“Mientras no se maten entre ellos, la competencia es buena para el bufete”
Will Gardner
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Dicen que más vale un mal arreglo que un buen pleito. Pero estos últimos no siempre se pueden evitar. Si llega el caso y se enfrenta a uno no olvide llamar a su abogado. El refranero dice que un abogado listo, te hará creer lo que nunca has visto. Y que el diablo, antes de diablo, fue abogado. Todo bondades, ya ven. Sobre esta profesión Giraudoux aseguraba que no hay mejor forma de ejercitar la imaginación que estudiar la ley y que ningún poeta ha interpretado la naturaleza tan libremente como los abogados interpretan la verdad. Lord Brougham, por su parte, afirmaba que el abogado es un hábil caballero que se ocupa de cuidar nuestros bienes de nuestros enemigos para poder quedárselos él. Platón, más lacónico, indicaba que el abogado siempre tiene prisa.
En el cine Tom Hanks fue abogado en ‘Philadelphia’ y era despedido cuando sus jefes se enteraban de que había contraído el sida. Y cuando decidía denunciar a su bufete se hacía con los servicios de Denzel Washington. Paul Newman dio vida en ‘Veredicto final’ a un letrado en decadencia y adicto al alcohol, mientras que a Tom Cruise y a Demi Moore les tocó dictaminar quiénes eran ‘Algunos hombres buenos’. Keanu Reeves fue el abogado del diablo y Christian Slater, un jurista en ‘Homicidio en primer grado’. En la pantalla grande también se toparon y manejaron la ley Susan Sarandon, Richard Gere y Harrison Ford, entre muchos otros.
‘Matar a un ruiseñor’ antes que una película fue un estupendo libro de Harper Lee, escrito en los años 60, sobre un abogado que decide defender a un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca. También ‘Anatomía de un asesinato’ se adaptó al cine, pero en su origen fue una novela de Robert Traver sobre un hombre juzgado por asesinato después de matar al agresor de su esposa. La literatura también se ha puesto toga en multitud de ocasiones, algunas en forma de ‘best seller’ como ocurre con los libros de John Grisham o Frederick Forsyth. Por lo visto sobre abogados no está todo escrito, a juzgar por el blog que estrena estos días Beatriz de Zúñiga en este mismo portal. Veremos cuántas demandas le cuesta.
¿Y la tele? Hasta aquí ha llegado la fuerza de la ley por descontado. Y esta semana se une un abogado más a la nómina de letrados catódicos. Es un viejo conocido que ahora gana peso en la pequeña pantalla. Saul Goodman, el que fuese defensor de Walter White, estrena serie propia en Estados Unidos (en España la emite Movistar). ‘Better call Saul‘ mostrará precisamente cómo era la vida de este particular personaje antes de toparse con el protagonista de ‘Breaking bad’. Aprovechando este acontecimiento televisivo es buen momento para repasar un bufete televisivo que forman, entre otros, la premiada Alicia Florrick o el mítico Perry Mason. Ahí van. Con su venia, señorías.
Saul Goodman
En realidad se llama Jimmy McGill, pero todo el mundo lo conoce como Saul. ‘Mejor llama a Saul’ es el eslogan de los anuncios televisivos que se emiten de madrugada para hacer propaganda de este abogado de Albuquerque, experto en ocultar todo tipo de chanchullos y en provocar otros cuantos. Se topará con Walter White, Heisenberg, en la segunda temporada de ‘Breaking bad‘ y terminará trabajando para él (y temiéndolo). Ahora es momento de saber de dónde sale Saul.
Perry Mason
Si Goodman es el recién llegado, Mason es uno de los referentes a la hora de buscar sentencias favorables. Entre 1957 y 1966 protagonizó su propia serie, aunque también ha aparecido en novelas y películas. Junto a su secretaria Della y al investigador Paul Drake era capaz de resolver cualquier caso de homicidio, por complejo que se presentase en un principio. Nunca hubo después uno con mejores principios que él.
Annalise Keating
Otra de las últimas incorporaciones a los tribunales televisivos y alrededores es Annalise Keating, profesora de Derecho Penal de la Universidad de Filadelfia que utiliza a sus alumnos para resolver algunos casos en ‘Cómo defender a un asesino‘. Metódica, carismática y algo redicha pretende estimular a sus estudiantes prometiéndoles un puesto en su bufete. Que tal y como están los tiempos, no es mala oferta.
Ted Hoffmann
Para muchos el calvo de ‘Murder One‘, serie que llegó demasiado temprano a la pequeña pantalla y, como consecuencia, no logró el éxito que se merecía. ¿Su pecado? Plantear un caso que se desarrollase a lo largo de toda una temporada, en lugar de uno por episodio como era lo habitual por aquel entonces. Hoffmann demostró que los límites pueden ser insospechados para un abogado que pretenda demostrar a toda costa la inocencia de su cliente.
Michael Kuzak
Mucho más fortuna tuvieron los trabajadores del despacho de McKenzie, Brackman, Chaney y Kuzak, o lo que es lo mismo, los abogados de ‘La ley de Los Ángeles‘, serie ochentera que abarcaba todo tipo de sucesos cuyas resoluciones se mezclaban con la vida personal de los letrados protagonistas. Uno de ellos era Michael Kuzak, que vivía una historia de amor y desamor con la fiscal Grace Van Owen, a la que estaba enganchada la audiencia de todo el mundo.
Dan Fielding
También el fiscal Dan Fielding vivía una relación especial con la abogada Christine Sullivan. Pero la realidad era que Fielding no le hacía ascos a nada. Y eso que la fauna a la que se enfrentaba en el ‘Juzgado de guardia‘ en el que trabajaba era variada. El juez Harry presidía una sala en Nueva York en la que resultaba común toparse con prostitutas, ladrones, exhibicionistas y tipos de lo más surrealistas.
Ally McBeal
Si de surrealismo se trata no puede faltar en la lista la sin par Ally McBeal, irresistible para algunos, insoportable para otros (entre los que me incluyo). Tras ser despedida de su anterior bufete por denunciar a su jefe por acoso sexual entra a trabajar en Cage&Fish, donde sacará su verdadero (y paranoico) carácter, caracterizado por sus múltiples alucinaciones y ensoñaciones. Muy fiable para confiar tu caso a ella, sí.
Robert Donnell
Era el hijo del empleado de la limpieza y terminó convirtiéndose en un importante letrado, todo un caso de superación personal y un hombre hecho a sí mismo (esa gran frase). Desde pequeño el protagonista de ‘The Practice‘ quiso dedicarse a la profesión y cuando por fin lo consiguió descubrió que en ella nada es tan idílico como parece y que no pocas veces hay que ensuciarse para resolver un caso. Las dificultades económicas que ha soportado y la traumática muerte de su madre le forjan un carácter adusto.
Alan Shore
Su primera aparición fue precisamente en el despacho de Robert Donnell, donde se dejó ver en la última temporada. Finiquitada aquella serie surgió un ‘spin-off’, ‘Boston Legal‘, en torno a este personaje, que había sido toda una revelación en la ficción anterior, que estaba de capa caída en sus últimas tandas de capítulos. En su nueva aventura se alía con otros abogados prestigiosos, arrogantes y ricos para formar parte de un despacho en el que los escrúpulos se quedan cada día fuera de las dependencias laborales. ¿Hay algún letrado en la sala con un poco de decencia? No busquen aquí.
Patty Hewes
Glenn Close conquistó la televisión con esta serie que nació en la cadena FX, murió, y renació en Directv. Manipuladora y estratega Hewes juega con quien esté a su alrededor para lograr sus fines, sin tener en cuenta las consecuencias de sus acciones. Nadie como ella, en ‘Daños y perjuicios‘, para abanderar aquello del fin justifica los medios.
Alicia Florrick
Alabada por la crítica y recibida por la audiencia con más discreción ‘The good wife‘ ha ido creciendo y sorprendiendo a medida que avanzaban las temporadas. En el centro de ella está Alicia Florrick, la esposa de un fiscal del condado que es destituido y encarcelado acusado de corrupción. Cuando ella debe ponerse al cargo del hogar regresa a la abogacía que había abandonado años atrás. Ganarse un lugar respetable, teniendo en cuenta su situación familiar, no será sencillo.
Mike Ross
Cierra el repaso un abogado que nunca se graduó, aunque este escollo no parece insalvable para ejercer la profesión. Fue expulsado de la facultad pero años más tarde Harvey Specter, un importante jurista neoyorquino, lo contratará para que le ayude en sus casos impresionado por su enorme conocimiento sobre el derecho y por su memoria fotográfica, que les serán a ambos muy útiles en ‘Suits‘.
El caso español
En España las series de abogados no gustan. Al menos eso se puede determinar por el escaso éxito que han conseguido las ficciones que intentaban reflejar esta labor. ‘Lex‘ en Antena 3 tenía a Santi Millán y Javier Cámara como principales valedores, mientras que ‘Al filo de ley‘, en TVE, confiaba en Leonardo Sbaraglia y Natalia Verbeke. Quizá el público nacional no reconoce como propios unos abogados televisivos que en ocasiones imitan demasiado a los americanos. Mejor fortuna tuvieron en los años ochenta otros títulos, quizá por su realismo y su vinculación a lo que sucedía en las calles del país en esa época. ‘Anillos de oro‘ se rodó poco después de que se aprobase el divorcio en España, un asunto que se abordaba en el despacho de Lola (Ana Diosdado) y Ramón (Imanol Arias), así como otros poco habituales en la época, como la homosexualidad o el aborto. Por su parte, ‘Turno de oficio‘ enganchó a los espectadores con las historias que se desarrollaban en el servicio de representación jurídica gratuita para personas sin recursos en el que trabajaban Carmen Elías, Juan Luis Galiardo y Juan Echanove.
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