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Mikel Labastida

El síndrome de Darrin

Cómo 'Homeland' reconquistó a la audiencia

“14 años de guerra y a esto llegamos ¿para qué? Para nada”

Carrie Mathison



 

(sin spoilers de la cuarta temporada)

Hasta los que nunca perdimos la esperanza en ‘Homeland’ nos hemos sorprendido con la cuarta temporada que se han sacado de la manga. Con la manga, precisamente, habrán hecho más de un corte a los que pronosticaban hace unos meses que esta serie estaba muerta. Carrie y los suyos han demostrado que su historia era de largo recorrido y que son capaces de sobrevivir a situaciones adversas y reinventarse.

La adversidad a la que ‘Homeland’ se tuvo que enfrentar el curso pasado fue la ristra de malas críticas que tuvo que soportar por el planteamiento de su tercera temporada, que fue acusada de lenta, difusa y de carente de emoción. Fue diferente que las dos anteriores, sin duda, más cruda y con menos fuegos artificiales, pero igual de efectiva y, sobre todo, supo clausurar una trama que pedía ya un final: la de Carrie y Brody. Sí, a mí la tercera me gustó. ¿Y qué?

Si no has visto las tres primeras temporadas de ‘Homeland’ no deberías estar aquí. Aviso.

 

Sin Brody la serie se enfrentaba de nuevo a un folio en blanco y tenía la oportunidad de subsanar errores del pasado e iniciar un nuevo rumbo que contentase a sus seguidores. Y lo ha hecho. Durante once semanas se ha vuelto a convertir en la montaña rusa que fue durante sus dos primeros cursos, a cuadrar un ritmo trepidante y a utilizar toda clase de trucos efectistas para dejar al espectador con la boca abierta y ganas de más. La semana que viene pondrá en Estados Unidos el punto y final en lo que se espera que sea la guinda perfecta a una tanda de capítulos modélica. Ya se ha anunciado quinta temporada. Hay Carrie y CIA para rato. Larga vida.

Carrie ha vuelto a demostrar que es la maestra de ceremonias perfecta de esta ficción. Y como en años anteriores se merece todos los premios por la composición que hace de ese personaje que lucha contra sí misma constantemente, que siempre huye, y que para salvar y controlar su vida necesita continuamente ponerla en riesgo. Carrie es en esta temporada más fría, más despiadada, más calculadora. Y es, por tanto, mejor agente de la CIA. Porque al final la Agencia Central de Inteligencia es la gran protagonista de la historia. Y con ella los hombres y mujeres que forman parte de ella, con vidas completamente descompuestas, un pesar encima que apenas les deja conciliar el sueño y los escrúpulos bien guardados en un cajón.

En realidad el tema no puede estar más de actualidad con la polémica generada en Estados Unidos ante las torturas a prisioneros que se han denunciado y tras constatarse cómo la CIA es un lugar sin ley, que ni el Congreso o la Casa Blanca pueden controlar. Vale ‘Homeland’ es ficción y hay situaciones que sólo podrían ocurrir así en una película o serie, está claro. Pero quedémonos con el mensaje, con esos agentes que no tienen problema en sacrificar sus vidas por su país, en un país en el que ni siquiera creen, pero al que utilizan de excusa para dar un sentido a su vacía existencia. El patrón se repite en Carrie, en Saul, en Quinn… Se lo juegan todo porque tienen poco que perder. En ‘Homeland’ vemos lo fácil que es saltarse las reglas, mentir… cómo Estados Unidos se posiciona constantemente como ese lugar divino que puede decidir lo que sucede en cada enclave del mundo. Como dioses supremos.

 

 

Homeland’ también trata sobre lo que valen las vidas dependiendo de quiénes sean. En las primeras temporadas comprobamos cómo la vida del vicepresidente valía lo suficiente como para organizar un enorme dispositivo con el fin de resguardarla, o cómo la vida de un niño en Irak no vale nada al eliminarla se aniquila a un terrorista, o cómo la vida de Brody deja también de tener valor cuando ya no es “útil para el país”… La cuarta temporada comienza también con un atentado en el que mueren un montón de personas inocentes. Pero aquí el fin justifica los medios. Más tarde uno de los personajes principales será secuestrado y esa vida sí que habrá que resguardar, se hará todo lo necesario por conservarla… Hay una escena potentísima esta temporada en la que se ven encerrados en una misma sala bien protegidos a los principales mandos de la CIA, mientras todos los de su alrededor están en peligro y es tan grotesca que desenmascara y pone en evidencia cualquier acción o guerra que se acometa “por el bien del mundo”. Hay vidas que valen, otras que no. Hay vidas que en un momento dado valen mucho y luego dejan de valer. ‘Homeland’ lo deja claro. Y este año más que nunca.

Carrie lo tiene claro. Tanto que da miedo incluso a los suyos, cuando la ven fuera de sí y dispuesta a todo, A TODO, por lograr los objetivos de su país. De ese país.

 

A Brody lo olvidamos (casi) en cuanto vemos los dos primeros capítulos. Ciao Brody, hola Aayan. Él es quien esta vez se va a topar con una Carrie a la que encuentra más podrida que nunca, capaz de utilizar cualquier estratagema para llevar a cabo sus misiones. Ha llegado a Afganistán huyendo de su familia y sobre todo de una hija al que no sabe ni quiere cuidar, porque en ese papel de ser responsable de alguien se pierde. Ella que vela por la seguridad de su país es incapaz de sostener en sus brazos a su propio hijo. Su siguiente parada será en Pakistán, donde se va a convertir en jefa de seguridad y donde va a tratar de desentrañar las razones de la muerte de su antecesor en el cargo. Y allí está Aayan, un joven al que nadie no se lo ha puesto fácil ni se lo van a poner. ¿Cuánto vale su vida? Para saberlo hay que ver la cuarta temporada.

Estos episodios están llenos de nuevos y buenos personajes. Los que estaban antes están mejor. El comedido Quinn, ese sicario entrenado para matar, ha llegado a un límite y va a mostrar que esconde una especie de corazón. Saúl se niega a desentenderse de lo único que ha sido estable para él, el trabajo. Fara intentará dejar de ser un ser secundario y procurará que se la vea bien, con los riesgos que eso acarrea. Los roles nuevos no dejan indiferente a nadie. La embajadora de Islamabad se aferra a un cargo que se le escabulle entre las manos para no asumir su matrimonio roto. Su marido era ese hombre que iba a comerse el mundo y al final el mundo se lo comió a él. En Pakistán se encontrarán con Aasar Khan, un teniente al servicio de la inteligencia de Pakistán que se debate al determinar si el enemigo es su país o el contrario; o con Tasneem Qureshi, agente del ISI, que no tiene dudas de a quien sirve y que demostrará tener la misma sangre fría o más que Carrie.

 

Son todo piezas de este gran puzle que es ‘Homeland’. Que sí, que ha sobrevivido. O ha demostrado lo grande que es, y la de vidas que guarda. Algunas con valor y otras sin ninguno.  

En España la serie la está emitiendo Fox

 

 

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Sobre el autor

Crecí con 'Un, dos, tres', 'La bola de cristal' y 'Si lo sé no vengo'. Jugaba con la enciclopedia a 'El tiempo es oro' imitando al dedo de Janine. Confieso que yo también dije alguna vez a mi reloj: "Kitt, te necesito". Se repiten en mi cabeza los números 4, 8, 15, 16, 23, 42. Tomo copas en el Bada Bing. Trafico con marihuana en Agrestic y con cristal azul en Albuquerque. Veo desde la ventana a mi vecino desnudo. El asesino del hielo se me aparece en cada esquina y no me importaría que terminase con mi vida para dar con mis huesos en la funeraria Fisher.


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