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Mikel Labastida

El síndrome de Darrin

¡Vivan los pueblos!

“España y yo somos así”

Don Pablo


 

Ya están aquí las vacaciones. Cuando éramos críos la vida se paraba en este momento, los relojes se detenían y entrábamos en un paréntesis de dos o tres meses con pocas leyes ni horarios. Una de las costumbres más cotidianas para una generación cuando llegaban estas fechas era irse al pueblo. El pueblo era ese lugar en el que había nacido tu padre o tu madre, en el que la familia conservaba una casa y donde te reunías en la época estival con tus primos y tíos. A los niños que no tenían pueblo se les observaba con pena y se consideraba que era un drama su situación porque debían quedarse todo el verano en la ciudad. Un pueblo, aunque apenas tuviese tres casas, una plaza y una fuente, era otra cosa, era un plan perfecto para vivir asilvestrado varias semanas.

En el pueblo te encontrabas con otros muchachos a los que no veías hasta que no llegabas allí, a pesar de que durante el resto del año conviviesen en la misma ciudad que tú. Pero eran amigos de pueblo, nada más. Y luego estaban los propios oriundos del lugar, que te veían con alguna reticencia al principio porque tú eras el forastero, pero se les pasaba enseguida tan pronto como te agenciabas una bicicleta, hinchabas las ruedas y comenzabas a trastear con ellos. Dos días después ya eras uno más. Y entonces la jornada se estiraba, las horas nunca se acababan y los planes se amontonaban. Y a cada cual resultaba más divertido. Formabas comandos, construías casetas, descubrías cuevas y lugares secretos, acudías a verbenas y con suerte bailabas, dabas patadas a un balón sin ton ni son, te escondías y te encontrabas, fumabas en algún rincón escondido y pedías de salir. Un no parar. Eran y son cosas que sólo pasan en los pueblos. Así que vivan los pueblos.

 

En homenaje a ellos y antes de que este blog tome vacaciones vamos a repasar algunos pueblos españoles que han tenido presencia en las series nacionales en los últimos años.

 

Nerja

Posiblemente sea el más conocido de cuantos han servido de escenario para alguna producción audiovisual en los últimos años, por la trascendencia de la serie ‘Verano Azul’ y porque reflejaba todas las costumbres que he citado en las líneas anteriores. Se encuentra en Málaga y resulta uno de los destinos más reclamados para los que acuden a la Costa del Sol. En él pasaron su infancia y juventud Tito, Piraña, Javi y Bea y en él ocurrió el suceso más trágico que marcó nuestra pubertad: la muerte de Chanquete. ‘Verano Azul’ y Nerja nos persiguen como una pesadilla y se nos aparecen en nuestras vidas cada cierto tiempo a través de la televisión, tipo ‘Poltergeist’. Algunos de los protagonistas de la serie, atrapados por el síndrome, viven en el municipio andaluz y se dedican a servir de guías turísticos.

 

 

El Espinar de ‘Bajo Sospecha’

Es el pueblo segoviano al que este curso que ha acabado acudían, en ‘Bajo sospecha’, los agentes Víctor y Laura para hacerse pasar por matrimonio e infiltrarse con el objetivo de acercarse a la familia Vega y saber qué había sucedido con la pequeña desaparecida. Llamado Cienfuegos en la ficción, se halla cerca de Madrid y se ha utilizado para numerosas producciones cinematográficas (‘El laberinto del Fauno’, por ejemplo) y publicitarias, lo cual es un buen recurso económico para ellos. Tanto que el año pasado, según fuentes del Ayuntamiento, se dejaron allí 24.000 euros en rodajes. Cuenta con menos de 10.000 habitantes y su ubicación al pie de la Sierra de Guadarrama lo hacen un lugar privilegiado. Quien acuda puede hacerlo tranquilo, los sucesos escabrosos únicamente se recrean frente a las cámaras, no acontecen así como así.

 

 

Sagrillas

El pueblo de ‘Cuéntame’ en realidad no existe. La familia Alcántara a donde se traslada en la pequeña pantalla es a Arahuetes, una localidad emplazada en Segovia, a pocos kilómetros de Madrid. Sirvió de escenario también de ‘Los girasoles ciegos’ y el municipio ha visto en el turismo cultural una salida para subsistir frente a la despoblación que le amenaza desde hace años. Desplazarse hasta este lugar es como retroceder en el tiempo, tanto por las tradiciones que mantiene (la subasta de las andas tras las procesiones, la tira-soga…) como por su fisonomía, que ha logrado esquivar cualquier tipo de urbanizaciones.

 

 

San Martín del Sella

Los que sí supieron sacarle rendimiento a su presencia en la pequeña pantalla fueron los habitantes de Lastres, municipio asturiano convertido en San Martín del Sella para la serie ‘Doctor Mateo’, que se emitió con éxito en Antena 3. El Ayuntamiento diseñó un folleto informativo sobre los lugares que se podían ver en la ficción para que quienes acudiesen interesados por la pequeña pantalla encontrasen con facilidad los rincones que recorrían los personajes de Gonzalo de Castro y Natalia Verbeke. Por ejemplo la casa en la que habita el Doctor Sancristóbal era realmente la antigua vivienda del médico del pueblo y se usaba para consultas y como laboratorio. Y la capilla donde Mateo dejó plantada a Adriana el día de su boda es en realidad la de San Roque y cuenta con un mirador impresionante para ver en toda su plenitud la localidad.

 

 

 

El pueblo de ‘Gran Hotel’

Lo que es el hotel en el que se sucedían la mayoría de dramas de la ficción protagonizada por Amaia Salamanca y Yon González está en Santander y es en realidad el Palacio de la Magdalena, pero los personajes de vez en cuando se acercaban al pueblo que supuestamente estaba cerca y al que llamaban Cantaloa. Su nombre verdadero es Patones de Arriba y también se localiza en la sierra de Madrid y se caracteriza por los paisajes naturales de los que está rodeado y el bello empedrado de sus calles y casas, ajeno a cualquier atisbo de nuevas modas. Por suerte.

 

 

 

Puebla Nueva del Rey

Lo del turismo rural a propósito de la tele no se ha inventado ahora. A mediados de los 70 España entera se sentaba los domingos ante la pequeña pantalla para trasladarse a Puebla Nueva del Rey, la localidad donde se desarrollaba ‘Crónicas de un pueblo’, la ficción dirigida por Antonio Mercero y que en realidad se grabó en Santorcaz, en Madrid, a 15 kilómetros de Alcalá de Henares. El cura, el alcalde, el cabo de Guardia Civil y la boticaria eran algunos de los personajes que lograron empatizar con los espectadores, que atraídos por recorrer las calles sin asfaltar que veían por la tele se acercaron a conocerlo. Aquello transformó al pueblo. Los días laborables vivían del rodaje y los fines de semana de los turistas que lo frecuentaban.

 

 

Otros viajes diferentes: Ruta por el Nueva York más televisivo; Sherlock Holmes en el Londres Olímpico; Las Vegas siempre merecen la penaLa Ruta 66 y un viaje digno de reyes por las localizaciones de ‘Juego de tronos’.

 

Durante las vacaciones El Síndrome de Darrin acogerá una galería de personajes secundarios que pueblan las cadenas que nunca acaparan las entrevistas ni los grandes titulares, pero que aportan su granito al mundo de la televisión.

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Sobre el autor

Crecí con 'Un, dos, tres', 'La bola de cristal' y 'Si lo sé no vengo'. Jugaba con la enciclopedia a 'El tiempo es oro' imitando al dedo de Janine. Confieso que yo también dije alguna vez a mi reloj: "Kitt, te necesito". Se repiten en mi cabeza los números 4, 8, 15, 16, 23, 42. Tomo copas en el Bada Bing. Trafico con marihuana en Agrestic y con cristal azul en Albuquerque. Veo desde la ventana a mi vecino desnudo. El asesino del hielo se me aparece en cada esquina y no me importaría que terminase con mi vida para dar con mis huesos en la funeraria Fisher.


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