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Mikel Labastida

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“Como sigas acosando a mi hijo te mato”: El polémico consejo de Sánchez Dragó ante el bullying

“Dile: como sigas acosando a mi hijo te mato”

Fernando Sánchez Dragó


 

La televisión vive una constante ‘tertuliarización’ de cualquier tema. Las cadenas ocupan horas y horas de sus programaciones con tertulias en las que se debaten asuntos de índole variada. Todo es susceptible de formar parte de un coloquio: un partido de fútbol, una pelea entre políticos, una entrega de premios o un desfile de moda. Los tertulianos (esa profesión emergente)  están entrenados para hablar, buscar posturas enfrentadas y para rellenar minutos dando vueltas en torno a lo mismo. La necesidad impuesta por los canales de debatir continuamente obliga a poner sobre la mesa gran cantidad de noticias, casi sin distinción.

Y hay que distinguir. No todas las noticias y asuntos son susceptibles de ser debatidos. Por mucho que estén de moda las tertulias estas no pueden absorber contenidos de manera indiscriminada. Prueba de ello fue el último punto que incluyó Buruaga en la escaleta del primer programa de ‘Así de claro’, con el que regresó el lunes a TVE. Casi al final el periodista invitó a opinar sobre el problema del acoso escolar a propósito del suicidio de una menor en Madrid que sufría humillaciones en clase. ¿Qué se puede debatir ahí? ¿Qué posturas diferentes es posible que manifiesten los invitados? Nada y ninguna.

 

Hay algo que caracteriza las tertulias actuales. Sus integrantes saben de todo y pueden opinar tanto de economía, como de educación o de medicina, sin necesidad de disponer de conocimientos específicos. La figura del especialista o del experto está desapareciendo a favor de estos todoterrenos duchos en diferentes materias. El lunes departieron sobre los pactos políticos tras las elecciones, el himno de España, la condena de Isabel Pantoja y finalmente quiénes son los culpables cuando un menor acosa.

Lo lógico habría sido que esa charla la hubieran formado pedagogos o psicólogos, que son los que normalmente se han de enfrentar a casos de este tipo. Pero no fue así. Al coloquio solo se unió una policía y una joven que ofreció su propio testimonio como acosada. Después los tertulianos se lanzaron a llenar espacio, pero esta vez con un asunto delicado que permite pocos deslices, y menos en una televisión pública. Por ello a los espectadores les extrañó la alegría con la que se repartían responsabilidades (esos padres que no educan con valores de los de antes, de los que Dios manda) y los consejos torticeros que se daban para evitar estas situaciones.

La palma (y era difícil) se la llevo Sánchez Dragó, que hizo unas recomendaciones absolutamente fuera de lugar e impropias de una emisora pública, que pagamos todos los contribuyentes, para aquellos chavales que se han de enfrentar en las aulas al acoso. El escritor explicó que su nieto había sufrido acoso escolar y que para resolver el problema una psicóloga le dijo lo siguiente: “Que plante cara. Si es insultado que insulte, si es zarandeado que zarandee, que se encare, que se engalle. Y si eso no basta vete tú (refiriéndose a la madre) a hablar con él, míralo a los ojos, con ojos llameantes, y dile como sigas acosando a mi hijo te mato. Muy didáctico, muy comedido, y muy cabal. Claro que sí. Ojo por ojo y camorra son las dos mejores opciones que se pueden trasmitir al educar. Dónde va a parar. Tuvo que ser Ángel Expósito quien le recriminase que esas no eran las formas. Más tarde la policía también se desligó del vocabulario usado por Dragó. “Si no te mató, te doy un par de guantazos”, trató de arreglar con poco tacto Buruaga.

¿Y qué hacía Sánchez Dragó opinando de acoso escolar? Estaba en el plató y habló. Igual que podría haberlo hecho de clonaciones o de una nave espacial. En otros temas esto es de menor importancia, pero para uno como el del acoso escolar se espera algo más de sensibilidad y un afán más instructivo y constructivo. El escritor incitó a la violencia y el presentador ni siquiera le reprendió. Buruaga andaba más atento en jalear que eran trending topic o en colar opiniones sobre lo que le viniera en gana. El vídeo se puede ver en la página web de RTVE, con el comentario a partir de las 2 horas y 20 minutos.

TVE no se puede permitir programar un espacio en ‘prime-time’ en el que se traten con esta frivolidad sucesos como el de la joven madrileña y no dar voz a invitados competentes para expresar su visión y sus experiencias respecto al tema. El Defensor del Espectador debería pronunciarse. Y Buruaga también.

El debate del acoso quizá fue el más flagrante, pero el resto de los que se plantearon en el nuevo espacio (que cuesta 60.000 euros semanales, según han publicado diversos medios) tampoco pasaron inadvertidos por el público. A propósito del partido de la Copa del Rey que se jugará el sábado en el Camp Nou y ante la previsible pitada que recibirá el himno español se planteó el coloquio sobre si hay que sancionar a quien pite, al que lo permita o incluso tomar medidas mayores. Ocho contertulios estaban en el plató, siete defendían la misma postura y cuando la única discordante expresó sus conclusiones fueron tachadas por el presentador de ignorantes y “solemne tontería”. ¿Quién dijo que la objetividad y el respeto son algo relevante? El propio Buruaga se solidarizó después con Isabel Pantoja (condenada por un juez tras haber cometido un delito) y dijo sentir pena por ella por la atención mediática que recibe y porque es “la más débil”.

El periodista puso en duda que la cantante tuviese que estar en la cárcel y los métodos que utilizan los jueces. Terrible para una televisión pública. Pero esta televisión pública que tenemos ha perdido el norte sobre cuál debe ser su rumbo y está lanzando por la borda su prestigio (si le queda algo) y su necesaria función.

 

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Sobre el autor

Crecí con 'Un, dos, tres', 'La bola de cristal' y 'Si lo sé no vengo'. Jugaba con la enciclopedia a 'El tiempo es oro' imitando al dedo de Janine. Confieso que yo también dije alguna vez a mi reloj: "Kitt, te necesito". Se repiten en mi cabeza los números 4, 8, 15, 16, 23, 42. Tomo copas en el Bada Bing. Trafico con marihuana en Agrestic y con cristal azul en Albuquerque. Veo desde la ventana a mi vecino desnudo. El asesino del hielo se me aparece en cada esquina y no me importaría que terminase con mi vida para dar con mis huesos en la funeraria Fisher.


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