birmingham.

El humor británico revalida puntos con ‘The wrong mans’, entretenidísima comedia sobre dos compañeros de trabajo que de manera casual se ven envueltos en una red dedicada a la corrupción.

 

 

La revelación de Francia

Además de un cine notable, y con fantásticos resultados de taquilla, los franceses también han demostrado que realizan buenas series y que no se atemorizan al escoger historias de géneros en los que no tienen demasiado tradición.

 

‘Les revenants’ demuestra que son capaces de manejarse bien en la ciencia ficción y el terror. Y de dar miedo con esta serie sobre un pueblo en el que comienzan a resucitar muertos. La historia es probable que sea familiar a algún lector porque se parece a la que plantearía más tarde ‘Resurrection’, aunque ésta estuviese basada en realidad en el libro ‘The retorned’. El remake estadounidense oficial llegará en unos meses.

También los americanos se fijaron en Desperate parents para crear ‘Modern Family’, la comedia que año tras año triunfa en los Emmy, y que toma bastantes elementos de este pieza humorística sobre las nuevas familias que pueblan nuestra sociedad.

Entre las más imprescindibles está ‘Engrenages’, que lleva casi diez años en antena y se encarga, sin adornos, de descubrir los rincones más oscuros de la justicia.

 

 

El peso de la mafia en Italia

Posiblemente ‘Gomorra’ y ‘Roma Criminal’ sean las dos producciones mejor hechas y con mayor proyección de cuantas se han realizado en los últimos años en este país, que durante un tiempo sólo era reconocida por ser la patria televisiva del simpático cura ‘Don Matteo’. La mafia sigue acaparando atenciones y despertando curiosidades. Por eso muchas series siguen mostrando esa influencia y ese afán por mantener viva una parte de su historia que luego no reconocen abiertamente.

 

En ‘Roma Criminal’ hay pocas concesiones a la hora de explicar las conexiones con la mafia de los Magliana, una familia de orígenes humildes que se convierte en la organización criminal con más poder de Roma. Es violenta, es cruda, es realista. Y por eso es tan buena.

Otro tipo de casos plantea y resuelve ‘El comisario Montalbano’, basada en las novelas de Andrea Camileri, que ha de enfrentarse a sucesos que investiga de una manera poco convencional.

 

 

 

La consolidada Australia

De siempre la industria australiana ha trabajado cerca de la estadounidense, tanto que esta última ha estrenado con acierto numerosos títulos producidos en Australia. Durante una época se especializaron en formatos juveniles, aunque últimamente se han abonado al drama con buen tino.

 

 

‘The slap’ (que pronto tendrá versión americana) supo reavivar el debate sobre los métodos para educar a un niño y la idoneidad del sopapo como castigo con un original formato en el que un mismo conflicto era observado en cada capítulo desde el punto de vista diferente de cada uno de los implicados.

‘Redfern now’ se centra en los aborígenes, descendientes de los primeros habitantes del país y de las condiciones en que viven en un barrio marginal de Sydney. La serie recorre en cada episodio una casa del barrio con historias independientes entre sí, con el único nexo de que todos los protagonistas comparten una misma etnia y realidad social.

Además del título de un disco de la inefable Miley Cyrus, ‘The time of our lives’ es el nombre de una serie que trata de ser un reflejo de una familia en la sociedad actual, con las exigencias que ésta impone y las frustraciones naturales que el día a día provoca a cada uno de sus miembros.

Menos dramática (pero con dosis de irreverencia) resulta ‘Please like me’, que se acerca a la vida de un joven que trata de sortear complejos para asumir su sexualidad y desarrollarla con naturalidad y que ha de lidiar con una madre con problemas psiquiátricos difíciles de capear.

 

 

El curioso caso de los países nórdicos

Autores como Stieg Larsson o Henning Mankell han conseguido en los últimos años relanzar la literatura policiaca y dar a conocer unos países célebres por su nivel de vida. Pero los textos de estos autores han servido para recordar el alto índice de criminalidad que existe en lugares como Finlandia o Noruega. El mismo halo negro y de éxito persigue a las series, que han conseguido, por su enorme calidad, estar en el punto de mira de las cadenas estadounidenses.

No son pocas las ficciones americanas de éxito que surgen de títulos de países nórdicos, como ocurrió en su día con ‘The Killing’, basada en la producción danesa ‘Forbrydelsen’.

 

El mismo camino tuvo ‘Bron’, estupenda coproducción sueco-danesa que se inicia cuando aparece un cuerpo situado exactamente en el centro del puente que une Suecia y Dinamarca. Hasta allí llegan dos detectives, uno de cada país, que deben ponerse de acuerdo sobre la jurisdicción del caso. Gustó tanto que los americanos realizaron su propio ‘remake’ (‘The bridge’) y entre Francia y Reino Unido produjeron el suyo (‘The tunnel’). Ninguno de los dos está, ni de lejos, a la altura del original.

También entusiasmó ‘Den som draeber‘, que los americanos convirtieron en ‘Those who kill’ con Chloë Sevigny al frente del reparto, y que seguía a una unidad ficticia de la policía de Copenhague, especializada en asesinos en serie.

Las novelas de Mankell basadas en el detective Kurt Wallander sirvieron para dar forma a una serie con el nombre del inspector y que más tarde tuvo su versión inglesa con Kenneth Branagh como protagonista.

La política danesa quedó al descubierto con la excelente ‘Borgen’, un repaso a los entresijos de comunicación y negociaciones en los núcleos de poder y a las redes de corrupción a través de una mujer que accede al cargo de Primer Ministro en Dinamarca.

‘En pilgrims död’ viene a significar ‘Un peregrino muerto’ y describe en cuatro capítulos la investigación que se abre para esclarecer el asesinato del exprimer ministro sueco en el que presuntamente está implicada la policía.

En Suecia también se atreven con la ciencia ficción y ‘Äkta Människor’ lo prueba. La ficción dibuja un mundo en el que humanos y robots conviven con normalidad (los segundos sometidos a los primeros) y se plantea qué pasaría si un grupo de máquinas se rebelase contra sus dueños. Una deliciosa sorpresa. No entiendo a qué esperan las cadenas americanas a hacer su ‘remake’.

De Noruega llega ‘Mammon’, posiblemente el título del que más se ha hablado este año en ese país. Y no es para menos. Con un ritmo trepidante narra la historia de un periodista de investigación que desenmascara un fraude financiero que ha llevado a cargo su propio hermano, quien tras descubrirse la noticia, se suicida.

Lo mejor de ‘Varg Veum’ es su protagonista, un detective intransigente y con métodos poco ortodoxos que debe resolver en cada episodio un suceso. Hay detrás una buena base, la que proporcionan las novelas del escritor noruego Gunnar Staalesen.

 

 

La inspiración con Israel

Es curioso también el modo en que una industria como la de Israel ha sabido llamar la atención con sus propuestas y lograr que los americanos hayan recurrido a ella en numerosas ocasiones. Y llama la atención porque no es un país con gran tradición en producción audiovisual. Sin embargo el riesgo del que parten muchos de sus productos ha conseguido que todas las miradas giren hacia ellos.

 

HBO fue precursora con la adaptación de la serie ‘Be Tipul’, que en EE. UU. convirtieron en ‘En tratamiento’, cuya emplazamiento principal era la consulta de un psicoanalista que cada día de la semana recibía a un paciente, mientras que el viernes lo reservaba para tumbarse él en diván ajeno.

Sin embargo mucha más repercusión tuvo la versión que Showtime hizo de ‘Hatufim’, ficción sobre tres soldados israelíes que fueron capturados hace 17 años mientras participaban en una misión secreta en el Líbano. Cuando regresan a casa las dudas sobre su historia surgen cuando un psiquiatra detecta discrepancias en sus versiones. Este relato inspiró ‘Homeland’, el título por el que Claire Danes y Damien Lewis han sido laureados en los últimos años.

Tampoco escapó de un ‘remake’ ‘Ramzor’, pero tuvo peor suerte porque apenas aguantó 13 episodios. Y es que ‘Traffic lights’ no estaba a la altura de la serie original sobre tres amigos que en la treintena toman rumbos diferentes.

 

 

El peso del pasado en Alemania

Alemania se ha especializado en títulos de acción con mucho golpe y poco guión del tipo de ‘Die Draufgänger’ y ha conseguido así cientos de seguidores. Pero de vez cuando arroja sorpresas al adentrarse en otros géneros.

 

La comedia ‘Diario de una doctora’ no sobresale por su trascendencia pero hay que reconocerle el mérito de entretener. Tampoco creo que aspire a mucho más (no es poco). Vendida como una especie de ‘Anatomía de Grey’ germana se ocupa de la vida de una médico que pocos días antes de casarse descubre que su prometido le es infiel.

Sin embargo la principal sorpresa llegada desde Alemania en los últimos años ha sido la miniserie ‘Hijos del Tercer Reich’, que TVE debe de tener criando polvo en algún cajón. Aunque en su país cosechó críticas dispares internacionalmente ha sido bien recibida por su valentía y crudeza al retratar a cinco amigos cuyas vidas quedan marcadas y destrozadas tras la Guerra Mundial.

 

Como ya ocurre con el cine la apisonadora Estados Unidos da pocas oportunidades de localizar hallazgos de series de otras nacionalidades. Ellos han revolucionado la pequeña pantalla y no están dispuestos a que nadie trunque ese monopolio, de ahí que cada vez que un título despunta en otro país, lo compran y lo hacen suyo.

La mayoría de estas ficciones, por tanto, tienen complicado estrenarse en España y mucho más hacerlo en una emisora en abierto. Pese a esto canales de pago como Canal + o plataformas como Movistar sí han estrenado muchas de ellas. Y las generalistas empiezan a ver la oportunidad. Con la cantidad de canales de TDT que hay ya podrían darles mayor cabida.

 


 

 

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Sobre el autor

Crecí con 'Un, dos, tres', 'La bola de cristal' y 'Si lo sé no vengo'. Jugaba con la enciclopedia a 'El tiempo es oro' imitando al dedo de Janine. Confieso que yo también dije alguna vez a mi reloj: "Kitt, te necesito". Se repiten en mi cabeza los números 4, 8, 15, 16, 23, 42. Tomo copas en el Bada Bing. Trafico con marihuana en Agrestic y con cristal azul en Albuquerque. Veo desde la ventana a mi vecino desnudo. El asesino del hielo se me aparece en cada esquina y no me importaría que terminase con mi vida para dar con mis huesos en la funeraria Fisher.


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