“¿Pero qué me estás contando Mariano?”
Lucas Fernández
En los anales de la historia de la televisión se recordará a James Gandolfini por su interpretación de Tony Soprano, a Jennifer Aniston por la de Rachel en ‘Friends‘ y a Hugh Laurie por la del doctor House. Ninguno de ellos ha vuelto a formar parte de un proyecto televisivo. Gandolfini, en el momento de su muerte, estaba negociando con HBO para participar en una nueva serie policiaca; Aniston sólo se ha dejado ver como invitada en el show de Courteney Cox (Mónica en ‘Friends‘) y Laurie, por el momento, no ha caído en la tentación de fichar por ninguna otra producción televisiva.
Muchos son los ejemplos de artistas que no lograron quitarse de encima el éxito de un personaje televisivo y su carrera quedó condicionada por un solo título. Les ha pasado a los protagonistas de ‘Friends‘ (Mónica y Phoebe lo intentaron con nuevas series pero no lo consiguieron) y les sucedió también a los de ‘Sensación de vivir‘, entre otros. También ha habido excepciones, actores que consiguieron sobrevivir a un protagonista y meterse en la piel de otro. Lo hizo Michael C. Hall, que pasó de ser el apocado David de ‘A dos metros bajo tierra‘ al frío Dexter; Edie Falco, que dejó atrás a Carmela Soprano para convertirse en la enfermera Jackie; o David Duchovny, que abandonó el rictus serio de ‘Expediente X‘ para sacar su lado más canalla en ‘Californication‘. En los tres casos los actores hicieron una excelente labor para variar el registro y convencer al público con el cambio.
En España la situación es ahora diferente. Hay actores que van enlazando roles protagonistas de series casi sin descanso entre ellas y sin realizar demasiadas diferencias al interpretarlos. O, al menos, esa es la sensación entre buena parte de la audiencia. Uno de los comentarios más repetidos durante el estreno de ‘Los Nuestros‘ en Telecinco fue la falta de sorpresa entre los rostros que componían el reparto. “Cansado ya de que las series españolas estén protagonizadas siempre por los mismos actores y actrices. ¡Hay más personas en el mundo!” o “El fallo de las series españolas es que, aparte de durar demasiado, usan a los mismos actores siempre, y eso cansa” fueron algunos apuntes que se pudieron leer en las redes sociales.
Y algo de razón hay detrás de estas protestas. Una nueva generación de intérpretes ha tomado la pequeña pantalla en los últimos años y ha copado los repartos de un gran número de producciones. Lo mismo les vemos un día de estudiantes de instituto que de camellos, de policías que de delincuentes, de reyes o de vasallos. El problema no es tanto su excesiva presencia, que también, sino la ausencia de matices distintos a la hora de encarar personajes que en teoría son distintos sobre el folio. Porque no es lo mismo encarnar a una prostituta que malvive en el siglo XXI en el peor barrio madrileño que a una mesonera que atiende una taberna del siglo XIX en el Madrid castizo. No todo lo hace el vestuario, el actor ha de poner de su parte. Pocos han sido, por ejemplo, los espectadores que se han creído a Blanca Suárez en el papel de una oficial del ejército fría y controladora en ‘Los Nuestros‘ y les costaba encontrar diferencias entre esta interpretación y la que hacía en ‘El barco‘. ¿Era Blanca Suárez la más apropiada para este papel? Seguramente no. Habría un montón de chicas que encajaban más en el perfil, pero posiblemente con menos tirón para atraer a un segmento de la audiencia. Y eso en televisión cuenta mucho. Fichar a algunos nombres para el elenco es una buena carta de presentación y un reclamo seguro.
Por ello no es extraño que en menos de siete años Yon González haya sido estudiante en ‘SMS‘ y ‘El internado‘, hermano de la reina Sofia, secretario de los Cortázar en ‘Gran Reserva‘, camarero de ‘Gran Hotel‘ y policía en ‘Bajo Sospecha‘. Antonio Velázquez, por su parte, ha pasado por ‘SMS‘, por el mercado de ‘A ver si llego‘, fue jugador profesional en ‘Sin tetas no hay paraíso‘, bastardo en ‘Tierra de lobos‘, malote en ‘Hermanos‘ y ahora militar en ‘Los nuestros‘, sin olvidar el biopic sobre Paquirri, en el que daba vida al torero. Casi nada. Se le reproducen las series. Amaia Salamanca también pasó por el instituto de ‘SMS‘ y después ha encadenado las calles de ‘Sin tetas no hay paraíso‘, las habitaciones de ‘Gran Hotel‘ y los modelos de ‘Velvet‘. Incluso le dio tiempo a asumir el rol de la actual reina Letizia en la ‘comedia’ que perpetró Telecinco sobre su idilio con el entonces príncipe Felipe.
A Úrsula Corberó la conocimos en 2008 en ‘Física y Química‘ y desde entonces ha encontrado acomodo en las series ‘La República‘, ‘Gran Reserva‘, ‘Mario Conde‘, ‘Isabel‘ y muy pronto estará en ‘Anclados‘. Lo mismo pasó con Maxi Iglesias que tras dejar el colegio Zurbarán se incorporó a ‘Los protegidos‘, ‘Toledo‘ y ahora deambula por ‘Velvet‘. María Castro era hasta hace unos meses Trini, una joven humilde en ‘Vive cantando‘, y en unas semanas se reencarnará en una dama de alta sociedad en ‘Seis hermanas’, un nuevo giro para una actriz que tuvo papeles protagonistas en ‘SMS‘, ‘Sin tetas no hay paraíso‘, ‘Una bala para el rey‘ y en ‘Tierra de lobos‘. Ni con el DeLorean se viaja tanto en el tiempo. A Rodolfo Sancho todavía lo recordamos como rey Fernando y ya ha encontrado trabajo como agente del ‘Ministerio del Tiempo‘, y Álvaro Cervantes anda probándose la corona de ‘Carlos, Emperador‘ cuando todavía queda reciente su presencia en ‘Luna, el misterio de Calenda‘, ‘El corazón del océano‘, ‘Hermanos‘ y ‘Los nuestros‘.
Nadie duda de la versatilidad de algunos intérpretes, pero, reconozcámoslo, no a todos los que abundan por las series se les ha concedido ese don. No todos sirven para un roto y un descosido. Y eso se nota y juega en detrimento de la credibilidad de la serie. ¿Habría resultado mejor producto ‘Los nuestros‘ con actores menos guapos, con menor tirón juvenil y con un reparto más acorde con las características de los personajes? Seguramente. Pero es posible que no hubiese conseguido los mismos datos de audiencia en Telecinco. Sacrificios rentables.
Esa es una de las razones por que las cadenas exigen incluir algunos nombres en el reparto de sus producciones que se supone atraerán espectadores (la fórmula no es infalible). En otras ocasiones son las productoras las que cuentan con un listado de actores de confianza. Globomedia ha sido la que tradicionalmente más ha reciclado a sus intérpretes. Un caso curioso ocurrió la temporada pasada cuando parte del elenco de ‘Luna, el misterio de Calenda‘ (Belén Rueda, Fran Perea, Macarena García) se trasladó, cuando esta fue cancelada en Antena 3, a ‘B&B‘, proyecto de Telecinco. Bambú, la nueva reina Midas de las series, también tiene sus actores fetiche, como Lluís Homar (‘Hispania‘, ‘Imperium‘, ‘Gran Hotel‘, ‘Bajo Sospecha‘), Paula Echevarria (‘Gran Reserva‘, ‘Velvet‘) o Armando del Río (‘Gran Reserva‘, ‘Bajo sospecha‘).
¿Es condición indispensable para que una ficción destaque contar con ‘actores de moda’? No siempre. Aitor Luna triunfó con ‘Los hombres de Paco‘ y luego se estrelló con ‘La fuga‘ o ‘Alatriste‘. Y el fenómeno fans en torno a Martín Rivas tampoco fue suficiente como para que ‘El don de Alba‘ despuntase. Milagros tampoco se pueden pedir. Pero cualquier ayuda viene bien y por eso en ocasiones cadenas y productoras intentan jugar sobre seguro aun a costa de los propios personajes.
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